Reflexionar sobre el sistema tributario de un esquema digital que todavía no existe supondría un reto para cualquier persona, salvo para el experto fiscalista Gabriel Barceló.
Para poder diseñar mentalmente una estructura diferente a la actual se debe conocer muy bien qué es objeto de transformación, para saber dónde intervenir, cómo, por qué y, sobre todo, para qué. También se requiere un elevado conocimiento sobre una realidad fiscal que responde en distintos niveles a realidades con naturalezas diferentes. Además, se requiere una comprensión nítida de cómo interactúa actualmente un sistema que se ha ido modificando en los últimos 150 años con el uso de numerosas tecnologías. Sin embargo, la comprensión de la situación actual del sistema fiscal en España es necesaria pero no es suficiente para construir una estructura de cambio de naturaleza disruptiva. El elemento crucial para diseñar un nuevo sistema fiscal es la imaginación.
Gabriel Barceló es el resultado de la combinación binaria de tres variables (experiencia, conocimiento e imaginación) que, proyectadas en la misma dirección, podrían dar en la diana de una solución digital a numerosos de los problemas industriales actuales. El sistema fiscal de una nueva unidad territorial digital que formase parte de un sandbox regulatorio sería uno de los elementos principales del modelo. Un sistema fiscal transformado digitalmente, soportado por Inteligencia Artificial sobre blockchain, distribuido y sin burocracia, permitiría una estructura sostenible que estuviese al servicio del contribuyente. Para madurar sobre los detalles se requiere un gran conocimiento, pero para cambiar las piezas se requiere una gran imaginación.
Conversar con Gabriel Barceló, responsable del blog Física e Ingeniería en Tendencias21 (sobre Materia, Energía, Dinámicas y Procesos), y creador del Premio Antítesis de la Teoría de Interacciones Dinámicas (dotado de 3.000 euros) en sí es un reto intelectual. Cada pregunta tiene una enciclopédica respuesta.
El sistema tributario español, establecido en la Constitución española de 1978, es el conjunto de tres subsistemas tributarios: el estatal, el autonómico y el local. ¿Cabría la posibilidad de generar un cuarto subsistema, el digital?
La Constitución Española de 27 de diciembre de 1978 formaliza la norma marco en la que se desarrolla nuestro sistema tributario, estructurándolo en tres niveles distintos: el estatal, el autonómico y el local, además de establecer los principios políticos y fiscales en los que se fundamenta el Estado español.
Podría concebirse un cuarto subsistema tributario, el digital, pero sugiero que seamos más ambiciosos y pensemos en reclamar un nuevo sistema tributario diferente y distinto, coincidente con la evolución de la sociedad digital actual, en el que se incluyan los diferentes aspectos de cualquiera de los subsistemas tributarios actuales: el estatal, el autonómico y el local, incluso impuestos directos e indirectos.
Podemos plantearnos que nos encontramos inmersos en una profunda transformación tecnológica de la sociedad, que genera una mudanza social profunda. Este cambio de época requiere también una intensa transformación radical de la gestión de la cosa pública y de la política, que ya no pueden limitarse a administrar el estancamiento.
Sugerimos que debemos proponer el diseño de un nuevo sistema de gestión de la administración tributaria para dar un mejor servicio a una sociedad digital, que dispone de nuevas herramientas informáticas, mucho más elaboradas y complejas que hasta ahora.
El sistema tributario español ha sido modificado reiteradamente a lo largo de su historia, como así se ha visto en 1845, 1900, 1940, 1957, 1977… ¿Cómo sería la reforma tributaria en 2022?
El sistema tributario español es coherente, aunque no igual, a los diferentes sistemas europeos y occidentales actuales.
No se trata de informatizar más ese sistema tributario, pues ya iniciamos en España este proceso hace muchos años, participando entre los países pioneros en este proyecto. Los primeros pasos en la implementación de esta tecnología se realizaron en los años cincuenta del pasado siglo, pero la verdadera informatización de la Hacienda Pública española se inició con la transición política. Hoy día la Agencia tributaria dispone de unos procesos informáticos muy efectivos, eficientes y evolucionados.
La reforma tributaria para 2022 debería tener otro enfoque mucho más ambicioso. Deberíamos imaginar que le damos la vuelta al calcetín y exigir el diseño de un sistema tributario digitalizado, al servicio del contribuyente, sin que ello suponga la perdida de los privilegios que puedan ser necesarios para la efectividad de la recaudación de la hacienda pública.
En ningún caso el sistema tributario puede ser confiscatorio o mermar el patrimonio de los contribuyentes. Deben concebirse a las administraciones públicas como socios que participan en las rentas obtenidas, pues han permitido que puedan obtenerse esas rentas, pero no como agencias recaudatorias expropiatorias.
