Investigadores franceses del laboratorio Vulnérabilité, adaptation et psychopathologie (del CNRS, de la universidad Paris VI, y canadienses del Hospital Douglas de la universidad McGill, en Montreal, han identificado la parte interna de la corteza prefrontal del cerebro humano como estructura clave para la formación de los recuerdos relacionados con informaciones sociales.
Los resultados de esta investigación acaban de publicarse en la revista especializada Journal of Cognitive Neuroscience, a los que el CNRS dedica también un comunicado. En este comunicado se explica que existe una memoria especializada que registra determinados acontecimientos sociales o hechos de la vida cotidiana, como una fiesta entre amigos, una reunión de trabajo o una discusión con nuestra pareja.
A nivel cerebral, explica el CNRS, diversas regiones del cerebro, en particular el hipocampo que participa en la memoria y la orientación), están directamente implicadas en el aprendizaje y en la formación de recuerdos.
Formación de recuerdos especializados
Además de esta especialización, existe según esta investigación otra más profunda, que consiste en el aprendizaje de tipos concretos de información, de la que se encargan áreas cerebrales específicas como por ejemplo, la amígdala cerebral, formada por un grupo de neuronas situado en el lóbulo temporal, dentro del sistema límbico, y que está vinculada con las emociones, principalmente el miedo y la agresión. También se asocia con la formación de recuerdos de experiencias emocionales.
Para identificar el área cerebral que se encarga de almacenar la memoria de nuestros acontecimientos sociales, los equipos francés (dirigido por Philippe Fossati y canadiense, realizaron una serie de pruebas con la técnica de imaginería por resonancia magnética (IRM a los cerebros de 17 voluntarios.
Esta tecnología es una forma no invasiva de obtener imágenes del cuerpo de alta calidad, y consiste en un escáner que contiene un imán. El campo magnético producido por una IRM es capaz de alinear los átomos de hidrógeno de los tejidos, que cuando reciben unas ondas de radio que se les envían éstas rebotan devolviendo la señal a una computadora que la registra. Los diversos tipos de tejidos devuelven señales diferentes, lo que permite conocer sus características.
Diferentes reacciones
A los 17 voluntarios del estudio se les pidió que realizaran la tarea de memorizar de manera comprensiva unas imágenes que contenían escenas sociales, de personas interactuando, y otras no sociales (paisajes en los que no aparecían personas).
Las mediciones por IRM identificaron así la parte interna del cortex prefrontal, denominado corteza media prefrontal, como estructura que se activaba cuando se memorizaba la información de las imágenes sociales.
Estudios previos realizados por estos mismos investigadores habían demostrado la asociación de esta área prefrontal con los procesos de reflexión sobre uno mismo y otras personas. Estas investigaciones sugirieron que el análisis de la información específicamente humana podría facilitar el aprendizaje y la memorización a través de estructuras cerebrales específicas, relacionadas con el análisis de los diversos estados mentales y de la empatía.
La investigación actual abre importantes perspectivas para la comprensión de los mecanismos de los desórdenes mentales relacionados con la incapacidad de relacionarse o actuar socialmente, tales como la esquizofrenia o el autismo, afirma el CNR.
Identidad emocional
Por otro lado, y tal y como publicamos anteriormente en Tendencias21, una investigación anterior de Fossati y sus colaboradores consiguió identificar la zona del cerebro que alberga nuestra identidad emocional, y que se encuentra en las regiones cerebrales más profundas.
Las experiencias emocionales, por tanto, al igual que las sociales, se guardan en un lugar muy concreto del cerebro, donde conforman el mapa de nuestra identidad emocional.
Este estudio anterior, del que también se hacía eco el CNR en un comunicado, descubrió el camino que siguen las emociones en el cerebro hasta convertirse en la fuente de identidad de cada persona, identificando por vez primera las áreas cerebrales implicadas en las emociones personales y sus recuerdos.
Asimismo, y con ayuda de la misma tecnología de IRM, el estudio determinó entonces que expresiones relacionadas con las preferencias subjetivas, como el trato personal que esperamos de los demás, activan únicamente la región externa del cerebro.
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