Alain Juillet (1942), militar de carrera, tras haber ocupado los más altos puestos dentro de los Servicios de Inteligencia Franceses, pasó a la vida civil habiendo sido Presidente de Marks & Spencer y de Jacobs-Suchard France, para terminar ostentando desde 2003 el cargo de Alto Responsable para la Inteligencia Económica del Gobierno de Francia. Desde esta posición, Alain Juillet ha impartido numerosas conferencias y seminarios y se ha consagrado como la cara visible y civilizada de la inteligencia económica europea.
¿Cuál es su percepción sobre la crisis financiera actual y su impacto sobre el modo de producción?
La crisis financiera es el resultado de la exigencia de retorno sobre inversión creciente en un plazo cada vez más reducido, hasta la entrada en el mundo virtual. La crisis acabará cuando hayamos terminado de pagar las pérdidas, empezando por la subprimes y otros productos del mismo tipo, siguiendo con los hedge funds y acabando con los LBO. Como decía hace algunos días Jack Welch, el gran empresario norteamericano, la creación de valor para el accionista ha sido la peor idea de los veinte últimos años porque nos ha hecho olvidar los fundamentos de la empresa. Los beneficios no tienen que ser la prioridad absoluta de las empresas. Atraídos por la posibilidad de ganar mucho en poco tiempo, una mayoría de expertos ha olvidado que los resultados tienen que ser la consecuencia de una dirección de empresa equilibrada.
¿Cree que esta crisis nos adentra en una nueva forma de organización económica a nivel global? ¿Cuáles serían sus características?
Nos equivocamos pensando que la crisis es financiera. En realidad la financiera es la parte emergida del iceberg. Estamos en medio de una crisis que incluye el paso de una economía liderada desde hace 400 años por Europa y Estados Unidos, hacia un mundo multipolarizado con el desarollo de una serie de otras zonas económicas fuertes, como China, India, Rusia o Brasil, que quieren defender y promover sus propios intereses. Por otra parte, está claro que estamos sufriendo una crisis de los valores que han sido la fuerza de nuestro continente: el dinero fácil ha hecho mucho daño. Tomando en cuenta este entorno, toda nueva organización económica requiere la capacidad de enfrentarse con estas realidades para construir las buenas respuestas.
¿Cómo afectaría el nuevo escenario a la competitividad internacional?
Una empresa no puede desarrollarse a largo plazo con una política a tres meses. Frente a los bajos costes de producción en una gran parte del mundo, mantener la competitividad requiere inversiones en I+D en el proceso industrial, en la formación y en habilidades del personal. Desarrollar y facilitar la innovación es esencial para introducir y conservar una ventaja competitiva. Al mismo tiempo, tomando en cuenta la subida del número de empresas competidoras a nivel mundial, necesitaremos una organización eficiente para identificar las amenazas de los competidores y las oportunidades de los mercados.
¿Cómo deben responder las empresas ante los cambios que vive actualmente la economía global?
Con adaptación y desarrollo de la capacidad de cambio rápido. Entramos en un mundo en el cual ninguna empresa tendrá la capacidad de mantener su liderazgo a largo plazo frente a todos los competidores llegados de fuera. La flexibilidad, la capacidad de cambiar de rumbo para defenderse y aprovechar las oportunidades, impone tener un sistema industrial y un personal adaptado y listo para realizarlo. Con el desarrollo de las herramientas en tecnologías de la información, la velocidad va a ser una clave de nuestro futuro.
Los latinos tienen otra visión de la crisis
Tomando en cuenta el déficit americano, la evolución de China y el éxito del euro, hay que estudiar el uso del dólar y de otras divisas como moneda de reserva. Hoy en día, habiendo leído los mismos libros y escuchado los mismos profesores, todos los empresarios del mundo saben como desarrollar una oferta y una demanda eficiente. Es muy difícil sorprenderles con algo nuevo. En la crisis, el más mínimo hecho puede ayudar a la reducción del riesgo. Los latinos han construido una visión mucho más abierta que cubre todo el entorno y parece dar una respuesta más amplia a la crisis actual.
¿En qué va a cambiar el sistema financiero como consecuencia de esta crisis?
Con el G20 ha empezado la evolución del sistema financiero mundial. Queda mucho que resolver porque Bretton Woods está muy lejos y los nuevos países no están dispuestos a abandonar un sistema que ha fallado. Hay que implementar unas leyes claras para impedir que el mundo financiero pueda volver a repetir los mismos fallos. Tomando en cuenta el déficit americano, la evolución de China y el éxito del euro, hay que estudiar el uso del dólar y de otras divisas como moneda de reserva. También es necesario construir nuevas organizaciones internacionales más adaptadas a la realidad del mundo en el cual entramos.
