Ante los espectaculares datos calculados por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU) –de los que informa en nota de prensa del día 25 de septiembre–, conviene comenzar con dos advertencias, indicadas por el mismo Hamadoun Touré (secretario general de la ITU) en la reunión de alto nivel sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio que se ha celebrado en Nueva York: primera, que las estadísticas reflejan el número de abonos y no el de personas, es decir, no necesariamente significan que una tasa de penetración del 61% suponga que más de la mitad de la población mundial tenga móvil y, segunda, el número real de personas que utilizan el móvil a menudo es exagerado por los operadores, que además utilizan métodos diferentes entre sí para contabilizarlos.
Pero también parece ser una realidad el hecho de que, especialmente en los países en desarrollo, algunos abonados comparten el móvil con otras personas, lo que indica que en algunos casos la contabilización de un abono supone la utilización del móvil por más de un solo usuario.
Gigantes geográficos
El mayor mercado mundial de telefonía móvil es China –con 600 millones de abonados– que junto a las demás economías BRIC –se trata de las siglas de Brasil, Rusia, India y China, que además de una enorme población comparten otras características que los convierten en países atractivos para la inversión– sumará en conjunto más de 1.300 millones de abonados a finales de este año.
En África, según informes de la ITU, el crecimiento del sector de los móviles ha superado todas las predicciones, y continúa siendo la región donde la tasa de crecimiento anual de abonados al servicio móvil es más elevada (65 millones de nuevos abonados en 2007). Además, los abonados están más distribuidos que en el pasado: mientras que en el año 2000 la mitad de ellos estaba en Sudáfrica, a día de hoy el 85% está repartido en otros países. Esto debe contrastarse con los datos sobre el acceso a banda ancha, cuyos abonados en 2007 no llegaban a los 2 millones en todo el continente.
En Asia vive casi la mitad de todos los abonados telefónicos del mundo, el 42% de los usuarios de Internet y 1.400 millones de abonados celulares, constituyendo el mayor mercado de la telefonía móvil. También en la mayoría de sus países pobres la penetración de la banda ancha y el acceso a Internet son muy escasos, limitándose a las zonas urbanas, a precios altísimos y casi nunca disponibles para todo el mundo.
Brechas digitales
Por otro lado, algunos de los países asiáticos más ricos son líderes mundiales en TIC (tecnologías de la información y la comunicación), y en ellos el acceso a banda ancha es ultra-rápido (en algunos lugares la banda ancha ha sido llevada a un punto en que todavía no hay aplicaciones para ella) y tiene muy bajo costo, dando lugar a una brecha digital regional que divide una penetración de banda ancha cercana al cero en los países más pobres y una proporción de aproximadamente un cuarto de la población abonada a banda ancha en los más ricos.
Esos países y regiones asiáticas con altos ingresos (como la república de Corea, Hong Kong –China– y Japón) son los primeros en implantación de la telefonía móvil celular 3G y también en acceso a Internet y abonos a paquetes de televisión-banda ancha-teléfono. Como ejemplo, en Singapur es posible abonarse a un plan de acceso a Internet que combina banda ancha fija ilimitada a 8 Megabits por segundo (Mbps), banda ancha móvil a 2 Mbps y acceso desde unos 800 hotspots Wi-Fi por tan sólo 35 dólares al mes.
Oportunidades inalámbricas
Aunque en los países en desarrollo sigue escaseando la banda ancha –una situación que previsiblemente cambiará próximemente con iniciativias como 3OB, de la que recientemente dábamos cuenta en Tendencias21–, la telefonía móvil ya está cambiando la vida de mucha gente en África y Asia, según varios informes regionales de la UIT.
La mensajería de texto –o SMS–, por ejemplo, constituye en las zonas más pobres una importante alternativa a los correos electrónicos por ordenador, y otros servicios de datos no-vocales del móvil (transferecias de fondos, compras en línea, etc.) están abriendo oportunidades empresariales en las mismas. Por otro lado, algunos de esos países –como Indonesia, las Maldivas, Filipinas y Sri Lanka– ya han puesto en marcha redes 3G. En Mauricio y Sudáfrica, por ejemplo, el número de abonados 3G supera al de abonados a la banda ancha del servicio fijo.
Estos informes de la UIT dejan claro que, si bien la penetración de la telefonía móvil en los países y regiones más pobres ha sido y es muy importante, y contribuye al desarrollo de los mismos creando nuevas oportunidades empresariales, es necesaria la implantación de la banda ancha para que puedan convertirse en auténticas sociedades de la información.
Liberalización y competencia
Se citan evidentes ejemplos en que la banda ancha ha sido un importantísimo factor de desarrollo, como la educación a distancia en las Islas Salomón, la creación de empleo mediante incubadoras empresariales para mujeres en China, y la prestación de servicios de comunicaciones para la gestión de catástrofes en Myanmar.
Las directrices son, entre otras, la liberalización de los sectores necesarios para el desarrollo empresarial y la estimulación de la competencia. Por ejemplo, en la India, el nivel medio de ingresos por abonado ronda los 7 dólares, uno de los más bajos del mundo. La competencia entre los operadores por los clientes de más bajos ingresos la ha convertido en una de las regiones donde la penetración del móvil ha sido más espectacular.
“Resulta evidente que las TIC pueden actuar como catalizadoras para alcanzar las metas de los ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio) en 2015.”, ha declarado Hamadoun Touré en la reunión de Nueva York. Y es que según el informe ODM 2008 de Naciones Unidas, “ofrecer conectividad a Internet en el mundo en desarrollo ayudará a concretar los objetivos de salud, educación, empleo y reducción de la pobreza.”
Hacer un comentario