El cáncer se puede cartografiar como si fuera el mapa del universo: una iniciativa que reúne a inmunólogos, patólogos, oncólogos y astrofísicos se ha puesto en marcha para descubrir biomarcadores inmuno-oncológicos aprovechando la tecnología de los telescopios que observan las estrellas.
El Instituto Bloomberg-Kimmel de Inmunoterapia contra el Cáncer (BKI) y el Centro Bloomberg de Física y Astronomía, en el Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (ambos de Baltimore, USA), son los protagonistas de esta innovadora iniciativa, destinada a desarrollar, validar e implementar clínicamente firmas fenotípicas de tumores que sean útiles para los tratamientos contra el cáncer.
La idea es aprovechar los últimos avances en inmunofluorescencia múltiple (MIF), que puede estudiar al detalle las interacciones que se dan dentro de un tumor, para analizar los grandes conjuntos de datos que genera esta tecnología con los algoritmos especializados en astronomía: así consigue identificar con rapidez firmas fenotípicas predictivas de los mejores tratamientos.
Aunque la inmunoterapia, que estimula las defensas naturales del cuerpo para combatir el cáncer, ha demostrado su éxito metodológico, en la práctica los pacientes en los que ha funcionado son una minoría.
Nuevos biomarcadores
Los médicos plantean por tanto la conveniencia de descubrir nuevos biomarcadores predictivos, que anticipan la respuesta de un paciente a cada tratamiento contra el cáncer, para mejorar las posibilidades de curación.
El MIF se ha consagrado como la tecnología más idónea para predecir la respuesta que un paciente de cáncer va a suscitar ante determinado tratamiento, porque es capaz de convertir los datos espaciales del tumor en inteligencia procesable.
Es en esta fase cuando entran en juego los algoritmos que cartografían los cielos. A través de un programa (AstroPath), se analizan grandes conjuntos de datos de MIF integrando los principios de inmunología, patología, informática y astronomía, para descubrir biomarcadores predictivos de cada paciente.
El sistema facilita la exploración de la biología espacial profunda de secciones de tejido completo, con la finalidad de remodelar el futuro desarrollo de biomarcadores de inmunoterapia, aseguran sus creadores en un comunicado.
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El cáncer como el universo
La revista The Economist explica además que en esta iniciativa está implicado el Sloan Digital Sky Survey o SDSS, un proyecto de investigación del espacio, que hasta ahora ha analizado una tercera parte del universo y casi 2.000 millones de cuerpos celestes.
Este telescopio capta los fotones de luz procedentes del universo y los convierte en una señal eléctrica que luego es analizada para construir con ella una representación de la realidad cósmica: dibuja los objetos captados por el telescopio y señala la distancia a la que están.
Para aproximarse a la biología, a este telescopio se le ha añadido un microscopio: de esta forma, los investigadores consiguen imágenes de células y tejidos cancerosos de la misma forma que el SDSS obtiene las imágenes del universo.
Es decir, el microscopio captura imágenes de amplios cortes de tumores desde diferentes ángulos y luego esas imágenes se someten a las mismas técnicas de análisis de datos que utiliza el telescopio para dibujar un mapa detallado del tumor, como si fuera una parte del universo.
Al alcance de todos los oncólogos
AstroPath ha analizado hasta ahora 226 millones de células tumorales de pulmón y piel y para su análisis ha tenido que procesar más pixeles que todos los tratados hasta ahora por el potente telescopio.
La idea del proyecto es llegar a procesar, con la ayuda del SDSS, 1.000 veces más datos para analizar cientos de tumores individuales de más de 20 tipos diferentes de cáncer.
Luego se pondrá esa información al alcance de todos los oncólogos para que puedan aplicar mejores tratamientos a sus respectivos pacientes y así salvar muchas más vidas.
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