Una investigación desarrollada en la Universidad de Stanford ha puesto de manifiesto que las personas que se ponen en la piel de otra que sufre, gracias a esta tecnología, se muestran más empáticas que otras personas que han presenciado el mismo contenido con otra tecnología. Los resultados se han publicado en PLOS ONE.
Investigadores de esta universidad crearon una aplicación de realidad virtual (RV) llamada “Becoming Homeless” (Quedarse sin Hogar), que sumerge a las personas en un escenario en el que ha perdido su trabajo y se desliza poco a poco hacia la exclusión social hasta terminar tirado en la calle.
La finalidad de esta aplicación es determinar el impacto que esta experiencia puede tener sobre el sentimiento de empatía en las personas. Para ello, los investigadores realizaron dos estudios diferentes de dos meses de duración cada uno, en los cuales participaron un total de 560 voluntarios, con edades comprendidas entre los 15 y los 88 años.
Una parte de estos voluntarios se sumergió en la experiencia de realidad virtual propuesta por la aplicación y otro grupo vivió la misma historia, pero mediante un texto o una versión 2D en un ordenador.
Los investigadores descubrieron que los voluntarios que habían vivido la experiencia de quedarse sin hogar mediante la realidad virtual sintieron con posterioridad una mayor inclinación hacia los marginados.
Después del primer estudio, el 82% de los que habían vivido esta experiencia inmersiva firmó una petición a favor de ofertar casas accesibles a las personas sin hogar, frente al 67% de los voluntarios de las personas que habían leído la experiencia de quedarse sin hogar. En el segundo estudio, de las mismas características, la proporción fue de 85% frente al 63%.
La investigación también determinó que los voluntarios que vivieron virtualmente la experiencia de quedarse sin hogar son más proclives a suscribir afirmaciones como “nuestra sociedad no hace lo suficiente para ayudar a las personas sin hogar”, así como a reconocer que les importa mucho la situación en la que quedan las personas sin hogar. Esas actitudes empáticas son duraderas en el tiempo.
Fuera del marco de la investigación, los investigadores señalan que algunos de los voluntarios que habían vivido la experiencia inmersiva habían cambiado incluso en su vida cotidiana, tendiendo lazos de solidaridad con personas sin hogar de su entorno inmediato.
Removiendo consciencias
Jeremy Bailenson, uno de los investigadores, señala en un comunicado que “lo más importante de esta investigación es que nos brinda evidencia longitudinal de que la realidad virtual cambia las actitudes y los comportamientos de las personas de manera positiva».
Y añade: «las experiencias son las que nos definen como seres humanos, por lo que no es sorprendente que una experiencia intensa en la realidad virtual sea más impactante que imaginar algo».
La empatía, la capacidad de compartir y comprender las emociones de otra persona, es una parte fundamental de las interacciones sociales significativas, según los estudiosos. Se ha demostrado que aumenta la comprensión de las personas entre sí y que motiva comportamientos sociales positivos, como la donación, el voluntariado o la cooperación con otros.
“Tendemos a pensar en la empatía como algo que tienes o no tienes”, explica por su parte Jamil Zaki, otro de los investigadores. Y añade: “pero muchos estudios han demostrado que la empatía no es solo un rasgo. Es algo en lo que puedes trabajar y subir o bajar en diferentes situaciones». Y la realidad virtual puede ayudar a que forme parte de nuestras actitudes cotidianas.
Referencia
Building long-term empathy: A large-scale comparison of traditional and virtual reality perspective-taking. Fernanda Herrera et al. PLOS ONE. DOI:https://doi.org/10.1371/journal.pone.0204494
Hacer un comentario