Estamos en una nueva era en la que dispositivos móviles como smartphones y tabletas se han convertido en imprescindibles tanto para actividades propias del día a día como para los negocios, desbancando en muchos casos a ordenadores de sobremesa y portátiles. Esos nuevos usos se pueden extrapolar a cualquier ámbito, y el de la arqueología no iba a quedarse atrás.
Así, no es de extrañar que los arqueólogos actuales recurran a herramientas propias del siglo XXI para explorar el pasado. Eso es precisamente lo que está poniendo en práctica un equipo de investigadores de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee (UWM), en Estados Unidos, dirigidos por el profesor y catedrático de Historia del Arte Derek Counts.
Según explica la universidad en un comunicado, el grupo de investigación ha recibido importantes subvenciones para comprobar cómo nuevas tecnologías como tabletas y escáneres 3D pueden reemplazar a cuadernos y blocs de dibujo polvorientos, lápices y cámaras tanto a pie de campo como en los museos.
Aplicando la nueva tecnología digital al estudio de una estatuilla de terracota de Chipre, los investigadores han sido capaces de detectar la huella de 2.500 años del escultor. Posibles coincidencias entre la huella de ese artista anónimo con las encontradas en otras piezas les ayudará a enmarcar el hallazgo en un lugar y tiempo.
Arqueología sin papeles
Counts es además director asociado del Proyecto Arqueológico en Athienou (AAP), responsable de los trabajos que se están llevando a cabo en las ruinas de Athienou-Malloura, en la isla de Chipre. En el mismo están implicados tanto licenciados y estudiantes de la UWM, como especialistas y otros estudiantes a nivel internacional, que investigan el sitio desde 1990 bajo la dirección del profesor Michael K. Toumazou, del Davidson College en Carolina del Norte.
Durante los últimos veranos, Counts ha puesto en marcha protocolos para fomentar el uso de iPads en el trabajo de campo, convirtiéndose así poco a poco en la forma habitual de recopilar, cartografiar y archivar información. Estas herramientas les permiten tomar notas directamente a medida que excavan, buscar información en bases de datos relacionadas, crear hojas de cálculo, dibujos, tomar fotos e incluso grabaciones de audio o vídeo para insertar en sus notas a medida que trabajan.
Aplicaciones propias de Apple como Pages, Numbers y iDraw facilitan el procesamiento de información y la creación de datos "de origen digital", como denomina el profesor a la información registrada que comienza su vida en formato digital. Mientras más herramientas más facilidades, como la incorporación de un lápiz óptico para perfeccionar los dibujos.
Instrumentos todos ellos que vienen a sustituir a los portátiles, que han sido durante mucho tiempo una buena opción para los arqueólogos de campo. Sin embargo, eran más propensos a los daños causados por el polvo y la suciedad, además de más voluminosos, menos manejables, con menor autonomía y potencia limitada en comparación con las tabletas.
“Las tabletas tienen baterías de larga duración, son muy portables, incluyen cámaras de alta resolución y realmente han convertido la informática móvil en una realidad en el campo”, destaca Counts. Un investigador puede incluso estar dentro de una zanja y tener en su bolsillo la herramienta que necesita. “Es mucho más eficiente”, añade.
Modelado en 3D
Paralelamente, el equipo de Counts en Chipre estudia también cómo los avances en modelado e impresión en 3D pueden ayudar a unir de nuevo piezas del pasado que se encuentran dispersas. Con ayuda del Centro de Visualización y Entornos Virtuales de la Universidad de Kentucky, están analizando cómo el escáner 3D de luz estructurada puede captar tanto la superficie como la geometría de los artefactos.
De esa forma no sólo se podrían reconstruir piezas de gran valor, cuyos fragmentos se encuentran rotos o esparcidos por una zona amplia, sino crear réplicas tridimensionales que permitieran su estudio a arqueólogos e historiadores del arte de todo el mundo.
En su trabajo, por ejemplo, Counts y su equipo han hallado más de 4.000 fragmentos de esculturas de piedra caliza y terracota rotas. Con el uso de imágenes en 3D, bases de datos de información y algoritmos computacionales, los investigadores podrían buscar entre miles de fragmentos hasta encontrar los adecuados para completar su rompecabezas.
Los escaneos digitales también permiten a investigadores y amantes del arte el estudio de detalles de color, textura y tamaño, facilitando la datación e interpretación de los objetos dentro de su contexto cultural e histórico. Estas imágenes de alta resolución pueden sacar a la luz detalles imperceptibles a simple vista, como la huella de 2.500 años de antigüedad, aportando aún más información.
Las ventajas son incalculables. Otra buena muestra son las posibilidades que brinda la impresión en 3D, permitiendo a los investigadores estudiar las obras de arte a distancia mientras los originales se conservan en los museos de sus países de origen. O por qué no, incluso tener réplicas de esos objetos en sus propias manos. Sin siquiera viajar, "la gente puede conocer el arte de Chipre de una forma totalmente dinámica y realista", destaca Counts.
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