La Arquitectura de la Inteligencia es la arquitectura de las redes. Une por primera vez los tres entornos espaciales en los cuales nos desenvolvemos a comienzos del siglo XXI: la mente, el mundo físico, y las redes de comunicación.
De igual modo que la arquitectura “sólida” facilita, o complica, nuestros movimientos en el espacio newtoniano, la Arquitectura de la Inteligencia potencia nuestros movimientos virtuales y la reunión de nuestras mentes para cualquier propósito compartido.
Es también la arquitectura de la conectividad. Está creando una nueva comunidad humana, y puede arrastrar al débil y acosado sistema político democrático a una mutación de sí mismo, en la que las personas vuelvan a tener su lugar y su importancia.
En su nueva obra Principios de la Arquitectura de la Inteligencia, 2003, Derrick de Kerckhove, director del Centro McLuhan de Cultura y Tecnología, Universidad de Toronto, establece las líneas de fuerza de la nueva disciplina arquitectónica.
Arquitectura global
En ella, afirma, “ por primera vez en la historia humana, el alcance cibernético de la arquitectura permite a los ‘cibertectos’ diseñar una arquitectura realmente global”.
La Arquitectura de la Inteligencia se refiere a un nuevo espacio, en el cual se está o no se está, se puede entrar y salir de él, posee sus propias fronteras, su extensión y límites, sus barreras de acceso. Es un espacio que tiene una particularidad respecto al anterior: nuestra conciencia se objetiva en él. Cada vez mayor proporción de nuestra inteligencia viaja a través de cables de fibra óptica y se presenta en pantallas de ordenador.
La edificación de este nuevo espacio representa una implosión, puesto que todo el espacio se internaliza, y su límite se sitúa en el propio yo personal. El mundo entero desemboca, por una nueva fuerza centrípeta¸ en el nodo de la red donde yo me encuentro. Una forma insólita de ubicuidad que obliga a plantear las reglas universales de la espacialización.
Hitos en la espacialización
La aparición del ciberespacio nos invita a reconsiderar las dos concepciones dominantes que al respecto nos han conformado. De Kerckhove expone en sus Principios… los dos hitos que han guiado la espacialización arquitectónica a lo largo de la historia occidental.
HIPODAMO DE MILETO, arquitecto del General Pericles, nacido en el siglo V antes de Jesucristo, dirigió la construcción del Pireo, el puerto de Atenas, del que partían las naves que hicieron de Atenas la potencia indiscutida de la época.
Hipodamo introduce el PRINCIPIO DE RACIONALIDAD, que puede traducirse por PROPORCIONALIDAD, en lo que a arquitectura se refiere. Fue el primero en la historia en introducir el DISEÑO EN CUADRÍCULA de las ciudades, el que se basan gran parte de las ciudades europeas y la totalidad de las norteamericanas, (construidas por completo después de la aparición de la imprenta). Antes de Hipodamo, las ciudades se edificaban y extendían sin planificación alguna, limitándose a satisfacer las necesidades de cobijo, defensa y oración.
VITRUBIO, ingeniero militar con Julio Cesar, escribió el Tratado de Los Diez Libros de Arquitectura, dedicado al emperador Augusto, en el 27 a.JC. Su tratado gozó de una enorme distribución durante el Renacimiento en toda Europa, y las reglas arquitectónicas de ésta época se basan en él.
Estabilidad, utilidad, belleza
Al carecer de imágenes, el Tratado podía ser interpretado de formas muy diversas según la nación receptora, como así fue. Vitrubio resume los principios arqutectónicos en tres: FIRMITAS, UTILITAS, VENUSTAS (estabilidad, utilidad, belleza) .
Introdujo muchas consideraciones sobre la proporcionalidad entre los volúmenes y la geometría de las estructuras. Pero, y lo que es fundamental para nuestra nueva Cibertectura: en Vitrubio la percepción completa de los edificios está dominada por la visualización de sus fachadas. En otras palabras, el edificio se presenta literalmente como una teoría, es a algo que observar, casi una construcción teatral.
Esto coloca a los ciudadanos en una continua relación frontal con el mundo. Dicha relación constituye un principio oculto de nuestro pasado. Lo que sucede con el espacio de la nueva arquitectura es que las redes y la realidad virtual desafían el principio de frontalidad: el espacio ya no es hacia fuera y enfrente de mí.
