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José Manuel Gil: el cerebro dañado puede recuperarse

Alargar la vida del cerebro pasa por un trabajo constante de ejercicio físico vigoroso, trabajo neurológico continuo y cierta ayuda de suplementos, asegura José Manuel Gil. El autor del libro «El viaje de Luis» recuperó completamente el cerebro dañado de su hijo en una odisea que describe paso a paso en esta entrevista.

José Manuel Gil Antón es un padre que consiguió la plena recuperación de su hijo Luis, de 12 años, víctima de un accidente casero que le provocó la muerte y dañó profundamente su cerebro. La medicina logró recuperar la vida de Luis y José Manuel, un ingeniero sin conocimientos médicos, consiguió que el cerebro de su hijo recuperara totalmente su capacidad, a pesar de haber estado veinte minutos sin oxígeno.

En esta entrevista concedida a Tendencias21TV, José Manuel Gil,  autor del libro “El viaje de Luis”, explica su experiencia y los conceptos que llevaron a la plena recuperación neuronal de su hijo, 

El viaje de Luis

El viaje de Luis no es precisamente un viaje idílico: es la historia real de un niño de 12 años que sufrió un grave accidente y logró una recuperación milagrosa gracias al tesón de su padre y autor del libro, José Manuel Gil. Este viaje comienza para Luis cuando se clava una navaja en el pecho, muy cerca del corazón, lo que le causa la muerte durante veinte minutos. Los equipos sanitarios que atienden a Luis consiguen resucitarle, pero la parada cardiaca provocaría un daño cerebral severo y unas posibilidades de recuperación escasas. Con el paso de los días y con el niño en la UCI, el padre cuenta cómo toma las riendas de la rehabilitación de Luis utilizando un método que denomina “Rehabilitación en 3 ejes” y que está apoyado en sus conocimientos sobre el cerebro y en el estudio que lleva a cabo en esos momentos para sacar adelante a su hijo.

El método de “Rehabilitación en 3 ejes”
 
Uno de los ejes o pilar consistió en el ejercicio físico vigoroso, que en diversos estudios realizados en los últimos 15 años se ha demostrado que produce, además de endorfinas, factores neurotróficos que fomentan el establecimiento de nuevas conexiones entre neuronas y el nacimiento de neuronas nuevas.

El cerebro tiene la capacidad de recuperar el daño producido en las neuronas a raíz de un accidente o lesión, por lo que el segundo eje, el trabajo neurológico, consiste en realizar tareas de reaprender las capacidades perdidas. Gracias a ello se vuelven a establecer conexiones neuronales, pero no con las neuronas que han muerto, sino con otras neuronas que las sustituyen o con las neuronas que, si bien han resultado dañadas, no han muerto del todo.

El último pilar es el uso de compuestos, medicinas, suplementos, muchos de ellos naturales, que apoyan el funcionamiento del cerebro y la recuperación. Aunque Gil insiste en que “este pilar es probablemente el menos importante de los 3, también puede ayudar porque existen numerosos estudios que así lo avalan”.

Aplicación en otros casos
 
Los principios utilizados por José Manuel Gil y su hijo Luis, según indica, “son aplicables a cualquier persona, pero no sólo a personas que hayan sufrido accidentes, lesiones o tengan enfermedades cerebrales, sino también a cualquier persona sana que desee mejorar sus capacidades cerebrales y retrasar el envejecimiento neuronal”. Hay que tener en cuenta que no todos los casos son iguales, no se producen del mismo modo ni la gravedad ni las consecuencias son las mismas, por lo que “habrá que adaptar a las circunstancias de cada persona lo que se aplica del método de los 3 ejes”, concluye Gil.

En el caso del Alzheimer, una enfermedad multifactorial, uno de los factores es la genética, “pero también incluso en esta enfermedad, donde la componente genética es muy grande, se ha visto que la probabilidad de padecer la enfermedad se modifica con el modo de vida (alimentación, ejercicio físico y trabajo neurológico) que tiene la persona”, explicó el experto.

Bases científicas

Para concebir  el método, José Manuel Gil se basó en numerosos libros y estudios de medicina y neurología realizados por distintas entidades (universidades, hospitales, etc.), relativamente recientes, no más de 15 o 20 años atrás. En todos ellos queda recogido el impacto del ejercicio en el cerebro, cómo el trabajo neurológico hace que se recuperen las funciones cerebrales y se establezcan conexiones nuevas, o lo mismo referido a los compuestos. En muchos de los experimentos realizados con animales se ha visto que en el cerebro nacen neuronas nuevas, o que cuando a un animal o persona se le pone algo que se llama un “ambiente rico en estimulación”, el cerebro simplemente por estar en ese lugar crea muchas más conexiones neuronales.
 
José Manuel Gil, a pesar de ser Ingeniero de Telecomunicaciones, contó con dos grandes apoyos para realizar su método, su familia. Su padre es médico y su madre farmacéutica, además el área del cerebro es algo que siempre le había interesado.

La música, un punto fuerte de la recuperación

La música jugó un gran papel en la recuperación de Luis, desde los primeros días, cuando su padre le cantaba o le ponía los cascos con música muy alta para estimularle y despertarle del coma. Durante su recuperación también hacían música todos los días, gracias a la afición de padre e hijo al saxofón. “Hoy en día Luis toca mejor el saxofón de lo que lo hacía antes del accidente” declara su padre.

La música tiene un gran impacto para el cerebro, es un ejercicio tremendo para el cerebro, porque intervienen muchas áreas de él a la vez y además tienen que estar de manera coordinadas. “Cuando uno tiene una partitura delante, primero tiene que saber leer la partitura, con lo que ejercitas la vista y además estas interpretando las notas (como cuando uno aprende a leer y está leyendo un libro), a la vez que decodificas qué nota tienes que interpretar poniendo los dedos para tocar esa nota. Todo eso tiene que estar coordinado y en función del tiempo, ya que no puedes hacerlo en cualquier momento porque sino ya no suena igual. En definitiva, es un ejercicio muy importante para el cerebro porque requiere la comunicación de diferentes áreas cerebrales, además de diferentes hemisferios”, explica Gil.

La conexión emocional

El cerebro responde enormemente ante la emoción, que no tiene un elemento técnico. Por ello, según el autor, es muy importante que los familiares intervengan en el proceso de recuperación, primero porque la rehabilitación que le van a dar a un accidentado en un centro profesional siempre va a estar limitada (no van a poder darle 10 horas al día de rehabilitación por diferentes razones, económicas, de recursos, etc.). Y segundo porque el poder (la naturaleza afectiva) que tienen los familiares sobre el enfermo no lo tienen los especialistas, con los que siempre hay que contar.
 
“La solución pasa por complementar la intervención de los profesionales que saben en qué fases y cómo hay que rehabilitar al enfermo, con el trabajo complementario de los familiares en casa que le pueden aportar muchas más horas y mucha más rehabilitación al enfermo. O sea que la tarea del familiar es muy importante”, concluye Gil.

Perfil

José Manuel Gil Antón es Ingeniero de Telecomunicación, Máster en Economía y Dirección de Empresas (IESE) y en Dirección de Operaciones (APICS). Ha fundado diversas empresas tecnológicas y es amante de la música, junto con su hijo Luis. Practica ejercicio a diario y toma compuestos y vitaminas para prevenir el envejecimiento cerebral. Ha creado el sistema de Rehabilitación de 3 Ejes que ayudó a la completa recuperación de su hijo.

RedacciónT21

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