Podemos concebir un sistema tributario digitalizado que no exija aportaciones u obligaciones adicionales a los contribuyentes, que le informe y atienda adecuadamente, pero que no le exija obligaciones complementarias que pudiera hacer la propia administración.
En la época de blockchain ¿podemos llegar a pensar en un sistema fiscal distribuido y transparente?
La función tributaria, por mandato constitucional, debe encuadrase en el ámbito de una política general social y económica, que permita la creación de renta y riqueza, y determine su justa redistribución.
La gestión de esta función es trascendental, pero dependerá de los medios tecnológicos con los que haya sido dotada la agencia. En el momento actual, sugiero que superemos el proceso de informatización de los procedimientos tributarios, como se ha venido haciendo en los últimos sesenta años, y pasemos a concebir, un nuevo e innovador ordenamiento fiscal coherente, para la sociedad digitalizada.
En la época de blockchain, podemos concebir un sistema fiscal, gestionado de forma distribuida y transparente, al servicio de los contribuyentes. En este sistema constituido por cadenas de bloques, existirán agentes administrativos que verifiquen y comprueben las operaciones, pero también lo usuarios podrán realizar esa verificación de sus transacciones, para que resulten validadas.
Las instituciones europeas instan a la ciudadanía a participar en su futuro. ¿La inteligencia colectiva conseguirá soluciones más creativas?
Debemos ser conscientes de que los servicios públicos europeos tienden a un contexto caracterizado por una múltiple complejidad:
- Un constante creciente del número de actores participantes, capacitados tecnológicamente e interdependientes,
- El mantenimiento de las características lógicas de los servicios públicos tradicionales: eficacia, legitimidad, solidaridad, prevención, etc…
- Su incidencia en otros múltiples aspectos sociales: financiero, constitucional, comunicativo, medioambiental, etc… que deben ser tenidos en cuenta,
- Aplicación de sistemas informáticos repetitivos y generalizados, y
- Legitimidad y legalidad en la gestión de los procesos y en la toma de las decisiones, incluso fuera de esos procesos automáticos.
Esta complejidad incide en los distintos niveles: estatal, autonómico y local, y por tanto, en la gestión de sus recursos.
La inteligencia colectiva permitirá aportar soluciones más creativas y mejor adaptadas a la realidad social de cada momento, haciendo que la gestión recaudatoria de ese sistema impositivo no genere al ciudadano una carga adicional insoportable, que perjudique su menguado patrimonio o dañe a su salud.
¿Un sistema fiscal que dé cabida a la realidad digital en su plenitud sería un nuevo paradigma?
Las nuevas tecnologías está transformando nuestra sociedad y pueden incidir también en nuestra propia democracia, haciéndola más compleja, pero también, más participativa.
Por tanto, el sistema fiscal, y su gestión, debería adaptarse también a esta evolución social. En el momento actual debemos ser ambiciosos y creativos, imaginando una sociedad digital más pacífica y menos compulsiva, con un sistema fiscal menos traumático, gestionado de forma más participativa y coherente.
Indudablemente esta concepción de una tributación participativa, en el seno de la actual realidad digital, es un nuevo paradigma. Es un nuevo modelo o patrón compartido de la visión de la realidad actual, de sus conceptos básicos, y procedimientos, que los ciudadanos podrán aprovechar, para disponer de una sociedad contemporánea más próspera, y más idónea con sus necesidades.
Perfil
Gabriel Barceló es actualmente uno de los miembros directivos del Club Nuevo Mundo, impulsado por Tendencias21. Es Dr. Ingeniero industrial y estudió la licenciatura de Ciencias Físicas.
Fue durante veinte años funcionario del Ministerio de Hacienda, como Inspector de Finanzas del Estado, Subdirector del Centro de Proceso de Datos del Ministerio de Hacienda, Inspector Jefe de Madrid y fundador y presidente de la Asociación profesional de Inspectores de Hacienda, representativa del Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda del Estado (Actualmente: Inspectores de Hacienda del Estado: IHE).
Posteriormente causó baja como funcionario, y fue fundador y presidente de diversas empresas, de asociaciones no lucrativas y de fundaciones, actuando como presidente de las mismas, ex-Presidente de la Federación de Ingenieros Industriales de España y ex-Vicepresidente del Instituto de la Ingeniería de España, Gabriel Barceló ha sido consultor en ingeniería de la edificación y asesor fiscal.
Desde hace más de treinta y seis años desarrolla un proyecto de investigación científica sobre dinámica rotacional. Autor de numerosos libros, destacando: “Nuevo paradigma en Física” (editado en inglés y español, en dos tomos), y ha publicado más de cien artículos.
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