Las redes sociales están cambiando la forma en que los científicos interactúan entre sí y con la sociedad en general. Un ejemplo es la forma en que los investigadores utilizan Twitter para aumentar el impacto de sus investigaciones.
David Shiffman, un estudiante de doctorado de la del Centro Abess para la Ciencia y Regulación de Ecosistemas, de la Universidad de Miami (Florida, EE.UU.), describe en un estudio las ventajas de los tweets durante el desarrollo de las publicaciones científicas.
La incorporación de Twitter en las diferentes etapas de una publicación científica permite a los científicos conectar más rápidamente, facilita la colaboración interdisciplinar y hace que sea posible comunicar los resultados a un público amplio y diverso, de acuerdo con el estudio de Shiffman. También alienta conversaciones sobre las conclusiones, después de su publicación.
«Las redes sociales, que permiten que la información sea compartida instantáneamente en todo el mundo, dan a los científicos expertos en Internet la capacidad de acelerar drásticamente el ritmo de la comunicación y la colaboración científica», señala en la nota de prensa de la Universidad Shiffman, que fue nombrado recientemente uno de los mejores biólogos a seguir en Twitter ( @WhySharksMatter) por el Huffington Post.
Aunque algunos científicos tienen sentimientos encontrados sobre el uso de Twitter con fines académicos, es sólo cuestión de tiempo que la comunidad científica acepte las redes sociales, dice otra de las autoras del estudio, Emily Darling, investigadora de la Universidad de Carolina del Norte.
Una oportunidad
«Muchos científicos pueden pensar que no tienen tiempo para Twitter», explica Darling, «pero un poco de esfuerzo puede proporcionar un enorme valor en cuanto a comunicación y divulgación. La solución es simplemente darle una oportunidad».
Shiffman y sus colaboradores documentan ejemplos que apoyan el uso científico y académico de Twitter, en su investigación, titulada en castellano El papel de Twitter en el ciclo de vida de una publicación científica, y publicada en la revista Ideas in Ecology and Evolution.
Por ejemplo, identificaron una serie de investigadores en biología marina, incluyendo una lista de Twitter formada por varios centenares de ellos, EEMB. En total encontraron 116 científicos que tuitean activamente sobre su tema de investigación, y compararon el tamaño de sus redes de seguidores («followers») con el tamaño medio de los departamentos científicos.
El número medio de seguidores era de 241, siete veces más grande que las 33 personas que de media componían sus departamentos. Obviamente, señalan los autores del estudio, hay otras formas de crear redes de conocimiento en la vida real, aparte de los propios departamentos, pero son más difíciles de cuantificar.
Los autores analizaron el tipo de seguidores que ellos mismos tienen en twitter, y descubrieron que un 55% de ellos son gente del mundo científico (estudiantes, profesores, investigadores). El resto era público general y medios de comunicación.
Además, el artículo señala la importancia de las redes sociales para dar a conocer eventos y congresos científicos, especialmente mediante los #hashtags. Eso permite participar a científicos que no han podido acudir al congreso, a través de sus ordenadores.
Pre-revisión
Twitter permite discutir las conclusiones de un estudio antes de someterlo a la revisión oficial de una revista, como en el caso del trabajo de John Bruno sobre los cambios en la fauna de peces de coral en Belice tras la invasión del pez león. Recibió respuestas de un buceador aficionado y de un estudiante de oceanografía, entre otros.
Los autores reconocen que divulgar investigaciones antes de su publicación oficial puede hacer que otros científicos copien las ideas o se las apropien, pero subrayan que Twitter deja por escrito las fechas de publicación de los tweets, y por tanto es un registro fehaciente de dónde ha podido surgir el conocimiento.
Otra ventaja es la popularidad que se puede obtener en los medios generalistas o de divulgación sin necesidad de pasar por la publicación en una revista científica.
Las desventajas que pueden tener las redes sociales, añaden los investigadores al final del estudio, son principalmente la dificultad para expresar ideas complejas en textos muy cortos, y la posibilidad de que se malinterpreten las conclusiones científicas al ser analizadas por gente no especializada.
Referencia bibliográfica:
Emily Darling, David Shiffman, Isabelle Cȏté, Joshua Drew. The role of Twitter in the life cycle of a scientific publication. Ideas in Ecology and Evolution (2013).
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