El estrés de la vida temprana es un factor de riesgo para episodios posteriores de depresión. De hecho, los adultos que son abusados o descuidados de niños tienen casi el doble de posibilidades de experimentar depresión.
La investigación científica a este respecto ha revelado que el aumento del riesgo después de tal adversidad en la niñez se asocia con la sensibilización de los circuitos cerebrales implicados con el procesado de amenazas y la conducción de la respuesta al estrés. Más recientemente, las investigaciones han comenzado a demostrar que, paralelamente a esta sensibilización al estrés, también pueden disminuir el procesamiento de la recompensa en el cerebro y reducir la capacidad de una persona para experimentar emociones positivas.
Investigadores de la Universidad de Duke (Carolina del Norte) y del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas (en San Antonio), ambas de EE.UU., observaron específicamente este segundo fenómeno en un estudio de neuroimagen longitudinal con adolescentes, a fin de comprender mejor cómo el estrés de la vida temprana contribuye a la depresión.
Reclutaron a 106 adolescentes, entre las edades de 11 y 15, que se sometieron a una resonancia magnética inicial, junto con medidas del estado de ánimo y abandono. A los participantes en el estudio se les realizó un segundo escáner cerebral dos años más tarde.
Los investigadores se centraron en el cuerpo estriado ventral, una región profunda del cerebro que es importante para el procesamiento de experiencias gratificantes, así como la generación de emociones positivas, los cuales son deficientes durante la depresión.
Resultados
«Nuestros análisis revelaron que en una ventana de dos años durante la adolescencia primera y media, se produjo una disminución anormal en la respuesta del cuerpo estriado ventral a la recompensa en los adolescentes que habían estado expuestos a abandono emocional, una forma relativamente común de adversidad en la niñez en la que los padres son persistentemente emocionalmente insensibles y no accesibles para sus hijos», explica el autor principal Jamie Hanson en la nota de prensa de Elsevier, editora de Biological Psyquiatry, en la que se ha publicado el artículo.
«Es importante destacar que también ponemos de manifiesto que esta disminución del estriado ventral predijo la aparición de síntomas depresivos durante este período clave del desarrollo», agrega. «Nuestro trabajo es consistente con otros estudios recientes que han encontrado un procesamiento de la recompensa deficiente en la depresión, y pone aún más de relieve la importancia de considerar estos aspectos en los esfuerzos por proteger a las personas expuestas a adversidades en la niñez de la depresión en edades posteriores.»
Este estudio sugiere que, en algunas personas, el estrés en la vida temprana compromete la capacidad de experimentar el entusiasmo o el placer. Además, el efecto del estrés de la vida temprana puede crecer con el tiempo, por lo que las personas que en un principio parecen resistentes pueden desarrollar problemas más adelante en la vida.
«Esta idea es importante porque sugiere una vía neural a través de la cual el estrés en los primeros años de vida puede contribuir a la depresión», dice John Krystal, editor de Biological Psychiatry. «Esta vía podría ser el objetivo de los tratamientos de estimulación neural, y conducir a una intervención temprana».
En otro estudio similar reciente, dirigido por Jamie Hanson, los investigadores han comprobado la mayor tendencia a la depresión de las personas que han sufrido estrés en la vida temprana. En este caso, el análisis se produjo a la edad de 26 años.
Referencias bibliográficas:
Jamie L. Hanson, Ahmad R. Hariri, Douglas E. Williamson: Blunted Ventral Striatum Development in Adolescence Reflects Emotional Neglect and Predicts Depressive Symptoms. Biological Psychiatry (2015). DOI: 10.1016/j.biopsych.2015.05.010.
Jamie L Hanson, W. Dustin Albert, Anne-Marie R. Iselin, Justin M. Carré, Kenneth A. Dodge, Ahmad R. Hariri: Cumulative Stress In Childhood is Associated with Blunted Reward-Related Brain Activity In Adulthood. Social Cognitive and Affective Neuroscience (2015). DOI: 10.1093/scan/nsv124.
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