Esta noción pierde toda vigencia, puesto que ahora nuestro sentido espacial está construido por el espacio físico, el virtual y nuestro propio espacio mental, el cual es puesto en circulación a través de los cables y las pantallas.
La electricidad, nuevo cimiento
El hardware y el software son los ladrillos y el cemento de la nueva arquitectura. Y la electricidad constituye en todo este proceso la tecnología central, en la cual todo se sostiene. La electricidad es la que ha creado una relación enteramente nueva con el espacio.
Desde la aparición del telégrafo, esta fuerza invisible no ha parado de contraer el espacio, de reducirlo hasta convertirlo en un punto. Es la tecnología que ha producido el cambio de civilización, como hicieron el fuego y la rueda, o la imprenta en la siguiente revolución industrial.
Un mundo dominado por la imprenta es centrífugo: su información está extendida por todo el mapa. La prensa distribuye libros, periódicos, documentos, boletines, leyes y órdenes escritas a lo largo del espacio, y ha de repetirse mucho para llegar allí donde se necesita.
Con la electricidad, la arquitectura general de la información se encuentra en todas partes al mismo tiempo, está disponible en cualquier lugar.
Se almacena en bases de datos recuperables al instante. El efecto más importante que la electricidad produce sobre la información es que los datos se encuentran en el punto del ciberespacio donde tú estés. Tú eres, literalmente, el nodo central al que llega la información.
Cinco principios
Todos los investigadores que trabajan en la Arquitectura de la Inteligencia comparten un convicción: las nuevas edificaciones se construyen principalmente con personas, no con tecnología.
Thomas Horan, autor de Lugares digitales, Edificando las Ciudades de Bits, ofrece cinco principios clave para una construcción eficaz de los lugares digitales:
1. DISEÑO DE LA MULTIPLICIDAD, referido a la necesidad de un diseño que pueda abarcar la actual fluidez espacial, que permita a las personas realizar sus actividades cotidianas en cualquier momento y lugar.
2. COOPERACIÓN CON LOS LUGARES TRADICIONALES. Se necesita que el diseño de los lugares digitales respete la función y valores de sitios como hogares, colegios y librerías. No se trata de una sustitución de unos por otros.
3. DISEÑO ENTRE –ARQUITECTURAS, que establezca una relación sinérgica entre el intercambio electrónico, (p.ej. el comercio online), y el físico (los almacenes comerciales hechos de cemento y acero).
4. DISEÑO PARA LA COMUNIDAD, que permita mejorar las conexiones de redes ciudadanas diversas, a nivel físico y electrónico. Las nuevas ciudades del ciberespacio no deben convertirse en un nuevo factor de exclusión.
5. DISEÑO EN COLABORACIÓN. Es evidente que para la construcción de estos nuevos espacios digitales, no se busca en exclusiva la participación de arquitectos, ni tampoco la de los informáticos. Las nuevas ideas surgen de los rincones más extraños, y muy rara vez en los laboratorios.
Entornos interactivos
Por su parte, los miembros de la organización japonesa – norteamericana GREENSPACE, prevén entornos virtuales muy interactivos y ricos sensorialmente que:
– Ayuden a las personas a trascender las diferencias lingüísticas y culturales.
– Faciliten la colaboración global para aprovechar oportunidades económicas aún inexploradas.
– Mejoren la eficiencia de las comunicaciones y el ahorro de las fuentes energéticas. Es obvio que cuanta más inteligencia digital haya en los dispositivos que controlan nuestros flujos de agua, gas, gasolina y electricidad, se producirá una mayor racionalidad en su uso, y un menor despilfarro y contaminación. Con la nueva arquitectura, contribuimos a un mundo más limpio, menos injusto y con menor escasez, ya que desplazamos nuestras mentes e información a la velocidad de la luz, reduciendo drásticamente los transportes de materia (papel, a nosotros mismos, etc).
