Un acelerador de partículas servirá para revelar parte de una de las obras
del matemático griego Arquímedes, que ha permanecido oculta durante siglos porque fue borrada en la Edad Media con el fin de poder reutilizar el papel para los textos religiosos de monjes cristianos.
Para descifrar los restos de dicha obra, de 174 páginas, el Stanford Linear Accelerator Center, de California, utilizará rayos X de alta precisión en un proceso que llevará al menos tres años, según informa el propio centro en un comunicado. La revista Wired le dedica asimismo al tema un interesante artículo.
Se cree que esta obra de Arquímedes incluye la única copia del tratado "Método de Teoremas Mecánicos", en la que el matemático explicó cómo utilizó medios mecánicos para desarrollar teoremas matemáticos. Es también la única fuente en el griego original de "Sobre cuerpos flotantes", en la que Arquímedes trata la física de la flotación y de la gravedad. También contiene diagramas dibujados por el propio Arquímedes.
Arquímedes (287 a.C. a 212 a.C.) es considerado el físico más destacado de la antigüedad, descubridor del principio de flotabilidad de los cuerpos, según el cual todo cuerpo sumergido en un líquido experimenta en empuje hacia arriba equivalente al peso del líquido desalojado.
Libro de oraciones
Los investigadores creen que el tratado fue copiado por un escriba en el siglo X de los pergaminos originales de Arquímedes escritos en el siglo III a.C. Los textos fueron borrados en el medioevo por un monje que reutilizó el pergamino para escribir un libro de oraciones, creando así un el palimpsesto de Arquímedes. Un palimpsesto es un manuscrito antiguo que conserva las huellas de una escritura anterior borrada.
En el siglo XII los pergaminos, que se hacían con la piel desecada de animales, eran raros y costosos y los trabajos de Arquímedes no tenían tanta demanda como los textos religiosos.
Este palimpsesto fue comprado por dos millones de dólares en 1998 por un coleccionista privado y anónimo que lo donó al museo de Baltimore. Aproximadamente dos tercios del texto ya había sido descifrado, pero había partes que no podían leerse con otras técnicas.
Científicos de la Universidad Johns Hopkis y del Rochester Institute of Technology han
utilizado cámaras digitales y técnicas de procesamiento, así como de filtros ultravioletas e infrarrojos desarrollados originalmente con fines médicos y espaciales.
Hierro en la tinta
Mientras leía el texto, el físico Uwe Bergmann, de la Universidad de Stanford, se dio cuenta de que se podría utilizar un acelerador de partículas para detectar las pequeñas cantidades de hierro que se contienen en la tinta.
Los electrones acelerados en un acelerador circular emiten rayos X que pueden ser utilizados para provocar la fluorescencia del hierro. De esta forma, el texto que quede debajo del que aparece a la vista cobra una luminosidad que permite leerlo.
El acelerador, en el que los electrones se acercan a la velocidad de la luz, es utilizado normalmente para estudiar la estructura del agua y cómo el agua se separa para crear oxígeno durante la fotosíntesis.
El trabajo está todavía en sus inicios, ya que la determinación de los caracteres deberá ser seguida luego por una interpretación de los contenidos, todo lo cual puede demandar una labor que concluirá probablemente en 2008.
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