En el año 2005, un estudiante de la Universidad Tecnológica de Delft, en los Países Bajos, terminaba su proyecto DelFly I, un micro vehículo aéreo (un MAV, que son sus siglas en inglés) de 15 gramos de peso que incluía una video cámara, un vídeo transmisor y una batería.
A finales de 2006, ingenieros de esa misma universidad crearon una segunda versión del invento: el DelFly II con la ayuda económica de la TNO y del ASTI. Esta versión mejoró la anterior al ganar en robustez y reducir su tamaño, manteniendo aún la cámara a bordo. Por otro lado, puede revolotear suspendida en el aire, como un colibrí, e incluso volar marcha atrás.
Ahora, en julio de 2008, los ingenieros han presentado la última versión del aparato, bautizada como DelFly Micro, que se ha erigido como el MAV equipado con cámara más pequeño del mundo.
Datos técnicos
Según describe la página web del proyecto DelFly, este nuevo dispositivo mide 10 centímetros de un extremo de un ala al extremo de la otra ala (tiene dos alas), pesa alrededor de tres gramos, y está compuesto por una batería (de un gramo de peso), un motor (0,45 gramos), una instalación electrónica (0,2 gramos), y un accionador (0,5 gramos).
DelFly Micro puede alcanzar una velocidad de hasta cinco metros por segundo o 18 kilómetros por hora, y posee una batería que le permite un vuelo de tres minutos de duración. Las alas del sistema se baten con una frecuencia de 30 veces por segundo y fueron fabricadas con politereftalato de etileno (PET), que es un tipo de plástico transparente.
De apariencia similar a la de una libélula, este MAV es una aeronave de control remoto excepcionalmente pequeña que cuenta además con una diminuta cámara (de 0,5 gramos de peso) y un software de reconocimiento de imágenes. La cámara transmite las señales que registra a una estación de tierra y, gracias al software, los objetos pueden ser reconocidos de manera independiente.
Aplicaciones
Este tipo de aparatos voladores de tamaño extremadamente reducido y con cámara a bordo tienen un gran interés por sus posibles aplicaciones. En un futuro, por ejemplo, podrán servir para realizar vuelos de control sobre áreas peligrosas o de difícil acceso. Sería el caso de lugares contaminados por la radioactividad o que presenten peligro de derrumbamiento o de explosiones.
El DragonFly Micro se parece por su estructura a otra libélula artificial anterior, de la que hablamos en 2007, creada por un equipo de ingenieros franceses.
En este caso, el aparato pesaba 120 mg y medía 6 centímetros de longitud y el Gobierno francés pretendía utilizarla en misiones de espionaje, como sobrevolar territorios sin ser percibida para transmitir información estratégica.
Con 180.000 nanomúsculos, la libélula francesa integraba sensores, emisores de información e incluso un “cerebro” que permitía coordinar sus movimientos.
Otros intentos
En los últimos años se han repetido diversos intentos dirigidos a fabricar aeronaves cada vez más pequeñas. Aparte del DragonFly en todas sus versiones, y de la libélula de los ingenieros franceses, en 2003 supimos de un robot-colibrí desarrollado por Ingenieros de la Universidad de Toronto, en Canadá, que tenía una autonomía de vuelo de 10 minutos, y que se pretendía llegase a ser una poderosa herramienta para la exploración espacial, el espionaje y el rescate de personas en caso de tragedias.
Por otro lado, en 2004, publicamos que el ejército australiano trabajaba en el desarrollo de enjambres de insectos-robots que sustituyan a los actuales aviones de reconocimiento no tripulados, y que funcionarán gracias a un sistema de inteligencia colectiva basado en matemáticas avanzadas y complejos algoritmos.
En 2006, por último, se habló de un robot del tamaño de una mosca capaz de volar en espacios interiores desarrollado por un equipo de científicos suizos. La finalidad del desarrollo de esta máquina sería la de realizar misiones de búsqueda y rescate en espacios cerrados.
Los resultados de todos estos intentos se irán viendo en un futuro sin duda no muy lejano. Los científicos creadores de DelFly, por su parte, revelan que su próximo objetivo será el DelFly NaNo, que medirá cinco centímetros y pesará un gramo.
De hecho, señalan que el DelFly Micro es simplemente un importante paso intermedio en el proceso de desarrollo. El segundo objetivo de la próxima versión, aparte de la reducción del tamaño, será que la libélula artificial pueda volar de manera completamente independiente gracias a un programa informático de reconocimiento de imágenes.
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