La semana pasada, comentamos los resultados de un estudio realizado por científicos de la Universidad Queen de Canadá, que sugerían que una posible causa (evolutiva) del surgimiento de la religión habría sido que ésta fomenta el autocontrol de los individuos y, con éste, algunos comportamientos sociales valiosos.
Esta semana hemos sabido de otra investigación, en este caso realizada por investigadores de la Universidad de Waterloo, también en Canadá, cuyos resultados coinciden en parte con los del estudio reseñado.
En este caso, los investigadores canadienses hallaron que el recuerdo del concepto de Dios puede ayudar a los individuos a resistir a las tentaciones (es decir, puede fomentar el autocontrol).
Pero, además, los científicos constataron que dicho recuerdo puede reducir la motivación personal hacia la consecución de objetivos personales. Es decir, el estudio sugiere que el concepto de Dios puede generar respuestas divergentes en la auto-regulación humana.
Impulso y merma
Según declaraciones de Kristin Laurin, principal autora del estudio, recogidas en un comunicado de la America Psichological Association: “Nuestros hallazgos constituyen la primera evidencia empírica de que el mero recordatorio de Dios puede mermar algunas fórmulas de auto-regulación, como la motivación para perseguir objetivos, así como impulsar otras, como la resistencia a las tentaciones”.
El estudio fue realizado con 353 estudiantes universitarios de una media de edad de 19 años, 186 de ellos mujeres. Los voluntarios participaron en una serie de experimentos para determinar cómo la idea de Dios podía influir indirectamente en las motivaciones de individuos religiosos y no religiosos.
En uno de los experimentos, estudiantes de ingeniería completaron una tarea de palabras que consistió en formar frases gramaticalmente correctas usando cuatro palabras de grupos de cinco. A algunos de los estudiantes se les proporcionaron la palabra Dios o términos relacionados con Dios (como divino, sagrado, espíritu o profeta), mientras que a otros se les facilitaron grupos de palabras neutras (pelota, cielo, caja, etc.).
A continuación, los estudiantes tuvieron que formar tantas palabras como pudieran en cinco minutos, usando una combinación específica de letras. Los investigadores determinaron el nivel de motivación de los participantes a partir del número de palabras que formaron (cuanto más motivados estaban, más palabras produjeron).
Semanas antes de este experimento, se le había preguntado a los estudiantes si creían o no que ciertos factores externos podían influir en sus carreras (otras personas, seres, fuerzas que estaban más allá de su control).
Entre aquellos participantes que afirmaron entonces que Dios podía ser uno de los factores externos influyentes en el éxito de sus estudios, aquéllos que trabajaron con palabras relacionadas con Dios en su tarea rindieron peor que los que trabajaron con palabras neutras.
Según Laurin, estos resultados “sugieren que el recordatorio de Dios en la tarea devaluó el concepto de éxito personal de los participantes”.
Consecuencias sociales
En un segundo grupo de experimentos, los investigadores analizaron la capacidad de los voluntarios de resistirse a una tentación después de haber sido sometidos a un recordatorio de Dios.
En uno de los experimentos, estudiantes que habían afirmado previamente que comer comida sana era importante para ellos, tomaron menos galletas después de leer un texto breve sobre Dios que aquellos estudiantes que pensaban lo mismo, pero que leyeron un texto no relacionado con Dios.
Los estudiantes que habían leído el texto con el recordatorio de Dios informaron además de una mayor voluntad que el resto de resistir a las tentaciones para alcanzar un objetivo importante, como mantener un peso saludable, encontrar una relación duradera o tener éxito en su carrera.
Según explican Laurin y sus colaboradores, Aaron C. Kay y Gráinne M. Fitzsimons, en un artículo publicado por Journal of Personality and Social Psychology, la presente investigación responde a la demanda de desarrollo de trabajos empíricos cuidadosos, que puedan diferenciar aspectos de la religiosidad que promueven la auto-regulación, de aquéllos que impiden la auto-regulación.
Dada la ubicuidad de las estructuras religiosas en la vida cotidiana y el hecho de que la religiosidad esté incorporada a la ficción popular o clásica, aparezca en los medios de comunicación o en las conversaciones diarias, las implicaciones de los hallazgos realizados serían muy amplias.
“La sociedad está repleta de referencias religiosas. Los hallazgos realizados sugieren que la exposición a ellas podría tener consecuencias sociales de gran extensión para procesos psicológicos fundamentales relacionados con la auto-regulación y en gran medida subyacentes a la salud, la felicidad y la productividad humanas”, concluyen los científicos.
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