Cualquier nueva estrategia de gestión de tierras que se quiera aplicar a regiones en las que vivan pueblos indígenas deberá tener en cuenta la influencia de las creencias sobrenaturales de estos pueblos en el uso sostenible de los bosques, señala un estudio reciente realizado por científicos del Center for International Forestry Research (CIFOR) y del CIRAD, el Centro francés de investigación agronómica para el desarrollo.
“El hecho es que, para muchas comunidades, los agentes sobrenaturales son realidades”, afirma uno de los investigadores del CIFOR y autor del estudio, el antropólogo Masatoshi Sasaoka en un comunicado del propio centro.
Junto con el científico del CIRAD, Yves Laumonier, Sasaoka ha estudiado los sistemas de creencias de los indígenas de los bosques de la isla Seram, del archipiélago de las Islas Molucas de Indonesia, así como la relación de dichas creencias con el uso de los recursos naturales de la zona.
Prohibiciones y creencias
Según Sasaoka: “muchas de las prácticas de gestión de recursos aplicadas por estos indígenas están estrechamente relacionadas con su perspectiva del mundo sobrenatural. Si esto se obvia en las nuevas estrategias de gestión, y se infravalora el papel de las creencias sobrenaturales de las poblaciones locales, entonces la independencia de la gestión de los recursos de estos pueblos decaerá, y las instituciones locales que podrían contribuir a un uso sostenible y socialmente igualitario de los recursos fracasarían”.
El estudio del CIFOR y del CIRAD arroja luz sobre la relación entre la gestión forestal y las creencias sobrenaturales de una comunidad de 320 personas que habitan en el centro de Seram, donde el cuscús marsupial, el jabalí salvaje y el ciervo de Timor constituyen más del 90% de los recursos de alimentación, en forma de animales salvajes, consumidos por los habitantes de la zona para la consecución de proteínas.
Estos pobladores desarrollan un medio de vida de subsistencia y dependen del sagú, que cubre el 70% de sus necesidades energéticas totales. El sagú es rico en carbohidratos, pero contiene pocas proteínas, por lo que los recursos de caza resultan indispensables.
Los habitantes de Seram han dividido el bosque original en más de 250 partes para cazar. Cuando el número de animales decrece en una de esas partes, sus dueños imponen una prohibición de caza en la zona, “seli kaitahu”, y piden a los espíritus del bosque y a sus ancestros que restauren las poblaciones de especies que ellos cazan.
El respeto al seli kaitahu se debe a la creencia subyacente de que la violación de esta prohibición puede traer mala fortuna al transgresor y a su familia, una maldición que aplicarían los espíritus del bosque y los ancestros.
Castigo sobrenatural
Este tipo de infracciones son raras, lo que demuestra que las ideas de la población acerca de los agentes sobrenaturales y sus poderes aún influyen fuertemente en el uso de los recursos del bosque.
Y, dado que las creencias ayudan a estas personas a dar explicaciones sobrenaturales a las desgracias que puedan ocurrirles, el poder de los agentes sobrenaturales para mantener las leyes de gestión forestal establecidas resulta continuamente reforzado.
Durante el estudio, muchos de los pobladores de la región analizada le contaron a Sasaoka la historia de un hombre que había violado el seli kaitahu, como prueba de que los espíritus castigaban a aquéllos que violaban la ley.
El relato señala cómo un cazador que violó el seli kaitahu establecido en una parte del bosque había muerto aplastado por un árbol, que el propio cazador había cortado para tratar de atrapar a un cuscús que se escondía en él.
La gente de la aldea creía que si el cazador hubiera obedecido el seli kaitahu, ese accidente nunca habría ocurrido. Por otro lado, los autores del estudio señalan que los mecanismos de ejecución sobrenatural también sirven para evitar la discordia entre los pobladores, porque nadie acusa ni castiga directamente a los transgresores. Este aspecto es especialmente importante en Seram central, donde la gente tiende a evitar las confrontaciones a toda costa.
Proteger por igual los bosques y la cultura
Los habitantes de las montañas de esta región no son los únicos que relacionan las creencias sobrenaturales con una gestión sostenible de los recursos forestales.
Según un estudio realizado en 2004 por la científico del CIFOR, Carol Colfer, el pueblo Iban de Kalimatan, en la isla de Borneo, Indonesia, también considera ciertas prácticas forestales como sagradas. Esto posibilita la existencia de refugios para la vida salvaje y, como resultado, garantiza el mantenimiento de recursos de caza.
Pero los casos no se limitan a Indonesia. Alrededor de 60 millones de pueblos indígenas de todo el mundo dependen casi completamente de los bosques, y existen ejemplos de las relaciones que se establecen entre las creencias religiosas, la conservación forestal y los medio de vida rurales en muchos países del planeta.
“A pesar de la evidencia de su importancia, las creencias sobrenaturales de los pueblos indígenas continúan considerándose como “no científicas” y siendo ignoradas por ONG e instituciones gubernamentales que buscan el desarrollo de estrategias de gestión de recursos en estas comunidades”, afirma Sasaoka.
El antropólogo añade que, aunque aún se necesita hacer más investigaciones, los resultados obtenidos hasta ahora muestran ya algunas lecciones importantes: “Para promover realmente la gestión independiente de los recursos por parte de los indígenas que coexisten con agentes sobrenaturales, necesitamos un nuevo modelo de gestión de recursos que sea compatible con las creencias de estas poblaciones”.
El investigador tiene claro que “las instituciones y las ONG tienen que tener en cuenta, cuando intervienen en nombre de la conservación y de la gestión de los recursos forestales, que en estas acciones se debe proteger la cultura de los pueblos tanto como los bosques en los que éstos viven”.
Otros ejemplos
Los resultados del presente estudio coinciden con los de otras investigaciones que señalan la importancia de las religiones locales en la gestión de los recursos naturales de algunas poblaciones.
Por ejemplo, se ha descubierto que existe una relación entre la fuerte religiosidad de los llamados Blang, una minoría étnica china, y el desarrollo económico y la ecología de la región en la que los Blang viven.
Asimismo, un estudio realizado por científicos de la Universidad Autónoma de Barcelona, constató que las creencias religiosas de los amazig o bereberes del Alto Atlas de Marruecos favorecen la gestión sostenible de los terrenos.
Científicos de la Universidad de Kent, en el Reino Unido, embarcados en una investigación al respecto realizada en Sumatra y África, han señalado que la reverencia antigua hacia el medioambiente presente en la religión y la cultura es una fuerza muy poderosa capaz de detener la destrucción de la biodiversidad.
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