Tendencias21

La teoría del caos, en ganchillo

Investigadores británicos consiguen dar forma al caos gracias a las señales que deja una hoja de árbol en su recorrido por las aguas turbulentas de un río. Se trata de una representación física del caos y de sus mediciones, descubiertas en los 60 por el meteorólogo Edward Lorenz, conseguida con puntos de ganchillo. Después de estar durante meses realizando animaciones en pantalla, se dieron cuenta de que el ordenador había generado de forma natural las instrucciones precisas para realizar una maqueta. Por Yaiza Martínez.

La teoría del caos, en ganchillo

Como otros descubrimientos revolucionarios de la historia de la humanidad, la teoría del caos surgió prácticamente por casualidad a principios de los años 60. En esa época, el meteorólogo estadounidense Edward Lorenz intentaba determinar, con la ayuda de un ordenador, el comportamiento de la atmósfera.

El sistema que empleaba era muy complejo y estaba compuesto de una serie de ecuaciones diferenciales que se interrelacionaban unas con otras. En uno de sus cálculos introdujo en la computadora los valores de un cálculo anterior, con el fin de comprobar, de manera rutinaria, que el cálculo era correcto, y se fue a tomar un té.

Cuando volvió, observó que el comportamiento era totalmente diferente del que había hallado anteriormente, y encontró el por qué: para ahorrar papel, se imprimían únicamente los resultados con tres cifras decimales, en lugar de las seis que utilizaba la memoria del ordenador. Las diferencias se observaban al introducir en el ordenador tres cifras decimales en lugar de seis para las condiciones iniciales.

El efecto mariposa

Investigando acerca de este fenómeno, Lorenz hizo una gráfica con el resultado de realizar 3.000 iteraciones –esto es, repitiendo el mismo proceso utilizando el resultado del cálculo anterior-con las mismas ecuaciones, variando las condiciones iniciales en la cuarta cifra decimal.

Ambas soluciones se comportaban de forma muy parecida durante las primeras 1.500 iteraciones pero, a partir de ahí, divergían de forma drástica. Es decir, su sistema climático era especialmente sensible a las condiciones iniciales, de forma que cualquier alteración en un pequeño parámetro ocasionaba una evolución drásticamente distinta.

Así fue como Lorenz enunció el famoso "efecto mariposa" que tiene su origen en el estudio de la climatología: el clima es impredecible porque el débil aleteo de una mariposa en un punto del globo puede, a la larga, impedir que se forme una tormenta en la otra punta del globo, o bien ocasionar un huracán donde no debería tener lugar.

Desde ese momento, el caos ha centrado las investigaciones de muchos científicos, que intentan encontrar en él cierta permanencia en mitad de infinitas variables. Uno de los últimos y más concretos intentos de crear un modelo para el caos es el realizado por dos investigadores del departamento de ingeniería matemática de la universidad de Bristol, en el Reino Unido.

El caos representado

Hinke Osinga y Bernd Krauskopf han conseguido convertir las ecuaciones de Lorenz, con las que se describe la naturaleza caótica de los sistemas, en un objeto material, a base de seguir una serie de instrucciones generadas por un ordenador y que han sido publicadas en el boletín Mathematical Intelligencer. La Universidad de Bristol les ha dedicado asimismo un comunicado.

Para entender los valores que surgen de las ecuaciones hay que imaginarse una hoja flotando en un río turbulento y considerar cómo puede pasar a un lado u otro de una roca que se halle en algún lugar río abajo. Aquellas hojas que terminan quedándose pegadas a la roca deben haber seguido una trayectoria única en el agua. Cada punto del patrón que determina la “maqueta” del caos realizada por estos investigadores, representa uno de los puntos de la trayectoria de la hoja que acaba en la roca.

Todos los puntos unidos definen una superficie muy compleja, según la ecuación de Lorenz. Osinga y Krauskopf han desarrollado un método para describir dichas superficies usando un ordenador. Después de estar durante meses realizando animaciones en pantalla, se dieron cuenta de repente de que el ordenador había generado de forma natural las instrucciones precisas para realizar una maqueta.

