A partir del año 2017, la NASA enviará a sus astronautas, desde suelo estadounidense, a la Estación Espacial Internaciona (ISS). Lo hará en unos “taxis” para el espacio, que en realidad son cohetes equipados con cápsulas espaciales.
La fabricación de estos vehículos será realizada por las compañías Boeing y SpaceX. La primera ya había fabricado el Boeing X-37 Orbital Test Vehicle, un avión espacial no tripulado diseñado para probar futuras tecnologías de vuelo espacial durante su estancia en órbita y reingreso a la atmósfera; y la segunda es una empresa de transporte aeroespacial, creadora de los cohetes Falcon 1 y Falcon 9, unos vehículos de lanzamiento espacial reutilizables.
Ayer martes la NASA anunciaba en un comunicado su elección de estas dos empresas norteamericanas como fabricantes de estos nuevos cohetes. Los contratos de fabricación tienen un coste aproximado de 6.800 millones de dólares, unos 5.200 millones de euros.
Entre las razones del cambio, el objetivo de “acabar con la dependencia exclusiva del país (EEUU) con Rusia” en lo que a viajes a la ISS se refiere. Ahora mismo, la NASA paga 70 millones de dólares por cada persona transportada en las cápsulas Soyuz de Rusia.
Otra razón más para el cambio, según la NASA, el haber dejado en manos privadas la fabricación de las naves en las que volarán los astronautas hasta la ISS “permitirá a la NASA centrarse en una misión aún más ambiciosa: enviar humanos a Marte", reza el comunicado institucional.
Cómo son los “taxis”
Las aeronaves que fabricarán Boeing y SpaceX son conocidas como Crew Space Transportation o CST-100 (Boeing) y Crew Dragon spacecraft (SpaceX).
La primera es una cápsula, diseñada por Boeing en colaboración con Bigelow Aerospace en el marco del programa Commercial Crew Development (CCDev) de la NASA.
Esta aeronave, además de para transportar a la tripulación norteamericana de la Estación Espacial Internacional, ha sido ideada para trasladar viajeros a las estaciones espaciales privadas, de uso comercial, que pretende fabricar la propia compañía Bigelow Aerospace, fundada por el magnate hotelero Robert Bigelow.
El aspecto exterior de la CST-100 sería muy similar al de Orion, una nave espacial fabricada para la NASA por Lockheed Martin; y tendría un diámetro de unos cuatro metros y medio.
Podría trasladar hasta siete personas, permanecer en órbita hasta siete meses y ser reutilizada para una decena de misiones. Asimismo, sería compatible con múltiples vehículos de lanzamiento.
En cuanto a la Crew Dragon spacecraft, esta nave espacial reutilizable también podrá participar en múltiples misiones y trasladar a unas siete personas.
Presentado en la web de SpaceX como “la primera nave espacial privada lanzada a una estación espacial”, este cohete ha sido diseñado para llevar tanto carga como humanos a destinos en órbita.
Hizo historia en 2012, cuando se convirtió en la primera nave espacial comercial de la historia. Entonces, llevó una carga a la ISS y trajo carga de vuelta a la Tierra, de manera segura, una hazaña previamente lograda sólo por proyectos gubernamentales. Se espera que su primer vuelo tripulado de prueba se realice en dos o tres años.
Pruebas y contratos
Los contratos de la NASA con SpaceX y Boeing incluyen al menos una prueba de vuelo tripulado por empresa, con al menos un astronauta de la NASA a bordo, para verificar el correcto funcionamiento de los sistemas y su maniobrabilidad en órbita, entre otros aspectos.
Una vez que esto quede comprobado, cada contratista llevará a cabo al menos dos, y un máximo de seis, misiones tripuladas a la estación espacial. Ambas compañías podrán vender sus servicios de transporte espacial a otros clientes, y no solo a la NASA, con lo que se espera se reduzcan sus precios.
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