El interés ético y práctico por la conservación de la biodiversidad puede encontrarse dentro de grandes religiones como el Islam, y también en las creencias y prácticas culturales tradicionales de las comunidades humanas más pequeñas.
Con la intención de conocer y fomentar estas prácticas ecológicas, Stuart Harrop, director del Institute of Conservation and Ecology (DICE) de la Universidad de Kent, en el Reino Unido, se ha embarcado en tres proyectos que se desarrollan en tres puntos del planeta.
Con ellos, el científico y sus colaboradores tratan de medir y comprender el impacto potencial de la ética, las religiones y las culturas locales en la ecología de estas zonas.
Proyecto en Sumatra
El primero de estos proyectos fue fundado en 2007 por la Iniciativa Darwin del Reino Unido. En él, Harrop y sus colaboradores están examinando la relación entre la preservación ecológica y el Islam en la isla indonesia de Sumatra, al mismo tiempo que tratan de aumentar la conciencia de las enseñanzas ecológicas del Islam en la región.
Según publica la Universidad de Kent en un artículo, con este fin, los investigadores están colaborando con los líderes islamistas y con institutos religiosos islámicos de la zona. Los científicos intentan así mejorar la subsistencia de la población local fomentando el uso sostenible de los recursos naturales y desarrollar un innovador modelo de conservación de la naturaleza.
La importancia de este proyecto en Indonesia radica en que este archipiélago contiene alrededor del 10% de todos los bosques tropicales del mundo. Su conservación es, por tanto, clave para la protección de la biodiversidad terrestre.
Sin embargo, Indonesia sufre una de las mayores tasas de deforestación del planeta, una situación que presenta pocos visos de cambio.
Por otra parte, Indonesia, con una cultura tradicional muy diversa, también cuenta con la mayor población musulmana del mundo, que tiene una fuerte influencia en la vida cotidiana de la zona.
Detener la destrucción de la biodiversidad
Por suerte, las filosofías musulmanas apoyan la conservación de la biodiversidad de varias maneras. Según explica Harrop en una nota de la universidad de Kent, en el Corán hay diversos principios clave (Tauhid, Khalifah, Mizan y Fitrah) que defienden la preservación de la naturaleza y delinean el papel humano en la conservación de los recursos naturales.
Además, tres sistemas de gestión del uso de las tierras de Sumatra aplican principios musulmanes conservacionistas: el sistema Hima o de gestión de zonas, establecido para un uso sostenible de los recursos naturales; el sistema Harim o de santuarios inviolables, que se aplica a la protección de los recursos acuáticos y sus servicios; y el sistema Ihya Al-Mawat, que promueve el reavivamiento de tierras abandonadas para hacerlas productivas.
Harrop explica que el objetivo es poner en práctica un programa de integración comunitaria basado en la fe, para fortalecer e integrar estos sistemas religiosos de gestión en un sistema tradicional legalmente reconocido (nagari), que comprende a diversos pueblos.
Aunque aún es pronto para proporcionar evidencias del impacto potencial en la naturaleza de estos sistemas basados en creencias religiosas, Harrop señala el apoyo positivo al proyecto en Sumatra: “lo que sugiere que la reverencia antigua hacia el medioambiente presente en la religión y la cultura es una fuerza muy poderosa capaz de detener la destrucción de la biodiversidad”.
Otros proyectos
La segunda iniciativa de Harrop ha sido fundada por el Economic & Social Research Council / Natural Environment Research Council Interdisciplinary Studentship Scheme (ESCR / NERC), del Reino Unido, y está destinada a examinar la relación entre cultura, lugares sagrados y la migración de las aves en el norte y centro de África.
Un tercer proyecto, financiado por el Christensen Fund, analiza el papel de los lugares forestales sagrados situados en el sudoeste de Etiopía en la conservación de los bosques.
Con estas tres iniciativas, Stuart Harrop pretende demostrar que la conservación de los recursos naturales puede beneficiarse de la integración de conceptos religiosos clave y de fórmulas de conservación tradicionales en planes de gestión convencionales y estrategias de preservación de la naturaleza, al mismo tiempo que las poblaciones locales se benefician de convertir la conservación en algo relevante para ellas.
Otro estudio que ha relacionado en los últimos tiempos la religiosidad con la gestión de recursos naturales fue el realizado por antropólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona, acerca de los amazig o bereberes del Alto Atlas de Marruecos.
En este caso, la investigación realizada reveló que las creencias religiosas favorecen la gestión sostenible de los terrenos y que la pérdida de dichas creencias o la desaparición de ciertas tradiciones está ocasionando en la región analizada una gestión más individualista, basada en el provecho inmediato.
Según los investigadores catalanes, los resultados obtenidos en el Alto Atlas de Marruecos sugieren que las creencias religiosas deberían añadirse a la lista de factores que condicionan la explotación de los recursos naturales y, por tanto, deben tenerse en consideración a la hora de desarrollar estrategias que garanticen la continuidad de dichos recursos.
Hacer un comentario