En una conferencia de prensa dada en Londres y Nuevo México simultáneamente, dirigentes de la empresa Virgin Galactic (creada por Richard Branson, magnate de la compañía aérea Virgin) y del Estado de Nuevo México han anunciado esta semana un histórico acuerdo para construir una base espacial que costará 225 millones de dólares en el sur del Estado, a 40 kilómetros de la ciudad Truth or Consequences.
Este acuerdo costará a Virgin Galactic un millón de dólares anuales durante los cinco primeros años de explotación, que abonará al Estado de Nuevo México. Virgin Galactic pretende que esta base se convierta en el primer aeropuerto espacial privado de la historia de nuestro planeta destinado al turismo.
Aunque los primeros vuelos partirán del desierto de Mojave en California, a partir del año 2010 los pasajeros con suficientes posibilidades económicas despegarán desde el nuevo aeropuerto espacial de Nuevo México, una región elegida por su clima, su espacio aéreo libre, su baja densidad de población, su altitud y su belleza paisajística.
Virgin Galactic confía en el éxito comercial de la iniciativa, ya que casi 40.000 personas procedentes de más de 120 países se han interesado y han pagado incluso una reserva. Se espera que haya muchos más turistas espaciales dispuestos a embarcar entre los multimillonarios terrestres.
Según la empresa, el proyecto es viable comercialmente, y cuenta con una tecnología segura de vuelos espaciales privados, por lo que es probable que haga surgir una nueva y revolucionaria industria en Nuevo México.
2010, rumbo a la ingravidez
Cuando se inaugure este primer aeropuerto espacial dentro de cinco años, habrá dos o tres vuelos diarios al espacio. Serán vuelos suborbitales, desde los que se pueda observar el planeta entero, así como tener la extraña experiencia de flotar en medio de la ausencia de gravedad terrestre.
Para estos viajes se desarrolla una nave denominada “SpaceShipTwo”, que seguirá el modelo de la nave SpaceShipOne, y en la que podrán subir hasta cinco pasajeros. En total, Virgin Galactic contará con una flota de cinco naves de este tipo.
La Space Ship One fue la nave en la que, por primera vez, un astronauta alcanzó el espacio por medios privados. Creada por la empresa Scaled Composites, con financiación del multimillonario de Microsoft Paul Allen, esta nave alcanzó los 100 kilómetros de altura en vuelo, es decir, superó la atmósfera de la Tierra (en junio de 2004) sobrevolando el desierto de Mojave, en California.
Casi la totalidad del aeropuerto de Nuevo México se instalará bajo tierra, mientras que en la superficie estarán sólo la pista de despegue y aterrizaje, la torre de control y algunos edificios de emergencia.
Como será un vuelo espacial turístico
En la web de Virgin Galactic se explica con detalle como será uno de estos prometedores viajes, destinados inicialmente a clientes muy ricos. Para empezar, se recoge al turista espacial en un jet de Virgin Galactic y se le lleva a las instalaciones espaciales, donde contará con un alojamiento de lujo. Durante un tiempo, el turista deberá pasar por una fase de entrenamiento, de preparación médica y de vuelos con simuladores.
Una vez que la empresa considera que el turista está preparado, lo dispone para el viaje fuera de este mundo: el vuelo comienza en una pista (no en una plataforma de lanzamiento). Una nave del tipo SpaceShipTwo, que se llamará nave Virgin Galactic, será llevada a 16 kilómetros de altitud por una nave nodriza.
Allí, empezará la cuenta atrás y la Virgin Galactic será propulsada al espacio por sus proios motores. A una velocidad cuatro veces superior a la de una bala, el turista notará ligeramente que se aleja de la Tierra, pero podrá ver el impresionante paisaje a través de las ventanas.
La llegada al espacio hará que se detengan los motores y que los viajeros disfruten por fin de la sensación de ingravidez. La nave se colocará de manera que los turistas tengan una buena vista del planeta.
La visita espacial, sin embargo, sólo durará unos minutos. Luego, se volverá hacia la Tierra atravesando la atmósfera de la “manera más cómoda posible”. Virgin Galactic asegura además el vídeo y las fotografías del viaje para que los turistas puedan mostrarlas a la posteridad.
Todo eso, por el precio de 200.000 dólares por billete, unos 166.650 euros, o lo que es lo mismo, más de 27 millones de las antiguas pesetas. Cualquiera que desee probar, lo tendrá a mano dentro de tan sólo cinco años, según los promotores de este ambicioso proyecto.
Largo proceso
Virgin no es la única compañía interesada en explotar los viajes espaciales. También existe la norteamericana Space Adventures, asociada a la Agencia Federal Espacial de la Federación Rusa, que ya ha enviado turistas espaciales a la Estación Espacial Internacional (ISS, en sus siglas en inglés), y que ofrecerá a partir de 2008 viajes alrededor de la Luna al precio de 40 millones de euros por billete.
Para estos vuelos se cuenta con la llamada Ciudad de las Estrellas, situada en los alrededores de Moscú, cerca del aeródromo de Tchkalov. Habitada con 5.000 habitantes, la Ciudad de las Estrellas posee instalaciones para el entrenamiento y preparación de los turistas espaciales, como simuladores y centrifugadores.
Virgin no se propone llegar tan lejos, ya que su oferta es mucho más limitada y económica que la de Space Adventures, pero su compromiso con Nuevo México señala la afirmación de una nueva actividad económica en torno a los vuelos espaciales que evolucionará con el tiempo facilitando nuevas experiencias a nuestra especie.
Para el desarrollo previsible de esta actividad se han elaborado ya, quizás un poco prematuramente, diversos proyectos arquitectónicos que permitan en teoría construir hoteles en la Luna, bien en su superficie o en su órbita, algunos con capacidad de hasta 5.000 habitaciones, para acoger a los turistas espaciales durante su estancia.
El hecho de que Estados Unidos haya anunciado su propósito de crear bases humanas permanentes en la Luna a partir de 2025 o 2030 ha estimulado la actividad privada en torno al espacio, además de impulsar las ventas de terreno lunar por parte de algunas empresas, la mayoría norteamericanas, situadas al límite de la legalidad.
El aeropuerto espacial de Nuevo México constituye un nuevo episodio de esta carrera espacial que hace extensivo el viaje por el espacio exterior a personas privadas con recursos, además de a los astronautas de los gobiernos comprometidos con la exploración del espacio.
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