El calentamiento global es, sin duda, uno de los debates que más han encendido las relaciones entre los políticos, la comunidad científica, y el público general en los últimos años. Y sin embargo, todavía son muchos los que dudan de esta realidad que ya prácticamente avalan todos los investigadores.
En este debate de Tendencias21 TV, moderado por Jorge Lázaro, se pretenden aclarar el significado y las implicaciones de este problema. Para ello contamos con la presencia de David Barriopedro y Ricardo García Herrera, investigadores del CSIC y autores del estudio The Hot Summer of 2010: Redrawing the Temperature Record Map of Europe.
Unos acuerdos necesarios
La próxima reunión del COP 21 (la Vigésima primera Conferencia de las Partes) es el punto de partida del coloquio, tratando de dilucidar las medidas que está tomando la comunidad internacional para hacer frente a una realidad que, según Ricardo García, es ya el consenso generalizado de la comunidad científica.
En la última reunión del Panel Internacional del Cambio Climático (IPCC) se estableció sin ningún género de dudas que existe el fenómeno conocido como calentamiento global, y que este está produciéndose por la actividad humana en la emisión de gases de efecto invernadero, merced a la industrialización y el transporte.
“Lo que uno esperaría es que se llegara a un acuerdo de cumplimiento obligatorio que redujera significativamente las emisiones”, afirma Ricardo García al hablar del COP 21, y de la necesidad de sustituir el Protocolo de Kioto, ya desfasado e insuficiente, dados los efectos que está teniendo en el medio el calentamiento global.
Multiplicidad de factores
Para medir esos efectos, se utilizan indicadores de distintos campos: registros de temperatura de los últimos 150 años, comportamiento de glaciares y nivel de los océanos… y todo ello contrastado con lo que los modelos físicos explican basándose en esos resultados.
Según estos indicadores, actualmente la temperatura general del planeta está aumentando un mínimo de un grado cada siglo, lo que afecta a la reducción de los glaciares y la subida del nivel del mar. Efectos tan amplios solo pueden explicarse por la combinación de la variabilidad climática natural (debida a la traslación de la tierra, la actividad volcánica…) y el efecto de los gases de efecto invernadero.
Todo ello hace que la comunidad científica no tenga ya dudas al respecto de este problema. La información del público general, por otra parte, todavía es algo mejorable, cuenta David Barriopedro. “La información de los estudios está ahí”, afirma, aunque también reconoce que a veces esta no llega correctamente a la gente, en parte por la dificultad de explicar fenómenos como la ocurrencia de extremos.
Estos episodios extremos, comenta David, pueden suceder tanto en escenarios de calentamiento global, como en escenarios donde el cambio climático esté ausente, y de ahí lo difícil de explicar al público estos indicadores. Se pueden estudiar, eso sí, y suponen un indicador conjunto con el de los cambios graduales, las probabilidades de la ocurrencia de estos efectos a lo largo del tiempo, que han aumentado de manera dramática.
Es algo que se desprende del último trabajo que han realizado ambos ponentes, y que por primera vez ha estudiado de manera científica la longitud de los verano (poniendo el foco en indicadores de temperatura locales) en Europa, que se han alargado unos seis días por década en los últimos treinta años (dos semanas y media, aproximadamente).
El caso mediterráneo
En los países mediterráneos, y concretamente en España, explica David, el aumento ha sido incluso mayor “de diez días por década, lo que supondría que hemos estirado el verano un mes”. Para Ricardo el caso demuestra “la complejidad del análisis del clima, lo que puede tener que ver en algún caso con la confusión de la gente”.
Los indicadores que explican esta evolución son dos: una causa natural, la oscilación multidecadal del Atlántico, que pasa por fases frías y cálidas (encontrándose en esta última, que acelera el cambio, desde los años 80); y otra humana, como son los factores de calentamiento antropogénicos. Esta complejidad del tema, al combinarse varias causas, hace que sea difícil que la gente preste atención al problema en lo que Ricardo llama la “cultura del tuit, de los 140 caracteres”.
A pesar de la dificultad, es importante que el público sepa diferenciar entre esas causas naturales y antropogénicas en función de sus efectos que, por lo general, se exacerban y se hacen globales cuando entra en juego el factor humano.
La globalidad de los cambios no implica que todos los puntos del planeta vayan a sufrir por igual los efectos del cambio climático. Concretamente, España es, dice Ricardo, uno de los países que serán más vulnerables el calentamiento global, dada su situación en la Cuenca del Mediterráneo.
Así, veremos cómo aumenta la ocurrencia de extremos (olas de calor, como hemos visto este mismo año ya), y cómo se acentúa la velocidad del ciclo hidrológico, con sequías y períodos de gran humedad. Ello, junto con la subida del nivel del mar, que también afectará enormemente a España, tendrá un efecto doble, tanto económico (en el turismo), como en las propias personas, con la mortalidad derivada de las olas de calor disparándose de manera alarmante.
Para luchar contra estas tendencias se ve necesaria la conjugación del respeto al medio ambiente con el desarrollo, especialmente de los países independientes que critican los efectos negativos para su crecimiento de las medidas contra el cambio climático. Ricardo advierte de la importancia de un consenso global, y de realizar cambios tecnológicos que permitan modificar los modelos de crecimiento.
“Lo que hay que hacer”, dice, “es fomentar los temas relacionados la economía verde, que además supone un nicho de empleo”. Las energías renovables y las tecnologías limpias y eficientes son algo que defiende también David, que afirma que los países desarrollados son los que tienen que impulsar ese cambio para dar una solución al problema del calentamiento global.
Perfiles
David Barriopedro es doctor en Física Atmosférica por la Universidad Complutense de Madrid. Es investigador Ramón Y Cajal en el Departamento de Física de la Tierra II en la misma Universidad, y en el Departamento de Geología Sedimentaria y Cambio Medioambiental del Instituto de Geociencias del CSIC. Ha sido autor contribuyente del V informe del IPCC y es autor de más de 35 artículos de investigación. Está especializado en Variabilidad Climática. Sus líneas de investigación y publicaciones se han centrado sobre todo en torno a sistemas de circulación atmosférica y episodios extremos, destacando estudios como The Hot Summer of 2010: Redrawing the Temperature Record Map of Europe y The Outstanding 2004–05 Drought in the Iberian Peninsula: Associated Atmospheric Circulation.
Ricardo García Herrera es Catedrático de Física de la Atmósfera de la Universidad Complutense en el Departamento de Física de la Tierra II y también pertenece al Instituto de Geociencias , en el mismo Departamento de Geología Sedimentaria y Cambio Medioambiental. Está especializado en Variabilidad Climática, en Paleoclimatología y Cambio Global. Su línea de investigación se centra el análisis de extremos, la variabilidad climática y el análisis de fuentes documentales del clima. Ha sido coordinador del Máster en Geofísica y Meteorología en la Universidad Complutense de Madrid. Fue autor contribuyente del IV informe del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change). Autor de más de 100 artículos de investigación (entre ellos The Hot Summer of 2010: Redrawing the Temperature Record Map of Europe y The Outstanding 2004–05 Drought in the Iberian Peninsula: Associated Atmospheric Circulation), ha coordinado diferentes proyectos de investigación nacionales e internacionales, y entre 2010 y 2012 fue presidente de AEMET.
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