Thomas Jay Oord ha publicado en Science&Theology News, una interesante entrevista con Zhihe Wang, relevante gestor cultural de la China actual, que refleja el proceso hacia la espiritualidad actualmente en curso en el país.
Zhihe Wang es director ejecutivo del China Project y del Instituto para el Desarrollo Postmodermo de China. Estos proyectos promueven formas de desarrollo cultural que avancen hacia la China del futuro y que creen una corriente de convergencia con el mundo occidental.
Estos institutos han incluido entre sus materias académicas el estudio de las relaciones entre la ciencia y la religión. Wang es además miembro de la Academia China de Estudios Sociales. Ha fundado en China más de diez centros de investigación, entre ellos el Centre for Science and Faith (Ciencia y Fe) de Pekín.
Las amplias relaciones académicas de Wang en China han permitido reunir a prestigiosos académicos de diversos campos en un ámbito común para discutir las relaciones de la ciencia con la religión en el mundo moderno.
Nada más apropiado que transcribir parte de la entrevista de Jay Oord a Wang en Science&Theology News para ponderar por nosotros mismos hacia donde soplan hoy las tendencias ideológicas en China, y muy en especial en relación con el papel de la espiritualidad en una sociedad moderna.
La espiritualidad en la China actual
Preguntado por el impacto que ha tenido la espiritualidad en los chinos de hoy, Wang señala:
Precisamente ahora la juventud china tiene un fuerte sentimiento de que se ha producido una pérdida de fe en el país. Muchos van buscando una nueva apertura hacia la espiritualidad. Andan buscando algo más allá de lo material, más allá del dinero. Incluso el gobierno está hoy exhortando hacia la espiritualidad. Apunta a temas morales –la última preocupación que nos proyecta más allá del materialismo. Naturalmente que Carlos Marx argumentó que la religión es el opio del pueblo. Y este punto de vista todavía es defendido por algunos. Pero la opinión de Marx está hoy decreciendo y está siendo reconsiderada. Un artículo reciente escrito por un alto dignatario chino sugería que la visión marxista de la religión está hoy fuera de lugar. Hoy la mayor parte de la gente se fija en el lado positivo de la religión. La gente puede hablar libremente de religión en China. Ello es un signo de que China está ahora más abierta a la espiritualidad.
Respecto al espacio dónde se sitúan los chinos que buscan espiritualidad, señala Wang:
Alguna gente se vuelve hacia el cristianismo, pero otros se sienten atraídos por el budismo. Otros buscan incluso en otros lugares. El gobierno no favorece ninguna religión particular. Promueve sólo una perspectiva moral que con frecuencia define como “un movimiento hacia una civilización espiritual”. El gobierno dice que no solamente necesitamos construir una civilización física o material, sino que además necesitamos construir una civilización espiritual.
Ciencia y espiritualidad
En otro momento de la entrevista, Wang se pronuncia sobre el papel que pueden jugar la ciencia y la espiritualidad en la construcción de esa sociedad cohesionada y armónica que China desea actualmente. Dice al respecto:
Las anteriores administraciones públicas en China estaban sólo preocupadas primariamente en cómo mejorar la economía. Pero la nueva administración está preocupada por el desarrollo sostenible. A esto lo llaman “desarrollo científico”. Pero promover un desarrollo sostenible supone una visión a largo plazo. El gobierno considera que esta visión incluye una dimensión espiritual. Por esto promueve la idea de una sociedad armónica que mantenga un equilibrio entre lo material, lo físico y lo espiritual.
Al ser preguntado si ciencia y espiritualidad pueden contribuir a reducir el abismo entre ricos y pobres que denuncian numerosos estudiosos de la China actual, dice el director del China Project:
Pienso que ciencia y religión juegan un papel importante. Precisamente en este momento el consumismo es dominante en China. La gente quiere estar a la altura de sus vecinos. Desean mantener altas sus aspiraciones, si Ud. quiere. Si yo tengo un coche, mi vecino desea un coche. Éste puede no tener ninguna necesidad de un coche, pero lo desea sólo porque yo lo tengo. Pero la espiritualidad nos dice que debemos tener otros valores. La espiritualidad nos insta a mirar hacia dentro y no preocuparnos demasiado por lo que sucede en el exterior. La espiritualidad es el antídoto para el consumismo.
