Estamos entrando en una nueva era de la computación. Algunos la llaman computación ubicua, otros móvil o realidad aumentada, pero lo cierto es que se han producido grandes cambios en esta línea en las últimas décadas. Del terminal se pasó al ordenador personal, y de ahí a los portátiles, con los que se ganó en libertad. Las tabletas y teléfonos inteligentes proporcionaron aún más autonomía, a costa de reducir el tamaño de pantallas y teclados.
Sin embargo, los dispositivos que vienen, ya sea en forma de gafas de realidad aumentada como las Google Glass o Moverio, o de realidad virtual como Oculus Rift, el tamaño seguirá siendo pequeño pero con una pantalla a gusto del consumidor. Estos mecanismos abrirán un mundo completamente nuevo que exigirá un dispositivo de entrada a su altura.
Ese es el objetivo de un equipo de investigación de la Universidad de Mälardalen en Suecia, poner en el mercado un teclado virtual. El mismo sería capaz de actuar como un teclado físico, un ratón 2D o 3D, o un dispositivo de reconocimiento de gestos. Sin olvidar su uso en cualquier ordenador, tableta o teléfono inteligente.
Según explica la universidad en un comunicado, las ideas y la tecnología ya están sobre la mesa, ahora falta desarrollar prototipos. Para ello, el proyecto Virtual Keyboard necesita más fondos, que “a menudo es el principal desafío para la investigación”, asegura Lars Asplund, profesor de Robótica en Mälardalen.
Brazaletes y sensores
Los teclados actuales apenas han variado en apariencia y funcionamiento con respecto a las máquinas de escribir del siglo XIX. Sin embargo, el teclado virtual posibilita una nueva forma de interacción, permitiendo además posturas más cómodas que disminuyan el riesgo de lesiones por esfuerzos repetitivos.
Desde hace algún tiempo existen otros modelos de teclado virtual en el mercado, mediante proyección, aunque sin demasiado éxito, debido a la poca fiabilidad de sus movimientos. El proyecto sueco comenzó a tomar forma en 2005, con un enfoque de robótica, aunque la tecnología desarrollada resulta ser la solución como accesorio para las Google Glass y dispositivos similares.
El teclado consta de dos brazaletes que se colocan alrededor de las muñecas o sobre las manos. A través de sensores que detectan la posición de la punta de los dedos y los movimientos del usuario se puede determinar que tecla se pulsa, mientras se visualiza por ejemplo en las gafas de Google. Los brazaletes funcionarán también como ratón de ordenador y, sobre todo, como dispositivo de reconocimiento de gestos y movimientos.
El nuevo dispositivo se puede aplicar en muchas áreas, tanto a nivel empresarial como de usuario. Por ejemplo sería de gran utilidad en espacios reducidos, en entrevistas para evitar la barrera de la pantalla del ordenador del periodista, y para personas que quieren evitar los problemas ergonómicos tan comunes cuando se utiliza un teclado físico y el ratón del ordenador.
Sistema de aprendizaje
Según explican en la propia web del proyecto, Virtual Keyboard es una continuación de Senseboard, el primer prototipo de teclado virtual que empezó a desarrollarse en 2001 en la Universidad de Uppsala, también en Suecia. Ya se trata de una tecnología obsoleta, basada en unos simples sensores que medían el ángulo en la articulación metacarpofalángica.
Sin embargo, a través de un sistema de aprendizaje basado en Redes de Neuronas Artificiales (RNA), podía aprender la forma de escribir un texto. Tras escribir una página, el dispositivo era capaz de leer mecanografía con una precisión del 90-95 por ciento.
Después de analizar grandes volúmenes de datos a partir de los ensayos con el Senseboard, combinado con la investigación que se lleva a cabo en la Universidad de Mälardalen, la solución para aumentar la precisión es un sensor totalmente nuevo que no sólo puede aumentar la fidelidad de la posición de la mano, sino también medir la posición de la punta del dedo. Mientras el sistema anterior tenía un solo grado de libertad por dedo, ahora aumenta a dos, aunque se puede subir hasta tres o incluso cuatro.
El mecanismo es el mismo, medir el movimiento de la mano y utilizar un sistema de aprendizaje para aprender a escribir en un teclado. El resultado será un teclado estándar que se puede utilizar sin necesidad de un dispositivo físico. Con la ventaja además de que, al utilizar un sistema de aprendizaje, se puede crear un teclado personal, con un diseño individualizado en el que cada tecla se coloque según las preferencias del usuario.
Con todo, para que el teclado virtual sea una realidad, se requiere más financiación. Los investigadores confían en su potencial y calculan que podría completarse en un año, pero necesitan entre 10 y 15 millones de coronas suecas, lo que equivaldría de 11 a 16 millones de euros, para desarrollar el diseño de hardware, fabricar una serie y lanzar el producto al mercado.
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