Un nuevo estudio pionero sobre cómo buscamos similitudes en las relaciones, realizado por investigadores de la Universidad de Wellesley (Massachusetts) y la Universidad de Kansas, ambas de EE.UU., da un vuelco la idea de que «los opuestos se atraen», y sugiere en su lugar que nos atraen las personas que son afines.
El estudio podría conducir a un cambio fundamental en la comprensión de cómo se forman las relaciones y suena a una advertencia contra la idea de que las parejas pueden cambiarse con el tiempo.
Las conclusiones de la investigación se presentan en un artículo en la revista Journal of Personality and Social Psychology. Angela Bahns, profesora de psicología en la Universidad de Wellesley, y Chris Crandall, profesor en la de Kansas, son los autores principales del artículo.
En lo que podría considerarse un cambio de paradigma, el descubrimiento más sorprendente del estudio es que las personas en relaciones no se cambian mutuamente con el tiempo. En lugar de eso, la evidencia de Bahns y Crandall pone nuevo énfasis en los primeros momentos de una relación, lo cual revela que los futuros amigos o parejas ya son similares desde el principio de su conexión social. Es un nuevo e importante hallazgo, afirman los autores.
«Imagine dos extraños entablando una conversación en un avión, o una pareja en una cita a ciegas», dice Bahns en la nota de prensa de la Universidad de Kansas. «Desde los primeros momentos de bromas torpes, la similitud entre las dos personas está jugando inmediatamente y con fuerza un papel en las interacciones futuras. ¿Conectarán? ¿O se separarán? Esos primeros reconocimientos de similitud influyen mucho en esa decisión.»
Que se desarrolle una relación podría depender del grado de similitud que comparten los dos individuos desde el comienzo de su encuentro.
«Uno trata de crear un mundo social en el que se siente cómodo, donde tiene éxito, donde tiene gente en la que puede confiar y con quien puede cooperar para alcanzar sus objetivos», dice Crandall. «Para crear eso, la similitud es muy útil, y las personas se sienten atraídas por ella la mayor parte del tiempo.»
Añade Bahns: «A pesar de la idea de que las parejas se influyen entre sí es básica en la investigación de las relaciones, hemos identificado un ámbito amplio en el que los amigos muestran muy pocos cambios: personalidad, actitudes y valores, y una selección de comportamientos socialmente relevantes. Para que quede claro, no queremos sugerir que no haya influencia social en las relaciones; sin embargo, hay poco espacio para la influencia cuando los socios son similares al comienzo de la relación».
Los datos también sugieren que nuestra orientación hacia seleccionar personas afines puede ser mucho más fuerte de lo previsto anteriormente. «Lo que defendemos es que la selección de otros similares para nuestras relaciones es extremadamente común, tan común y tan extendida en tantas dimensiones que podría ser descrita como un defecto psicológico», dice Bahns.
Temas
Bahns y Crandall hacen hincapié en que la investigación muestra que las personas no buscan una similitud compartida en uno o dos temas en particular. «Las personas son más similares de lo que serían por azar en casi todo lo que medimos, y son especialmente similares en las cosas que son más importantes para ellos en lo personal», dice Bahns.
El estudio tiene importantes implicaciones para la forma en que comprendemos los fundamentos de las relaciones, y en que enfocamos que los compañeros sean diferentes. Sus hallazgos se derivan de las relaciones del mundo real. La información proviene de un método de investigación de campo en el que a parejas de personas que interactúan en público (parejas románticas, amigos, conocidos) se les hicieron preguntas sobre actitudes, valores, prejuicios, rasgos de personalidad o comportamientos que son importantes para ellos.
Se compararon los datos para ver cómo eran de similares o diferentes los pares y probar si los pares que se habían conocido hace tiempo eran más parecidos que los que se conocían desde hace poco. Y no.
Además, los investigadores encuestaron a parejas que acababan de conocerse (en un aula de la universidad), y examinaron esos mismos pares más tarde. Esto permitió tener datos longitudinales, pintando un cuadro de los pares con el tiempo.
Otro estudio
«En un estudio previo más pequeño, nos fijamos en los estudiantes de la Universidad de Kansas, una gran universidad, y varias universidades más pequeñas de la zona», dice Crandall. «En la grande, la gente encontraba personas más similares a ellos mismos que en las pequeñas, donde no hay tantas opciones. En los centros pequeños los amigos eran menos similares -pero igual de cercanos y satisfechos, y pasaban la misma cantidad de tiempo juntos».
«Sabemos que la gente elige gente similar al principio, pero saliendo del camino se pueden encontrar excelentes amigos, y relaciones significativas, con personas que son diferentes a nosotros», añade. Tales amigos diferentes no necesariamente mezclan sus puntos de vista con el tiempo, según el estudio. «Cualquier cosa que altere la armonía de la relación -tales como áreas de desacuerdo, sobre todo en actitudes, valores o preferencias que son importantes- es probable que persista», dice Bahns.
Éste podría ser un «mensaje de advertencia» para los que piensan que pueden cambiar a sus amigos o compañeros sentimentales: «El cambio es difícil y poco probable. Es más fácil seleccionar las personas que sean compatibles con sus necesidades y objetivos desde el principio».
Los investigadores dicen que la búsqueda de la similitud en los amigos puede provocar una falta de exposición a otras ideas, valores y perspectivas. «Llevarse bien con personas que no son como tú es realmente útil», dice Crandall. «Los amigos son para la comodidad, tener calma, relajación, no ser cuestionado: y eso es bueno. Pero no se puede tener solamente esa necesidad. También se necesitan nuevas ideas, gente que te corrija cuando te vuelves loco. Si te relacionas sólo con personas que están igual locos que usted, puedes perderte un gran mundo hermoso y diverso».
Bahns señala que el impulso hacia la similitud presenta el inconveniente de la «exposición limitada a diferentes ideas y creencias», pero también recompensas como «la estabilidad de la identidad, los sistemas de valores y la ideología.»
«[Este es] el mayor estudio de campo sobre la formación de la amistad, que yo sepa», dice la profesora Wendy Berry Mendes, catedrática en el Estudio de las Emociones Humanas de la Universidad de California en San Francisco. «Los autores proporcionan datos convincentes de que las amistades se producen entre gente similar. [Esta investigación ofrece] una de las pruebas más definitivas de que no sólo los «pájaros del mismo plumaje vuelan juntos», sino que va un paso más allá y demuestra que los «pájaros del mismo plumaje se buscan unos a otros antes de juntarse».
Referencia bibliográfica:
Angela J. Bahns, Christian S. Crandall, Omri Gillath, Kristopher J. Preacher: Similarity in Relationships as Niche Construction: Choice, Stability, and Influence Within Dyads in a Free Choice Environment. Journal of Personality and Social Psychology (2016). DOI: 10.1037/pspp0000088
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