Con esas instrucciones, los investigadores generaron con ganchillo una figura real, en la que emplearon un total de 85 horas de trabajo, y que contiene 25.511 puntos o señales que son los que le han permitido al caos cobrar forma física.

Yaiza Martinez

Hacer un comentario

RSS Lo último de Tendencias21

  • El océano se está desgarrando 26 marzo, 2024
    2.000 terremotos en un día en Canadá insinúan el nacimiento de una nueva corteza oceánica frente a la costa de la isla de Vancouver: está a punto de nacer a través de una ruptura magmática en las profundidades del mar.
    Pablo Javier Piacente
  • Simulan una explosión termonuclear en un superordenador 26 marzo, 2024
    Una simulación por superordenador nos brinda nuevos conocimientos sobre el comportamiento de las estrellas de neutrones: al evocar la explosión termonuclear que tiene lugar cuando estos monstruos cósmicos devoran a otra estrella, los investigadores logran avanzar en la comprensión de los fenómenos más extremos que suceden en el cosmos.
    Pablo Javier Piacente
  • Las matemáticas tienen la clave para erradicar el machismo 26 marzo, 2024
    Las matemáticas demuestran que si una parte significativa de las mujeres de una población (superando el límite del 45%) se comporta solidariamente con otras mujeres (como si fuesen hermanas), el machismo se extingue.
    Alicia Domínguez y Eduardo Costas (*)
  • El cerebro nos invita a soñar despiertos y luego nos rescata del ensueño 26 marzo, 2024
    El cerebro dispone de un doble mecanismo que, por un lado, nos inspira la creatividad provocando que soñemos despiertos, y por otro, nos devuelve a la realidad para sacarnos de la divagación inútil.
    Redacción T21
  • Las ondas cerebrales se mueven en direcciones opuestas para crear recuerdos y luego para recuperarlos 25 marzo, 2024
    Los científicos descubrieron que las ondas cerebrales tendían a moverse desde la parte posterior del cerebro hacia el frente mientras las personas guardaban algo en su memoria. Por el contrario, cuando buscaban recordar la misma información, esas ondas se movían en la dirección opuesta, desde el frente hacia la parte posterior del cerebro.
    Pablo Javier Piacente
  • Descubren una de las estrellas más antiguas del Universo muy cerca de la Vía Láctea 25 marzo, 2024
    La estrella LMC 119 fue apreciada en la Gran Nube de Magallanes, muy cerca de la Vía Láctea, y es la primera estrella de la segunda generación de formación estelar del Universo que se ha identificado en otra galaxia. Esta estrella, una de las más antiguas en el cosmos descubiertas hasta hoy, proporciona una ventana […]
    Pablo Javier Piacente
  • ¿En qué se parece la AMOC a la construcción de la personalidad? 25 marzo, 2024
    Nuestra personalidad puede verse afectada por el deshielo del Ártico porque hay un paralelismo simbólico entre las corrientes oceánicas que regulan el clima y los comportamientos humanos: si seguimos sus patrones, favorecemos la ética en la gestión de las empresas.
    Edita Olaizola (*)
  • La inteligencia colectiva de las plantas forma los misteriosos círculos de hadas de los desiertos 25 marzo, 2024
    Los misteriosos círculos de hadas presentes en los desiertos de al menos 15 países se forman porque las plantas ejercen una forma de inteligencia colectiva para aprovechar los recursos hídricos profundos del terreno, creando las zonas muertas para la vida vegetal que han intrigado a los científicos durante décadas.
    Eduardo Martínez de la Fe
  • Los africanos usaban arcos y flechas hace 74 mil años 24 marzo, 2024
    El uso se arcos y flechas se ha constatado en africanos hace 74.000 años: dejaron constancia de armas puntiagudas usadas para la caza y, después de la erupción del supervolcán Toba en Indonesia que provocó una sequía, también para pescar en un río etíope.
    N+1/T21
  • Descubren al delfín de río más grande de la historia 23 marzo, 2024
    Un equipo de científicos ha descubierto en la Amazonía peruana los fósiles del delfín de río más grande de la Tierra. Era un pariente cercano de los delfines asiáticos y no de los delfines amazónicos que hoy habitan las aguas dulces de América del Sur.
    N+1/T21