Un cometa de 60 kilómetros de diámetro está poniendo en jaque a los científicos: se llama 29P y experimenta violentos estallidos, los cuales podrían estar originados en eventos geológicos que tienen lugar tanto en el interior del cometa como en su superficie. 29P/Schwassmann-Wachmann fue descubierto en 1927, y orbita al Sol en una trayectoria similar a un planeta en el espacio entre Júpiter y Saturno.
El cuerpo celeste se mueve alrededor del Sol en una órbita casi circular, ubicándose aproximadamente unas seis veces más lejos del astro rey que la Tierra. Debido a esa posición, la temperatura media de su superficie oscila los 113º C bajo cero. Aunque está conformado mayormente por hielo, es un cometa muy activo y se lo considera uno de los objetos cósmicos conocidos con mayores incrementos súbitos en su luminosidad.
Un cometa único
En principio, los astrónomos descubrieron que 29P se comportaba de manera diferente a otros cometas. Por ejemplo, mientras la mayoría de los cometas producen desprendimientos de material cuando sus capas externas se derriten en sobrevuelos cercanos al Sol, 29P/Schwassmann-Wachmann muestra una especie de comportamiento explosivo, que se concreta en ciclos.
Las emanaciones desde el interior del cometa sorprendieron a los científicos, siendo precisamente la causa de su brillo extremo y del aumento en su luminosidad, que llega a varios cientos de veces en ciertas ocasiones. La eyección generada regresa posteriormente al cometa, sumando una capa a su estructura.
Estudios realizados por distintos astrónomos en todo el mundo demuestran que el extraño cometa genera periódicamente estallidos mucho más grandes, además de incrementar considerablemente su luminosidad. Según un artículo publicado en Phys.org, un enorme estallido tuvo lugar sobre fines de septiembre: 29P aumentó 250 veces su luminosidad habitual y asombró a especialistas y aficionados a la astronomía en todo el planeta.
Buscando las causas
Aunque los estallidos superbrillantes de este misterioso cometa generan múltiples dudas y son verdaderamente impredecibles, los científicos tienen algunas pistas sobre sus causas, que deberán confirmarse en futuras investigaciones. Al parecer, los estallidos más grandes funcionan de manera similar a algunos volcanes. Las eyecciones producidas por las pequeñas erupciones van cubriendo el exterior del cometa, creando poco a poco un «caparazón».
Debido a este fenómeno, se genera una acumulación de presión por el material que queda comprimido bajo la capa o cobertura. De acuerdo a los investigadores, en un momento la presión se incrementa considerablemente y se vuelve lo suficientemente fuerte como para romper la corteza helada del cometa, derivando en una erupción mucho mayor a las habituales.
Otras visiones sostienen que el origen de las explosiones estaría generado en la fractura de pequeñas regiones en la superficie helada del cometa, a partir de un progresivo mecanismo de cambio de fase en los hielos. A su vez, estas variaciones serían producto de la radiación solar.
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Los hijos del cometa 29P
Considerado como uno de los cometas conocidos más grandes, 29P habría registrado en su última gran emanación el mayor estallido en los últimos 40 años. Sus estallidos son fácilmente detectables incluso con telescopios amateurs, debido a que las partículas de polvo de la coma del cometa (la nube de polvo y gas que recubre al núcleo) producen grandes «cortinas» que reflejan la luz solar
Según un artículo publicado en Space.com, podrían existir fragmentos del cometa que se están separando cuando ocurren estos enormes estallidos: dichos fragmentos podrían convertirse en nuevos cometas de la familia de Júpiter, como verdaderos «descendientes» del gigante 29P.
Foto: diferentes observaciones del «cometa explosivo» 29P y sus violentos estallidos de luz: los astrónomos están desconcertados sobre el origen de estas enormes emanaciones. Créditos: Faulkes Telescope Project/Las Cumbres Observatory.
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