Para George Ellis, si Dios ha creado el mundo y ha pretendido un fin, éste no es sólo el hombre, sino el hombre tal como es entendido en la revelación cristiana: Dios ha creado el universo para la libertad.
Este diseño hacia la libertad se vislumbra en los caracteres de un universo donde es posible considerar la posible existencia de Dios, pero donde Dios ha creado un mundo autónomo en el que Dios no quiere imponer su presencia.
Es un universo donde se vislumbra la kénosis (anonadamiento) del creador ante la libertad humana de que habla la teología cristiana de la kénosis en la actual teología de la ciencia.
Su propuesta de lectura o entendimiento cristiano del principio antrópico cobra hoy nueva actualidad ante circunstancias como la renovada presión fundamentalista sobre el intelligent design (que busca una demostración de la existencia de Dios negando la autonomía explicativa del mundo), o como la viabilidad de una religiosidad natural, cósmica, al estilo del New Age, en la que se prescinde de la esencia de la religiosidad cristiana como aceptación de un Dios que entrega la libertad por su kénosis en la creación.
Científico y creyente comprometido
George Ellis recibió el Templeton Price 2004, dotado con 1.4 millones de dólares para premiar a aquellas personalidades distinguidas por la investigación y descubrimientos en relación a Spiritual Realities.
De hecho, el Premio Templeton se ha venido otorgando en los últimos años a las personas que más han contribuido a la investigación de las relaciones entre ciencia y religión (se concedió también antes a la Madre Teresa de Calcuta). Entre otros han sido ya galardonados Paul Davies, Ian Barbour, Arthur Peacocke, John Polkinghorne y John Barrow en 2006.
George F.R. Ellis, 65, quáquero, atleta de joven, casado y con dos hijos, y en la actualidad nietos, es un conocido cosmólogo australiano dedicado a la física matemática aplicada, la astronomía y astrofísica, como profesor en la Universidad de Ciudad de El Cabo en Sudáfrica. Ha sido profesor visitante de astronomía en la Universidad de Londres y presidente de la Royal Society de Sudáfrica.
En su rica personalidad cabe distinguir cuatro líneas de interés y compromiso fundamentales: su obra científica en la cosmología, especialmente en la cosmología relativista; la antropología, especialmente el papel del cerebro emocional en el proceso evolutivo-emergente que conduce a la razón, en una línea inspirada por Antonio R. Damasio; las relaciones entre ciencia y religión que han establecido el fundamento para la concesión del Templeton Price; y, por último, su interés continuado por las cuestiones sociales y éticas a lo largo de los difíciles años atravesados por Sudáfrica.
Su obra científica
La obra científica de Ellis se ha desarrollado al hilo de la teoría relativista, ya desde sus primeras investigaciones, más orientadas a los modelos matemático-teóricos que a la experimentación. A este enfoque responde su primera colaboración con Stephen Hawking en el libro titulado The large Scale Structure of Space-Time.
Sus últimos trabajos, también en contacto con Hawking, siguen explorando las consecuencias teórico-matemáticas del continuo espacio-tiempo einsteniano. Una de las consecuencias de la relatividad es la expansión del universo, noción central que conduce al big bang.
En este contexto de continuidad espacio-temporal se llegaría a la consideración contrainductiva de que no podría existir un tiempo=0, abriéndose la posibilidad teórica de un universo eterno. Ellis ha investigado también las posibilidades teóricas de concebir desde las consecuencias de la relatividad el llamado multiverso o un “meta-universo” en que se hallaría el nuestro.
Dada la condición de creyente de Ellis, parece extraña su dedicación a la fundamentación teórica de la teoría de multiuniversos, ya que esta teoría suele esgrimirse para evitar las consecuencias teístas del principio antrópico.
Sin embargo, no es del todo extraño, si reflexionamos sobre su creencia en que el universo no impone a Dios: la posibilidad teórica de los multiuniversos sería congruente para él con un universo que Dios ha creado en la oscuridad y la incertidumbre de su explicación final.
El diálogo ciencia-religión
En relación con el diálogo ciencia/religión, George Ellis ha aportado ideas brillantes, ante todo su formulación del principio antrópico cristiano. La primera aproximación se encuentra en el último capítulo de su obra Before the Beginning, sobre el big bang; pero su formulación más brillante está en su aportación al primer volumen de los libros de colaboración entre el Observatorio Vaticano y el CTNS de Berkeley.
La versión normal del principio antrópico nos dice que, curiosamente, los valores y propiedades físicas de nuestro universo podrían haber oscilado dentro de ciertas escalas, pero tienen sorprendentemente aquellos valores precisos, y necesarios, para posibilitar la química del carbono, la vida y, finalmente, la emergencia del hombre.
Pero Ellis ha dado un paso más y ha concebido el universo como un diseño preciso no sólo para conducir al hombre, sino también para hacer posible el hombre cristiano, el hombre tal como es entendido en la teología cristiana.