Amor y bienestar
Sobre el amor y el bienestar señala Wang:
El amor ha sido siempre importante y continua siéndolo. Fuimos educados para amar a nuestros hermanos y hermanas. En el pasado existía una división entre burguesía y proletariado. Pero ahora la gente se está dando cuenta de que esto era una comprensión muy estrecha del marxismo. Los individuos sospechaban unos de otros cuando esta división existía. Sin embargo, la gente entiende ahora que hay algo más profundo, que todos somos seres humanos. Se han publicado muchos artículos y novelas en los últimos tiempos que apuntan al humanismo. Hace tiempo el gobierno trataba de suprimir este movimiento. Lo llamaban un movimiento liberal, pero la idea seguía viva en los corazones de la gente. Por ello, la nueva administración ha promovido un nuevo slogan que dice: poned al pueblo ante todo. El gobierno organiza con grupos de niños de escuelas elementales visitas a las comunidades de mayores y de discapacitados. Llaman a este movimiento dejad hablar a vuestro corazón en el amor. En mi tradición religiosa personal fuimos siempre educados para prescindir de algo superfluo. ¿Por qué? Para honrar a los antepasados. Por tradición, además, no encendíamos una lámpara para que las moscas no fueran atraídas y murieran. Esto demostraba nuestro amor por todas las criaturas vivientes. Era expresión de compasión y misericordia
El Nobel pendiente
Por último, en la entrevista con Science&Theology News, Wang es interrogado sobre la excelente valoración de la que disfruta la ciencia en China y dice:
El pasado abril publiqué un artículo en un importantísimo periódico chino, emparejado con otro artículo de alquien que defendía el “cientificismo”. Yo advertía que China no había tenido nunca un Premio Nobel. Y defendía que no tendríamos un Premio Nobel hasta que China comenzara a pensar de una manera más amplia sobre la ciencia. Los científicos chinos se centran sólo en sus propios campos. Pero yo escribía que debían estar abiertos a considerar cuestiones que trascendían sus propias disciplinas. Yo nunca critico la ciencia en sí misma. Todos somos beneficiarios de ella. Pero deberíamos criticar el “cientificismo”. Pienso que deberíamos sacar a la ciencia de su posición de reina absoluta. Una reina está simplemente en su trono y no tiene mucho que hacer. La ciencia podría ser así como una reina en la Ciudad Prohibida. Podría estar separada de su compromiso con el mundo exterior y quedar presa de sus grandes ideas. Yo desearía, sin embargo, que la reina saliera a pasear fuera de la Ciudad Prohibida. Tiene necesidad de ver que fuera hay un mundo más grande, rico y de colorido exuberante. Al encontrarse con este mundo la ciencia puede enriquecerse a sí misma. La ciencia requiere creatividad, y esto debería alcanzarse afrontando los riesgos –nunca frenando, sino siempre deseando moverse hacia delante.
Reflexiones
La entrevista a Zhihe Wang parece olvidar que religiones y espiritualidad produjeron en el pasado conflictos y enfrentamientos. También acontece en la actualidad si atendemos a los conflictos surgidos en torno a la religión islámica. Sin embargo, parece que el nuevo gobierno chino ha apostado, al igual que nosotros también hacemos, por considerar a la religión y a la espiritualidad un factor de humanización libre que puede contribuir a crear la sociedad equilibrada y armónica del futuro.
Para que pueda suceder así la religión deberá superar los fundamentalismos del pasado y del presente, para ponerse en condiciones de contribuir desde la libertad a la sociedad armónica y fraternal del futuro.
Juan Antonio Roldán es miembro de la Cátedra CTR.
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