¿Cuál es la verdadera historia del nacimiento de Jesús de Nazaret? ¿Cómo murió Judas? ¿Qué dijo Jesús cuando fue crucificado? Este tipo de preguntas históricas acerca de la vida de Jesús y de las personas que lo rodearon tienen distintas respuestas, aunque todas recogidas en un mismo libro: la Biblia.
Concretamente, son los cuatro Evangelios canónicos (evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan), los que incurren en versiones distintas de la vida de Jesús, señala Bart Ehrman bartdehrman.com/ en su última obra.
Ehrman, autor de Jesus, Interrupted: Revealing the Hidden Contradictions in the Bible (and Why We Don’t Know About Them) (“Jesús, distorsionado: revelando las contradicciones ocultas de la Biblia (y por qué no las conocemos”)), es además profesor de la Universidad de North Carolina at Chapel Hill, en Estados Unidos, y un experto en estudios religiosos con más de 20 libros publicados hasta la fecha.
Mensajes diversos
Según explica el autor en su libro, cada uno de estos cuatro Evangelios contiene un mensaje diferente sobre la vida de Jesús. Por ejemplo, en el Evangelio de Marcos, Jesús muere agonizante, sin saber porqué debe morir y preguntándole a Dios por qué lo ha abandonado.
Por el contrario, en el libro de Lucas, Jesús reza antes de morir implorando el perdón de Dios hacia sus asesinos. Ambas historias, afirma Ehrman, ofrecen diferentes versiones, que la gente ha tendido a fusionar en una sola versión con el paso del tiempo.
El autor señala que los lectores de la Biblia y los creyentes han acabado reuniendo cada uno de estos relatos en uno solo, quedando así la impresión de que Jesús hizo ambas cosas en la cruz: rezar por sus enemigos y también preguntarle a Dios el porqué de su muerte.
Ehrman explicó en una entrevista realizada en Fresh Air que la gente no se da cuenta de las contradicciones en que incurre la Biblia en este sentido debido a que ésta suele leerse sólo por partes, lo que impide comparar a fondo unas partes con otras.
Lectura continua
En una lectura atenta y continua, sin embargo, se revelan diversas versiones de la misma historia y elementos que explican el porqué de esta variedad.
Por un lado, señala el autor, se descubre que los autores del Nuevo Testamento tenían perspectivas diversas sobre quién era Jesús y también sobre el tema de la salvación. Por otro lado, también se descubre que el Nuevo Testamento contiene libros que fueron escritos en nombre de los apóstoles por escritores cristianos que en realidad vivieron décadas después de éstos.
Ehrman señala que la lectura atenta de la Biblia revela además que ciertas doctrinas cristianas establecidas, como la del calvario del Mesías, la divinidad de Jesús y la Trinidad fueron invenciones de teólogos de épocas incluso posteriores.
En la entrevista de Fresh Air, el autor explica que, por ejemplo, en el Evangelio de Juan es en el único de los cuatro Evangelios canónicos en el que aparece Jesús como un ser divino, representante de Dios en la Tierra. Ni en Mateo, ni en Lucas ni en Marcos se habla así de Jesús de Nazaret.
Autoría de los Evangelios canónicos
Tantas diferencias se deben a las diversas autorías de estos libros, señala Ehrman. En la web de Fresh Air, se publica un extracto del capítulo cuatro de esta obra en el que se explica que las evidencias históricas recopiladas señalan que los Evangelios fueron escritos de forma anónima y posteriormente atribuidos a los apóstoles o a sus allegados. Pero, probablemente, no fueron ellos sus autores.
Estas evidencias serían las grandes y pequeñas discrepancias encontradas en los textos: en Mateo, Jesús nace de una virgen, y en Juan encarna la palabra de Dios; en Mateo, Jesús habla de la llegada del Reino de Dios a la Tierra, y en Juan se habla de la historia de Jesús y de su divinidad; en Mateo, Jesús rechaza hacer milagros para demostrar su identidad, y en Juan hace milagros precisamente para demostrar quién es.
¿Es posible que dos de los primeros seguidores de Jesús hayan comprendido de manera tan distinta quién era? Es posible, pero poco probable.
Más bien la tradición habría atribuido la autoría de estos escritos a los testigos directos de la vida de Jesús, con el fin de que los lectores sintiesen que se encontraban ante un testimonio de primera mano.
Detalles como que se sabe que se añadieron a los nombres a los títulos de los Evangelios (el Evangelio según Mateo) en épocas posteriores o el hecho de que el Evangelio de Mateo esté escrito completamente en tercera persona (“ellos”, para hablar de Jesús y de sus discípulos, en lugar de “nosotros” que sería lo más apropiado en la narración de un testimonio directo), no dejan lugar a dudas del verdadero anonimato de los Evangelios.
Buscando el verdadero mensaje
El interés de Ehrman por el Nuevo Testamento se debe a que, inicialmente, este investigador era un cristiano evangélico que creía que la Biblia era la inequívoca palabra de Dios.
Sin embargo, sus estudios le llevaron a leerla desde un punto de vista histórico, y a analizar las contradicciones entre los Evangelios. Finalmente, Ehrman perdió su fe en ella como “palabra de Dios” literal, y hoy día se considera una persona agnóstica.
Su interés actual, y que esta obra refleja, sería ofrecer una descripción clara y convincente de los desafíos principales a los que se enfrentan todos aquéllos que desean e intentan reconstruir y conocer la verdadera vida y el verdadero mensaje de Jesús.
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