«Las personas esperan demasiado de un robot perro o de un robot gato, y por eso acabé optando por una foca». Así explica Takanori Shibata, creador del robot de asistencia personal Paro (Nuka en España), por qué es un bebé foca y no otro animal. Shibata estuvo ayer en la presentación de Global Robot Expo, la feria internacional de tecnologías robóticas que se celebra en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid hasta el domingo, y que este año ha contado con una notable presencia japonesa.
Además de Shibata, estuvo presente Hiroshi Kobayashi, creador del exoesqueleto Traje de Músculo, y el embajador de Japón en España, Kazuhiko Koshikawa, que cortó la cinta de apertura de la feria.
Paro (Personal Assistant Robot) se comercializa desde 2004. Shibata, que es director de Investigación del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada de Japón (AIST), explica que primero probó con robots-gato y robots-perro, pero la gente tenía demasiadas expectativas respecto a ellos, porque los comparaba con los animales reales. «De una foca esperan mucho menos, por lo que es más fácil que acabe satisfaciéndoles.
Por eso es tan difícil que un robot humanoide guste a la gente, explica. «Hará falta mucho trabajo de los ingenieros para conseguirlo, pero espero que así sea». Esta región fronteriza en la que los robots están cerca de los humanos se denomina el valle inquietante, en el cual se produce un rechazo.
Paro tiene sensores que detectan de dónde viene un sonido, y puede aprenderse el nombre que le pongan sus dueños. Es capaz de apaciguar la agresividad de personas con problemas mentales, como depresión o ansiedad, gracias a su suave piel. También ayuda a aliviar el dolor de personas con enfermedades como el cáncer, y a niños con problemas de comunicación. «Es un robot terapéutico, pero no va a quitar el trabajo a los trabajadores asistenciales», aclaró Shibata, subrayando el carácter complementario y no sustitutivo de su herramienta.
De hecho, en Japón la mitad de sus usuarios lo tienen en casa, como mascota o como cuidador. El resto se usan en residencias o centros de asistencia. En Europa, en cambio, «la gente tiene miedo a tenerlo en casa», aunque Shibata cree que eso puede cambiar.
Su precio es de 5.000 euros antes de impuestos, al igual que el del exoesqueleto de Kobayashi, que desde 2014 ha vendido ya 1.000 trajes a empresas. El Traje de Músculo ayuda a personas con problemas de movilidad y también a quienes tienen que cargar objetos pesados. Una vez que el usuario le pilla el tranquillo, y se deja llevar por el arnés robotizado que se coloca en la espalda, resulta más sencillo levantar una caja pesada.
Kobayashi, director de ingeniería de la empresa Innophys, que es la que fabrica el producto, se planteó desarrollar endoesqueletos, integrados con la musculatura y las articulaciones de los usuarios, a modo de prótesis, pero en pacientes envejecidos «los músculos y las articulaciones están deteriorados», por lo que no resultaba factible.
Soñando con robots
El mundo robótico «siempre ha encandilado los pensamientos futuros; han sido muchos los soñadores que imaginaron máquinas capaces de realizar tareas humanas». El embajador de Japón resaltó su apuesta de su país por la robótica, y en concreto por la terapéutica. «Japón y España son los dos países con mayor esperanza de vida, y cada vez tienen más población envejecida».
El diplomático contó su sorpresa al saber del hombre de palo que pedía limosna en el Toledo del siglo XV. Desde entonces, destacó, la robótica se ha desarrollado en «muchos sectores, desde los desastres hasta la alimentación o el asistencial».
La feria
Los robots presentes en la feria se dividen principalmente en tres grupos: brazos robóticos (para uso industrial o médico), robots humanoides (como Nao), y drones (vehículos aéreos no tripulados). Los brazos robóticos apuestan cada vez más por texturas suaves, que los hacen menos peligrosos y más atractivos.
La empresa española de móviles BQ presenta su robot educativo Zowi, que sabe bailar y «asustarse», y cuyo objetivo es que los niños lo desmonten y lo programen para realizar tareas más complejas. El robot social Aisoy, que estimula la creatividad de los niños, también se muestra en la feria.
Destaca asimismo la presencia de Asti (Automatismos y Sistemas de Transporte Interno para Almacenes), empresa burgalesa de logística, que desarrolla autómatas de transporte para usos industriales.
En las conferencias de la feria se presentan proyectos como Pozuelo Smart City, un proyecto realizado en Pozuelo de Alarcón (Madrid) en el que se han conectado infraestructuras existentes para gestionar mejor el alumbrado público, el aparcamiento y el riego.
Se trata de un evento eminentemente profesional, con presencia de start-ups como la barcelonesa Sadako Technologies, con su robot de separación de residuos urbanos Wall-B.
El sector prevé una inversión de 2.500 millones de euros en España en los próximos ocho años, según la Asociación Española de Robótica y Automatización Tecnologías de la Producción. Nuestro país es la octava potencia mundial en industria robótica, con 31.000 unidades instaladas hasta la fecha.
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