Ingenieros del popular fabricante de automóviles BMW trabajan en la actualidad en la nanotecnología para los coches del futuro, una técnica que podrá desarrollar grandes novedades en el sector del automóvil. En la actualidad, por ejemplo, intentan crear una pintura que ni se ralle ni se ensucie gracias a pequeñas nanopartículas.
Tal como explica al respecto Nanotechwire, la utilización que en la industria del automóvil se le podría dar a la nanotecnología es enorme. Si, por ejemplo, se mezcla el silano, un compuesto químico cuya fórmula es dos átomos de hidrógeno por uno de silicio, con agua, tenemos el silanol, que a su vez forma bloques de varios nanómetros de tamaño.
Moléculas químicamente alargadas pueden ser acopladas a dichos bloques, conteniendo al final de ellas un elemento químico, el floruro, conocido porque se usa en las cremas de dientes. Si se extrae el agua de esta mezcla, los bloques acaban formando una red irrompible.
Según el responsable de este programa BMW, Michael Nikolaides, de esta forma se genera un gel viscoso que, aplicado a las superficies de los vehículos, se comporta como un material hidrofóbico. Sus características serían además ventajosas: es transparente, se puede aplicar sobre la pintura, y es resistente al agua, así que ésta no podría mojar la carrocería ni ensuciarla. Los ingenieros del grupo BMW intentan de esta manera que el agua, cuando entre en contacto con las nanoestructuras, resbale muy despacio arrastrando la suciedad con ella.
Nanopinturas contra el agua y la suciedad
La creación de nanopinturas también se contempla, aunque hasta ahora no se ha podido conseguir hacer algunas que permanezcan. Por otro lado, la pintura de un vehículo podría ser diseñada con nanotecnología como si fuera una célula solar, de tal forma que mientras el vehículo esté estacionado, la electricidad de estas células vaya recargando la batería del vehículo.
Para todo esto queda aún mucho tiempo, sin embargo. En cuanto al aire acondicionado, podría realizarse un sistema de parabrisas que incorporasen componentes a nanoescala que permitieran aumentar o disminuir el índice de luz y de radiación térmica.
Incluso la luz de los vehículos se puede producir usando nanotecnología con los LEDs (diodos emisores de luz) de alta calidad equipados con sistemas de escala nanométrica que convierten la electricidad en luz de manera más eficiente. Los LEDs convierten la electricidad directamente en luz visible para el ojo humano.
BMW también esta utilizando la nanotecnología para los espejos retrovisores. Las nanopartículas podrían causar un efecto electroquímico que, por ejemplo, oscureciera el espejo como respuesta a la incidencia lumínica hasta en un 80%.
Además, se pueden hacer sensores para facilitar la conducción en frío, evitar los deslizamientos por hielo en las carreteras heladas. Los sensores nanotecnológicos pueden analizar el asfalto con pequeños láser denominados “quantum points” y formados por largos bloques de más de diez nanómetros de tamaño que consisten en semi conductores y que pueden conducir la electricidad.
El coche que nace en el jardín
Estos láser pueden excitar las moléculas de agua del hielo de la carretera con su incidencia sobre ella, provocando una radiación que a su vez es detectada por el vehículo en marcha a través de un sensor.
Por último, otra aplicación posible es en el terreno del consumo de combustible. Se pueden reducir este consumo, las emisiones contaminantes y el desgaste de los vehículos. En un futuro próximo, los filtros podrían desarrollarse con la ayuda de nanoporos que harían más eficiente la captación de contaminantes.
A más largo plazo será posible incluso comprar un coche en el concesionario de una forma sin precedentes: tras elegir el modelo, pagamos y nos entregan una pequeña caja que nos llevamos a casa. Dispersamos las nanopartículas de su interior en nuestro jardín y en el momento oportuno el coche de nuestros sueños empieza a formarse, átomo a átomo, ante nuestros ojos.
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