Un análisis realizado sobre estudios previos en torno a los ritmos circadianos de más de 53.000 personas concluye que existen importantes diferencias en los patrones de sueño y otros factores, de acuerdo a la edad y el sexo. Según indica un artículo de Medical Xpress, el trabajo publicado en la revista Science y desarrollado por científicos de la Universidad de Pensilvania es el primero que demuestra este patrón en los ritmos del sueño.
Los seres humanos estamos regulados por diferentes ritmos, a modo de “relojes biológicos”. Por ejemplo, con respecto a la frecuencia cardíaca o la respiración. Sin embargo, los llamados ritmos circadianos son quizás los que más nos afectan en nuestra vida cotidiana, porque determinan nuestros ciclos de sueño o vigilia e influyen en el metabolismo.
De esta manera, marcan los ritmos diarios y los horarios en los cuales nos acostamos o nos despertamos, como así también en que parte del día nos sentiremos más cansados o más vigorosos. En definitiva, son cruciales en la dinámica de nuestra actividad cotidiana, y por eso poseen tanta trascendencia para poder mantener condiciones óptimas de estabilidad emocional y eficiencia en las tareas diarias.
Los especialitas han realizado diferentes investigaciones en la búsqueda de patrones o pautas que permitan comprender mejor el fenómeno de los ritmos circadianos, tanto para definir sus condiciones con mayor exactitud como para desarrollar nuevas alternativas de tratamiento. Muchas patologías muestran una alternación de los ritmos circadianos, como por ejemplo los trastornos del sueño, la depresión, la ansiedad o el trastorno bipolar.
Las diferencias entre hombres y mujeres
Ahora, el análisis efectuado por los científicos estadounidenses sobre más de 53.000 estudios previos de los ritmos circadianos en hombres y mujeres de diferentes edades, ha confirmado que existen patrones que pueden identificarse con claridad. Todos ellos están marcados por el sexo y la edad de las personas.
Por ejemplo, las evidencias muestran que las mujeres registran una mayor actividad diurna, una característica que comparten con los niños de ambos sexos. Además, en promedio las mujeres duermen más tiempo que los hombres, e incluso presentan períodos más extensos de permanencia en el llamado sueño profundo de ondas lentas.
Por otro lado, los hombres se muestran más dinámicos y activos que las mujeres en las horas de la noche, presentando una mayor predisposición a tomar siestas en las tardes. Los investigadores también determinaron que las mujeres son más resistentes que los hombres a las distracciones, ruidos u otras incidencias que puedan poner en riesgo el mantenimiento del sueño.
Aunque los expertos no lograron concluir con certeza cuáles son las causas de estas variaciones en los ritmos circadianos entre hombres y mujeres, pudieron acercarse a una posible respuesta que deberá ser estudiada en próximos trabajos de investigación. Según los científicos, las mujeres poseen una mayor actividad en las horas de la mañana porque se adaptan de esta forma a los hábitos similares de los niños.
Atendiendo al tradicional papel materno, que se transmite de generación en generación, las mujeres habrían desarrollado una especie de adaptación evolutiva que las lleva a mantenerse más dinámicas y operativas en concordancia temporal con las necesidades de los niños. Este patrón y otros descubiertos deberán ponerse a prueba en futuros estudios, para profundizar en sus implicaciones, causas y consecuencias.
Referencia
Sexual dimorphism in body clocks. Seán T. Anderson, Garret A. FitzGerald. Science (2020).DOI:https://doi.org/10.1126/science.abd4964
Foto: zhang kaiyv. Unsplash.
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