Xavier Ternisien: Los Hermanos Musulmanes. Barcelona: Bellaterra, 2007 (208 páginas).
Javier Martín: Los Hermanos Musulmanes. Madrid: La Catarata, 2011 (125 páginas).
El golpe de Estado en Egipto ha puesto nuevamente de manifiesto la fragilidad de las transiciones políticas desde el autoritarismo a la democracia. Proceso que, en contra de una precipitada impresión neo-orientalista, no se reduce sólo al mundo árabe.
En este caso, recuerda, primero, el poder que todavía ostenta el Ejército y que, según algunos análisis, habría protagonizado otro golpe de Estado a la sombra de la primavera árabe con la destitución de Mubarak en febrero de 2011.
Segundo, la debilidad, fragmentación y heterogeneidad de la actual oposición que, a medio plazo, podría lamentar la celebrada intervención militar para destituir al presidente Morsi.
Y, por último, tercero, la inexperiencia gubernamental de los islamistas y, por extensión, su carencia de cintura política para gestionar situaciones de crisis como las registradas en los últimos meses en Egipto.
Dicho esto, cabe subrayar que los islamistas son una de las fuerzas sociopolíticas más significativamente activas en la escena árabe. Su emergencia viene de lejos. Su pensamiento se encuentra entre las primeras reflexiones políticas en torno al devenir del mundo árabe contemporáneo.
Su abordaje de la modernización ha sido una fuente de constante debate e inspiración. A lo largo de ese periplo fueron compañeros de viaje de otras corrientes políticas, de pensamiento secular, ya fuera la vertiente ideológica liberal o bien la socialista.
Pero a diferencia de estas dos opciones, los movimientos islamistas prácticamente no han accedido al poder en los Estados árabes desde su descolonización. De hecho, la primera revolución islamista de la historia contemporánea se produjo en un país islámico, pero no árabe: en el Irán de 1979. Esto no impidió que la revolución iraní fuera la señal de salida de los movimientos islamistas en toda la región árabe e islámica.
No obstante, el auge del islamismo está ligado al declive del nacionalismo árabe y, en concreto, al del panarabismo. Es más, la preponderancia sociopolítica de la que, desde la oposición, ha gozado el islamismo durante las últimas décadas es fruto del fracaso del nacionalismo y de las ideologías políticas seculares.
Algunos analistas advirtieron en las revueltas árabes una era postislamista, pues los islamistas no han sido sus principales instigadores ni protagonistas, aunque forman parte de la contestación política. En cualquier caso, esto no ha impedido que cosecharan electoralmente los frutos de dichas revueltas.
En este contexto, los Hermanos Musulmanes es la organización originaria de muchos de los movimientos islamistas que, con diferencia de otras organizaciones homólogas, se ha ramificado más exitosamente por toda la geografía política árabe.
Los textos de esta propuesta bibliográfica cubren, de manera concisa y expositiva, sus orígenes, desarrollo, estructura, organización e ideología; además de su ramificación regional y en la diáspora (Xavier Ternisien) y la implicación de sus miembros más jóvenes en la revuelta egipcia (Javier Martín).
De las diferentes conclusiones que se pueden extraer de ambos trabajos, cabe destacar que lo que suceda en Egipto marcará algunas “tendencias en el mundo árabe-musulmán”; y de que la “construcción de un sistema democrático” no puede ignorar a las organizaciones islamistas.
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