Más del 20% de los científicos ateos se siente espiritual, señala una investigación realizada por sociólogos de la Rice University de Estados Unidos.
Aunque la opinión pública suele relacionar la espiritualidad y la religión, el presente estudio ha revelado que la espiritualidad puede ser considerada un factor ajeno a la religión, al menos por una parte de los científicos, definidos en esta investigación como “ateos espirituales”.
Darle sentido al mundo sin la fe
El estudio, cuyos resultados saldrán a la luz en el número de junio de la revista Sociology of Religion, consistió en una serie de concienzudas entrevistas realizadas a 275 científicos de ciencias naturales y sociales de 21 universidades de élite de Estados Unidos, que habían participado anteriormente en otra encuesta, la Religion among Academic Scientists Survey (Encuesta sobre religión entre científicos académicos).
Las respuestas obtenidas revelaron que 72 de los encuestados afirmaban tener una espiritualidad coherente con la ciencia, aunque no eran formalmente religiosos.
Según declaraciones de Elaine Howard Ecklund, sociólogo de la Rice University y directora del estudio, recogidas en un comunicado de dicha universidad: “Nuestros resultados demuestran que los científicos consideran la religión y la espiritualidad como términos cualitativamente distintos. Estos científicos ateos espirituales buscan un sentido profundo de la verdad a través de la espiritualidad, un sentido que es generado por su trabajo como científicos, y que es coherente con dicho trabajo”.
Por ejemplo, los científicos ateos espirituales ven que tanto la ciencia como la espiritualidad son formas “de darle sentido al mundo sin la fe”, y consideran a ambas una búsqueda individual de sentido, que nunca podrá alcanzar un fin.
La espiritualidad está abierta a la ciencia
La investigación ha revelado, asimismo, que este tipo de científicos entiende que la espiritualidad es coherente con la ciencia y está separada de la religión, porque mientras que la espiritualidad está abierta a los progresos científicos, la religión se basa en una absoluta “ausencia de evidencia empírica”.
Ecklund señala la presencia de “espiritualidad incluso entre los científicos más seculares” y añade, por otra parte, que la espiritualidad impregna tanto el pensamiento religioso como el ateo.
La constatación realizada en la presente investigación desafía la idea de que los científicos, y otros grupos tradicionalmente señalados como seculares, no se ocupan de las grandes cuestiones, como “¿por qué estamos aquí?” “Los científicos también se hacen estas preguntas básicas y desean encontrar un sentido”, afirma la investigadora.
Ecklund ha realizado este estudio en colaboración con Elizabeth Long, profesora y directora del departamento de sociología de la Rice University.
En su análisis de las 275 encuestas realizadas, las investigadoras descubrieron, asimismo, que entre los términos más utilizados por los científicos para describir la religión estaban “organizada”, “común”, “unificada” y “colectiva”.
Espiritualidad y desempeño científico
Por el contrario, el conjunto de términos más utilizados para describir la espiritualidad, incluía: “individual”, “personal” y “personalmente elaborada”. Todos los participantes que usaron términos como “colectivo” o “individual” atribuyeron el término colectivo a la religión, y el término individual a la espiritualidad.
Según explica Ecklund, aunque los datos obtenidos indican que, para los científicos académicos, la espiritualidad es principalmente una búsqueda individual, éstos no hablan del individualismo en el sentido clásico, el de “estar centrado en uno mismo”. Para estos científicos, ser espiritual constituye una motivación para ayudar a otros, y dirige su manera de pensar y llevar a cabo su labor como científicos”.
Ecklund y Long afirman que los científicos ateos espirituales ven diferencias entre ellos mismos y sus colegas no espirituales en el desempeño científico, porque sienten que su espiritualidad les predispone a comprometerse más con el mundo que les rodea.
Según ellos, este compromiso propicia que sigan un modus operandi en investigación y enseñanza distinto. Como ejemplo los científicos ateos espirituales señalan que, mientras que sus colegas no espirituales se centran en sus propias investigaciones a expensas de la interacción con los estudiantes, ellos se sienten obligados a asegurarse de que están colaborando en el éxito de sus alumnos.
En el artículo de Sociology of Religion, las investigadoras afirman que este subconjunto de científicos presenta, además, estrategias conceptuales y categóricas distintas, que se enmarcan en la conexión que la espiritualidad tiene con la ciencia, y que les llevan a mantener un compromiso voluntario tanto dentro como fuera de sus universidades y centros de investigación y enseñanza.
Matices de la secularización
Elaine Howard Ecklund es la directora del Religion and Public Life Program del Institute for Urban Research de la Rice University, en cuyo marco la investigadora ha desarrollado varios estudios sobre el papel de la religión en diversos campos.
La presente investigación fue precedida por una encuesta llevada a cabo entre 2005 y 2009 con un total de 1.646 científicos académicos, la mencionada Religion among Academic Scientists Survey, en la que se examinaron las explicaciones que daban éstos a dos campos muy distintos: el de la ciencia y el de la religión.
Los resultados obtenidos entonces demostraron que la imagen que se tiene de los científicos como fríos racionalistas no siempre es verdadera, porque muchos científicos buscan activamente fuentes de espiritualidad alternativas a la religión, que les permitan explorar el propósito de sus propias vidas.
Asimismo, aquella encuesta demostró la sorprendente variedad de creencias religiosas presente entre los científicos más importantes de Norteamérica, revela el libro “Science vs. Religion: What scientists really think”, publicado por Ecklund en 2010.
Los resultados del estudio que nos ocupa añaden, por su parte, aún más complejidad al tema de la espiritualidad en la ciencia y enriquecen las teorías actuales sobre cambio religioso, particularmente aquéllas relacionadas con la secularización, afirman Long y Ecklund.
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