Ellis entiende que un Ordered Universe, con la firmeza de las leyes de la naturaleza, es el condicionamiento básico para la posibilidad del hombre cristiano. Pero es necesario también que esta naturaleza firme posibilite la Free Will in the Anthropic Universe.
El universo diseñado para emerger la vida inteligente debe tener también las condiciones que permitan la libertad humana. Y así es, en efecto, el diseño natural: la autonomía funcional de las leyes naturales y la posibilidad de describir el mundo sin Dios permiten la libertad del hombre frente a Dios.
El mal físico es una consecuencia de ese mundo autónomo que se hace a sí mismo evolutivamente: el mal moral de la acción humana tampoco debía ser restringido en un diseño providente para la libertad incondicionada.
Un universo diseñado para la ambigüedad
Así, el universo está diseñado para la ambigüedad. Para acceder a la Hidden Nature(naturaleza oculta) de Dios desde el enigma. El universo no está dominated by explicit marks of God´s activity so that belief in God´s existence and nature would be forced on everyone (no hay señales evidentes para que la fe en Dios se imponga a nadie).
En ese universo el hombre es esencialmente libre ante un Dios que no se le impone: pero esto es posible porque el mismo universo tiene un diseño constructivo, un ajuste preciso para que esto sea posible.
Para Ellis, un requerimiento para la libertad es que the nature of God and his creative activity be largely hidden, so that doubt is possible (Dios esté oculto y la duda sea posible). Sin embargo, el Dios oculto no está absoltamente oculto, ya que el universo está diseñado con un equilibrio entre ocultamiento y manifestación que hacen al hombre posible acceder a Dios.
Nos dice: sufficient evidence is given for knowlwdge of God´s existence and an outline of his will, but this evidence is not overbearing (hay evidencia de Dios, pero no es impositiva). No es aplastante y el hombre puede libremente cerrar su existencia a Dios.
Teología de la kénosis
El diseño del universo es, pues, kenótico: Dios ha renunciado a imponer su presencia para la libertad humana. Dios ha elegido un completely loving and sacrificial way. Ha sacrificado, ha anonadado (kénosis) la imposición de su presencia en el mundo.
Es la kénosis de Dios en la creación, en entera consonancia con la kénosis del Verbo en Cristo de que nos habla San Pablo en el himno de Filipenses. Para Ellis the kenotic revelation given by Christ shows the nature of God´s creative action in the world.
La voluntad kenótica de Cristo, que manifiesta la kénosis fundamental del Dios creador, está manifiesta en la escena de las tentaciones en el desierto, en toda la vida de Cristo y en su muerte y resurrección.
Ellis se refiere a autores como William Temple, Jürgen Moltmann, Arthur Peacocke, Keith Ward, así como muy ampliamente a la filosofía/teología del proceso, en autores como W.H. Vanstone, John B. Cobb y otros. Sitúa su pensamiento en una constante línea de convergencias que a lo largo del siglo XX apuntan a entender la teología de la kénosis como pieza esencial del pensamiento cristiano.
Kénosis y compromiso ético
Pero un aspecto esencial para George Ellis es la traducción ética de este enfoque cosmológico-teológico de la kénosis. Así como, a través de la creación y del misterio de Cristo, Dios ha aceptado la kénosis de sí mismo a favor de la humanidad, así igualmente el comportamiento cristiano debe ser entendido como una kénosis libre que acepta a Dios y se entrega en plenitud a los demás hombres en una solidaridad sacrificial que es un estado religioso que va más alla del puro altruismo. La moral cristiana se funda así en una kénosis a la inversa por amor.
Estos principios han sido aplicados por Ellis en su propia vida llena de compromiso político por los derechos humanos en Sudáfrica, como se ve en sus publicaciones sobre esta temática, que le llevaron incluso a la persecución en la época del apartheid.
Estas ideas (así como las citas en inglés antes aducidas) pueden verse en la contribución de Ellis a la obra editada por John Polkinghorne The Work of Love. Creation as Kenosis; la aportación de Ellis se titula Kenosis as a Unifying Theme for Life and Cosmology.
Ellis ha colaborado con numerosos autores. Con el jesuita William Stoeger, del Observatorio Vaticano y miembro del Consejo Asesor Ampliado de la Cátedra CTR, como se ve en la edición del libro The Far Future Universe. También con Nancey Murphy del CTNS sobre los aspectos éticos en la obra firmada por ambos On the Moral Nature of The Universe: Cosmology, Theology, and Ethics.
La obra científica de Ellis es ciertamente importante y se ha codeado con los grandes cosmólogos de nuestro tiempo. Sus aportaciones al diálogo ciencia/religión han contribuido a poner de manifiesto desde el pregnante concepto de principio antrópico cristiano, que la comprensión filosófico-teológica del cristianismo en la era de la ciencia pasa también por un entendimiento adecuado del concepto cristiano de kénosis. Este enfoque no es exclusivo suyo, sino que pertenece con derecho a una importante corriente de pensamiento teológico contemporáneo.
Juan Antonio Roldán es miembro de la Cátedra CTR. Artículo elaborado a partir de una nota de Javier Monserrat en la web de la mencionada Cátedra.
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