De cualquier modo, la Cibertectura implica la participación de los ciudadanos en un entorno en donde, al contrario que en el espacio industrial, compartir poder significa prosperar.
www, la nueva Res pública
Nos encontramos ahora en un periodo de transición, tal como le ocurrió a Le Corbusier en 1924, en el cual necesitamos pensar no solamente la ciudad, sino el mundo entero.
La WWW es la nueva Res Publica, la idea grecorromana de propiedad común. Sin ninguna duda, el ciberespacio está ocupado por intereses privados: en cualquier instante del día, la proporción de lo público respecto de los espacios privados (intranets y otras redes cerradas) varía entre el 15 y el 20%, proporción no muy diferente de lo que sucede en las ciudades físicas.
Pero, al igual que en éstas, en ese 20% a los sumo de ciberespacio público es donde se produce la libertad, donde se vehícula la expresión de las emociones y deseos comunes, donde se originan los cambios que afectan pronto o más tarde a todos.
Y de igual modo que el principio democrático de la Res Pública, el espacio público está también para garantizar la Res Privata, el derecho a la intimidad y a las libertades individuales, hoy en especial peligro.
Global Village Square
De Kerckhove propone, en sus Principios de la Arquitectura de la Inteligencia, una nueva idea que al mismo tiempo es un reconocimiento a su antiguo profesor, Marshall McLuhan, con el que colaboró estrechamente durante más de un decenio hasta sucederle en la dirección del Centro de Cultura y Tecnología de Toronto.
Denomina a su apuesta GVS, Global Village Square, la Plaza de la Aldea global. Consideremos un área pública y cubierta, en una ciudad en la que vivamos. En la ciudad de Madrid podríamos elegir el Palacio de Cristal del Retiro por ejemplo. Sería sencillo, y no muy caro, convencer a algunas compañías de telecomunicaciones que instalaran media docena de grandes pantallas de vídeo, a suficiente altura para ser inmunes al vandalismo.
En una de ellas, la señal de videoconferencia nos traería la imagen en tiempo real de plaza situada en la Galería junto al Duomo de Milán. En la siguiente, podríamos monitorizar la Plaza Roja, en Moscú; también estaría bien la de Times Square, en Nueva York, y la Place des Vosges en París.
Estos centros, a su vez reconvertidos en plazas de la aldea global, nos estarían a su vez viendo y también escuchando, a nosotros en nuestro espacio público de Madrid. Con ayuda de dispositivos que captan el sonido direccionalmente , aislando determinadas emisiones respecto a otras, (ese dispositivo de recepción focalizada del sonido ya existe, creado por el Media Lab del MIT), podríamos escuchar, e intervenir, en conversaciones de Pekín, París o Toronto.
Ágora ateniense planetaria
Todas las GVS conectadas conformarían una especie de cúpula o nuevo edificio translocalizado, donde gente situada en lugares muy remotos podría reunirse de forma espontánea. Una especie de agora ateniense planetaria.
Esta idea, que puede parecer un capricho comunicativo, tiene más connotaciones de las que a primera vista se deducen. Imaginemos, por ejemplo, una plaza de aldea global instalada en un lugar público de Afganistán, o de Bagdag, y conectada a una concurrida mall pública de Washington o Nueva York.
¿Qué efectos pueden derivarse de la posibilidad de ver, escuchar y hablar con personas del otro lado del mundo, eventuales y supuestos enemigos? Dicho de otra forma, ¿cuántas mentiras se derrumbarían con estrépito, ante la sencillez de verse cara a cara, y, superados los inconvenientes del idioma, de conversar a través de esas “ventanas permanentes”? ¿Cuánto podría durar una dictadura que en un descuido permitiera a su población compartir, al instante, sus emociones con personas que viven en otro contexto?
Con esta nueva Arquitectura las posibilidades están abiertas hasta el infinito. Con ella, la inteligencia humana está construyendo una nueva Ciudad, situada en un espacio que ya no es físico, y que empieza y termina en nuestro yo interior, en nuestra conciencia objetivada.
Nuestros sentidos y facultades recorren el mundo impulsados por la electricidad. Como los edificios del ciberespacio se levantan sobre la base de nuestros deseos y pensamientos, debemos tener especial cuidado en lo que, profundamente, deseamos y pensamos, porque de ello depende el camino que tome una ciudad que, esta vez sí, va a abarcar a la humanidad entera.
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