Un nuevo estudio realizado en la Universidad McGill de Canadá demuestra que el cerebro posee un mecanismo específico para sincronizar la visión y la audición: para otorgar sentido a los entornos complejos, las ondas cerebrales se alinean permanentemente y compensan las velocidades de procesamiento del sonido y la visión, que son notoriamente diferentes.
Esta integración cerebral hace posible que una imagen y un sonido creados al mismo tiempo se perciban de forma sincrónica para poder comprender la realidad, aunque ambos estímulos lleguen al cerebro y sean procesados por distintos circuitos neuronales y a diferentes velocidades. La investigación fue publicada en la revista Communications Biology.
De acuerdo a una nota de prensa, los científicos sostienen que existe un proceso denominado «recalibración temporal». Mediante dicho mecanismo, el cerebro en cierta forma nos engaña: modifica nuestra percepción del tiempo para que podamos percibir de forma integrada los estímulos sonoros y visuales, cuando en realidad deberíamos recibirlos por separado.
¿Cómo funciona este sistema? Una serie de señales cerebrales se adaptan permanentemente al entorno para monitorear la información sensorial recibida. Detectan y ordenan cada estímulo, asociando aquellos que puedan estar en divergencia.
Como resultado, obtenemos una comprensión integral de la realidad y podemos aprovechar los diferentes tipos de información que nos brindan nuestros sentidos.
El proceso en acción
El descubrimiento se concretó luego de distintas pruebas con voluntarios, que fueron realizadas dentro de una máquina de magnetoencefalografía (MEG). Esta tecnología permite obtener imágenes de las ondas cerebrales con una precisión de milisegundos.
Los participantes fueron estimulados con señales lumínicas y distintos sonidos, los cuales se entregaron con una determinada disparidad temporal. Se les solicitó que informaran si podían percibirlos al mismo tiempo.
El experimento crecía en complejidad: los estímulos visuales se modificaban y ofrecían a distintas distancias, en tanto que se incrementaba la diferencia temporal en cuanto a los sonidos, que también variaban de manera aleatoria.
En los resultados, los investigadores hallaron que los voluntarios lograban percibir los distintos tipos de estímulos como un todo en la mayoría de los casos, incluso frente a los escollos o dificultades que habían sido inducidos.
Esto demuestra que el cerebro trabaja constantemente para alinear ambas entradas sensoriales, con el propósito de evitar una percepción distorsionada de la realidad. De esta manera, podemos relacionar las imágenes y los sonidos que vamos percibiendo, adquiriendo herramientas para entender el mundo y nuestro entorno con mayor precisión.
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La percepción de la realidad
En líneas generales, los científicos concluyeron que su estudio confirma la existencia de un sistema cerebral que apunta a una mejor adaptación del individuo al «bombardeo» de estímulos recibidos de forma permanente.
Gracias a la posibilidad de asociar las distintas señales más allá de las diferencias temporales o fisiológicas, los circuitos cerebrales integrados ofrecen una percepción más ordenada y clara de la realidad.
Por último, los especialistas resaltaron que en el caso de enfermedades como el autismo o la esquizofrenia existen anomalías en este proceso de integración y recalibración, desembocando en múltiples inconvenientes para adaptarse al entorno. Además, la recepción de las diferentes señales de manera desintegrada produce al mismo tiempo inconvenientes psicológicos y en el comportamiento.
En consecuencia, este descubrimiento puede funcionar como una puerta de entrada hacia nuevas estrategias para mitigar los efectos negativos de dichas patologías.
Referencia
Coupled oscillations enable rapid temporal recalibration to audiovisual asynchrony. Lennert, T., Samiee, S. & Baillet, S. Communications Biology (2021).DOI:https://doi.org/10.1038/s42003-021-02087-0
Foto:
Los investigadores confirmaron una interacción única entre ondas cerebrales rápidas y lentas en las regiones auditivas y visuales del cerebro: ambos sistemas se integran para facilitar la comprensión de la realidad. Crédito: Baillet, S. et al / Universidad McGill.
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