¿Cómo puede ayudar la Inteligencia Económica a la comprensión y la superación de la crisis?
La inteligencia económica permite recoger los datos y analizar las informaciones del mundo entero para conocer las amenazas y oportunidades que interesan a nuestros países y a nuestras empresas. Hoy en día, habiendo leído los mismos libros y escuchado a los mismos profesores, todos los empresarios del mundo saben como desarrollar una oferta y una demanda eficiente. Es muy difícil sorprenderles con algo nuevo. Por lo tanto, la capacidad de anticipar gracias al conocimiento adquirido con ayuda de la inteligencia económica, constituye una real ventaja competitiva. En medio de la crisis y ante un mercado muy difícil, el más mínimo hecho puede ayudar a la toma de decisión y a la reducción del riesgo.
Gran parte de la labor de inteligencia se basa en la obtención de información. ¿En qué ha cambiado este proceso debido a las nuevas tecnologías?
La inteligencia económica utiliza un ciclo de cuatro etapas: análisis del marco del estudio y de las tendencias del futuro, la búsqueda y selección de los datos, el análisis y tratamiento de las informaciones, la distribución de los resultados en el seno de la organización. Las nuevas tecnologías permiten trabajar sobre un espacio mucho más amplio, recoger una gran cantidad de datos, y analizar un número de informaciones que sobrepasa más de mil veces lo permitido con las técnicas del pasado, utilizando un periodo de tiempo muy reducido. Gracias a esta evolución es posible profundizar muchos más caminos y soluciones y sobre todo hacer síntesis de informaciones adquiridas a través de fuentes abiertas que no se tenían en cuenta hace 10 años.
¿Siempre están claros, desde el punto de vista legal, los procedimientos de la Inteligencia Económica?
La inteligencia económica utiliza solamente toda la información abierta que es adquirida por medios legales. Hoy en día es posible recoger con nuestras técnicas el 95% de todas las informaciones sobre un tema, una empresa o una persona en cualquier parte del mundo, si uno conoce el idioma utilizado. Por lo tanto, no se necesita sobrepasar la línea roja practicando espionaje industrial. Además, el riesgo es demencial porque este tipo de historias puede matar a una empresa o por lo menos destruir su imagen. Igualmente tenemos que asegurar nuestros propios datos. Los competidores de algunos países, para ganar cuotas de mercado, son tentados por actuaciones oscuras que precisamos impedir. La protección es una parte clave de la inteligencia económica.
Recientemente ha saltado el escándalo de una multinacional (Nestlé) que había colocado un espía dentro de una ONG (Attac). ¿Es este proceder una buena aplicación de la inteligencia económica?
En este tipo de historia ninguno es blanco o negro. Todo el mundo está en la zona gris. Frecuentemente las ONG publican datos secretos robados de las empresas para demostrar que tienen razón. Por lo tanto, no hay que extrañarse de que algunas compañías tengan respuestas que van en el mismo sentido. Para nosotros, todo el mundo tiene que respetar las leyes de su país, tanto los de un lado como del otro. No hay una sola razón para salir de este principio. Quiero añadir que los servicios de investigación estiman en alrededor de un 70% las ONG manejadas o financiadas por compañías privadas o Estados, para defender de manera indirecta sus intereses. Un estudio reciente de la fundación Prometheus sobre las cien ONG más grandes del mundo, ha permitido descubrir que la gran mayoría no quiere informar claramente sobre su financiación, su organización y la toma de decisión a nivel del consejo de administración o de dirección.
¿Cómo definiría el estado de la Inteligencia Económica en Europa con relación a Estados Unidos? ¿En qué medida condiciona este estado al liderazgo europeo en el mundo?
Estados Unidos está muy por delante de nosotros porque ha invertido en las nuevas tecnologías de manera creciente desde los anos 1990. Además, las compañías privadas y la administración del Estado tienen una real capacidad para trabajar en conjunto cuando los intereses americanos están en juego. Europa se ha despertado desde los primeros años del siglo enfrentándose con las pérdidas de contratos y la compra de compañías de alta tecnología. Al lado de la visión norteamericana de la “competitive intelligence”, que enfoca principalmente la competencia, y de la visión inglesa del “business intelligence”, los latinos han construido una visión mucho más abierta que cubre todo el entorno y parece dar una respuesta más amplia a la crisis actual.
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