La subida del nivel del mar contiene una amenaza para Internet: gran parte de la infraestructura de las telecomunicaciones está enterrada en regiones costeras densamente pobladas que serán inundadas.
Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Wisconsin-Madison y la Universidad de Oregón, la amenaza que pesa sobre las infraestructuras de telecomunicaciones de Estados Unidos se concretará en apenas 15 años, cuando hasta ahora se creía que tardaría 50 años.
El estudio retrata una infraestructura de comunicaciones crítica que podría ser sumergida por el aumento del nivel. Según explica el autor principal del estudio, Paul Barford, en un comunicado, «la mayor parte del daño que se va a hacer en los próximos 100 años y ocurrirá más temprano que tarde».
La inundación afectará a los cables de fibra óptica enterrados, los centros de datos, los intercambios de tráfico y los puntos de terminación, que son los centros nerviosos, arterias y centros de la vasta red de información global. «Eso nos sorprendió. La expectativa era que tendríamos 50 años para planearlo. No tenemos 50 años», añade Barford.
El estudio constituye la primera evaluación del riesgo del cambio climático en Internet. Sugiere que en el año 2033 más de 4.000 millas (6.437 kilómetros) de conductos de fibra óptica de Estados Unidos estarán enterrados estarán bajo el agua y que más de 1.100 nudos de tráfico estarán rodeados de agua.
Las ciudades estadounidenses más amenazadas, según el informe, son Nueva York, Miami y Seattle, pero los efectos no se limitarán a esas áreas y se propagarán a través de Internet, dice Barford, lo que podría alterar las comunicaciones globales.
El estudio combinó datos del Atlas de Internet, un mapa global completo de la estructura física de Internet de Estados Unidos, y proyecciones de las incursiones en el nivel del mar de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
Riesgo inminente
Gran parte de la infraestructura en riesgo ya está cerca del nivel del mar, por lo que los cables de fibra quedarán expuestos con sólo un ligero aumento en los niveles oceánicos, señalan los investigadores.
De hecho, ya se pudieron ver indicios de los problemas que están por venir en las catastróficas mareas e inundaciones que acompañaron a los huracanes Sandy (2012) y Katrina (2005), que afectaron gravemente a las infraestructuras de telecomunicaciones.
Los investigadores destacan que los cables de fibra óptica enterrados están diseñados para ser resistentes al agua, pero a diferencia de los cables marinos que transportan datos de continente a continente bajo el océano, no son impermeables.
El riesgo para internet físico, dice Barford, está acoplado a los grandes centros de población que existen en las costas, ya que es en esos lugares donde los cables marinos transoceánicos que sostienen las redes de comunicación globales llegan a tierra. «Todos los puntos de aterrizaje estarán bajo el agua en un corto período de tiempo», señala.
Además, gran parte de los datos que transitan por Internet tienden a converger en un pequeño número de cables de fibra óptica que conducen a grandes centros de población, como Nueva York, una de las ciudades más vulnerables identificadas en el estudio.
El impacto de la mitigación, como los diques que pueden construirse para contener el empuje del mar, es difícil de determinar, según el estudio. «La primera medida será endurecer la infraestructura, dice Barford, pero mantener el mar a raya es difícil. Probablemente podamos ganar un poco de tiempo, pero a la larga no va a ser efectivo», concluye.
Los datos recogidos por este estudio, presentado el lunes en una reunión de investigadores de redes de internet, aunque recogen información de Estados Unidos, son extrapolables a otros países, que han seguido los mismos parámetros para la distribución de su infraestructura de telecomunicaciones siguiendo la línea de costa.
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