Un equipo internacional de neurocientíficos e ingenieros robóticos ha demostrado por vez primera que la comunicación directa entre cerebros humanos es posible a través de Internet.
En la revista PLoS ONE, los investigadores describen cómo consiguieron transmitir información por la Red de Redes, entre cerebros humanos separados por más de 8.000 kilómetros (los que median entre la India y Francia).
Según uno de los autores del avance, Alvaro Pascual-Leone (director del Berenson-Allen Center for Noninvasive Brain Stimulation del Beth Israel Deaconess Medical Center (BIDMC) y profesor de Neurología de la Escuela de Medicina de Harvard), básicamente lo que se hizo fue registrar la actividad cerebral de uno de los individuos y trasladarla al cerebro de otro, aprovechando una vía de comunicación ya existente.
Hasta ahora, ya se había logrado establecer este mismo tipo de comunicación, pero solo entre cerebro y ordenador. La ecuación ha sido completada con un cerebro humano más, que hizo las veces de receptor.
Aspectos técnicos
Sin habla, sin escritura, sin movimiento… ¿Cómo fue posible que estos individuos se comunicaran? La explicación se encuentra en una serie concreta de señales, las señales neuronales; y en la posibilidad tecnológica ya existente de codificarlas y de decodificarlas computacionalmente.
Por un lado, en el experimento se usó un electroencefalograma (EEG) -técnica de registro de la actividad bioeléctrica cerebral- que estaba conectado a Internet.
Anteriormente, el EEG ya se había usado para, mediante electrodos acoplados en el cráneo de un usuario, registrar las corrientes eléctricas del cerebro cuando este trabaja (por ejemplo, pensando en algo). Además, el EEG ya se ha conectado a ordenadores para que estos interpreten dichos registros, y los transformen en acciones.
Este tipo de conexión es lo que se conoce como interfaz cerebro-ordenador (BCI); y permite convertir pensamientos en acciones reales. Por ejemplo, se está aplicando al desarrollo de prótesis que puedan moverse solo con el pensamiento.
Por otro lado, los científicos utilizaron una tecnología de estimulación neuronal no invasiva, conocida como estimulación magnética transcraneana o EMT.
Aspectos humanos
En el experimento participaron cuatro personas sanas, de edades comprendidas entre los 28 y los 50 años, según explica el Beth Israel Deaconess Medical Center en un comunicado emitido a través de Eurekalert!.
Uno de los cuatro sujetos (situado en la India) fue asignado a la parte de la interfaz cerebro-ordenador (BCI). Este fue el remitente de los mensajes.
A los otros tres sujetos se los colocó en el “otro lado” (Francia), en el que había una interfaz ordenador-cerebro (CBI). Estos fueron los que recibieron los mensajes y tuvieron que “comprenderlos”.
El proceso fue el siguiente: usando el EEG, los investigadores “tradujeron” los saludos “hola” y “ciao” (generados por el cerebro del emisor) a código binario, que es un sistema numérico usado para la de representación computacional de textos e instrucciones. Este código fue enviado, por email, desde la India a Francia.
En el otro lado, la interfaz ordenador-cerebro transmitió estos mensajes al cerebro de los receptores, mediante la ya mencionada tecnología de estimulación cerebral no invasiva o EMT.
De este modo, los receptores experimentaron la llegada de su “mensaje telepático”, en forma de flashes de luz aparecidos dentro del campo de su visión periférica. Como se ha dicho, las luces representaban secuencias numéricas, que los receptores decodificaron.
Consiguieron así comprender la información contenida en ellas. Un segundo experimento similar fue realizado entre individuos situados en España (en esta investigación han participado científicos del Starlab de Barcelona) y Francia. La tasa total de aciertos alcanzó el 85%.
¿Futura nueva forma de comunicación?
Para los investigadores, este tipo de comunicación sería el equivalente neurocientífico a la mensajería instantánea. Ellos esperan que, en un futuro, usando neurotecnologías de mayor precisión -como EEG sin cables y EMT robotizada- la fórmula se convierta en una nueva manera de comunicación, “no basada en el lenguaje o en el movimiento”.
En esta misma dirección han trabajado también investigadores de la Universidad de Maastricht, en los Países Bajos. En 2012, estos científicos consiguieron relacionar patrones específicos de actividad cerebral con el significado de cuatro palabras, independientemente del idioma en que estas fueran pronunciadas.
Según ellos, esto supuso haber encontrado la “huella” de los conceptos en el cerebro, un avance que “podría ayudar a fabricar futuras máquinas de telepatía artificial”. Internet sería el camino para la expansión de dichos mensajes por el espacio (ciber).
Otro trabajo a comentar que ha supuesto un avance a este último respecto: En 2013, científicos de la Universidad de Washington en Seattle, Estados Unidos, también lograron controlar a distancia movimientos corporales de otra persona mediante una interfaz que mantenía conectados a través de la Red sus cerebros.
Referencia bibliográfica:
Carles Grau, Romuald Ginhoux, Alejandro Riera, Thanh Lam Nguyen, Hubert Chauvat, Michel Berg, Julià L. Amengual, Alvaro Pascual-Leone, Giulio Ruffini. Conscious Brain-to-Brain Communication in Humans Using Non-Invasive Technologies. PLoS ONE (2014). DOI: 10.1371/journal.pone.0105225.
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