Un equipo de científicos de la Universidad de Washington, dirigido por el ingeniero mecánico Eric Seibel, ha diseñado una nueva tecnología minúscula que, según sus creadores, podría llegar a sustituir a la endoscopia tradicional, basada en la introducción en el organismo de un endoscopio (instrumento en forma de tubo, que contiene una luz y una óptica) para la visualización del interior del colon, el tracto digestivo o la garganta.
Se trata de una “píldora”, destinada a ser tragada por los pacientes, que contiene una diminuta cámara capaz de registrar imágenes de alta resolución y en color de los lugares más ocultos del cuerpo. Las cápsulas endoscópicas ya existían en el mercado (como la PillCam, pero no permitían el control por parte del médico de su recorrido por el organismo.
Esta nueva cápsula, sin embargo, sí puede controlarse gracias a que lleva incorporado un fino cable que puede manejar el especialista, informa la Universidad de Washington en un comunicado. Su coste es, además, más reducido que el de la tecnología utilizada actualmente.
Un dispositivo de este tipo serviría, por ejemplo, para detectar signos tempranos del cáncer esofágico (cáncer de más rápida extensión en los Estados Unidos), como el esófago de Barret, trastorno en el que el revestimiento del esófago presenta daño causado por irritación a causa de la filtración de los ácidos estomacales.
Como funciona
Los pacientes con este trastorno pueden ser curados a tiempo, pero debido a que los escáneres internos son demasiado caros, la mayoría de los enfermos no llega a ir al médico hasta que la situación ha derivado en un cáncer que tiene una tasa de supervivencia de sólo el 15%.
La mayoría de los endoscopios actuales funcionan con una cámara que capta diferentes secciones de una imagen. Además, consisten en cordones largos y flexibles, de unos nueve milímetros de ancho, por lo que su uso precisa de la sedación del paciente.
El endoscopio desarrollado en la Universidad de Washington es completamente diferente, porque se compone de una fibra óptica para iluminar, y de seis fibras que recogen la luz, todo ello encapsulado en una píldora de seis milímetros de ancho y 18 milímetros de largo. A ésta va acoplado un cable de tan sólo 1,4 milímetros de ancho, que no molesta al paciente, según las pruebas llevadas a cabo por Seibel.
Una vez que la cápsula endoscópica ha sido tragada, comienza a fluir una corriente eléctrica a través del endoscopio, provocando que la fibra rebote hacia atrás y hacia delante. Así, su ojo electrónico registra una escena completa, a un píxel por vez. Al mismo tiempo, la fibra gira proyectando luz láser azul, roja y verde. El procesamiento de imágenes combina toda esta información para generar una imagen de dos dimensiones en color.
Otras ventajas
En el modelo probado, la fibra se balancea 5.000 veces por segundo, generando 15 imágenes en color por segundo con una resolución superior a 100 micras. Aunque los endoscopios convencionales también producen imágenes de alta resolución, este dispositivo está diseñado específicamente para análisis económicos. Su bajo coste radica en que es tan pequeño que su aplicación no precisa de anestesia ni sedación, elementos que aumentan el precio de los procedimientos tradicionales.
Según Seibel, su uso es extremadamente sencillo. Además, el dispositivo cuenta con la ventaja de ser aún más pequeño que el de las cápsulas endoscópicas ya utilizadas, de alrededor del tamaño de una uña de adulto de ancho y el doble de largo. Podría ser todavía más reducido, pero Seibel señala que el tamaño que tiene actualmente fue escogido para que la máquina fuera fácil de manejar y de tragar.
Otra ventaja de este dispositivo con respecto a las cápsulas endoscópicas sin cable es que éstas no pueden ser controladas por el médico (avanzan pasivamente a través del tracto intestinal por los movimientos peristálticos), mientras que la creada en la Universidad de Washington sí, gracias al cable que permite mover la “píldora” de arriba abajo a lo largo del área estudiada.
El siguiente paso que pretenden dar los investigadores es conseguir que su cápsula endoscópica sea aún más barata. Actualmente, están negociando un contrato para comercializar la tecnología, y en el futuro esperan no sólo tomar fotos del interior del organismo, sino también suministrar tratamientos para diversos tipos de enfermedades a través de la cápsula.
Antecedentes
La aparición de las cápsulas endoscópicas ha supuesto un gran avance en el estudio del interior del organismo, ya que permiten obtener imágenes de tramos del aparato digestivo hasta ahora inescrutables.
La PillCam fue aprobada por la Food and Drugs Admnistration (FDA de Estados Unidos en el año 2000, y desde entonces se ha convertido en una técnica cada vez más extendida. Su contribución fundamental ha sido en el campo de las patologías del intestino delgado, segmento digestivo en el que aún existen dificultades de diagnóstico con las técnicas actuales, incluida la enteroscopia.
Estas píldoras constan de un dispositivo endoscópico en forma de cápsula, un videograbador que el paciente porta durante el tránsito intestinal de la cápsula y un ordenador externo para procesar las imágenes obtenidas.
Además de la PillCam, existen otros tipos de cápsulas endoscópicas en el mercado, como la Patency o la PillCam ESO. Al final de su recorrido por el organismo, estas cápsulas son eliminadas por las heces, y no son reutilizables. La información que recogen es procesada por un ordenador para su posterior estudio médico.
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