Max Ortiz Catalán, un investigador mexicano que realiza su doctorado en el grupo de Señales y Sistemas Biomédicos de la Universidad de Tecnología Chalmers, en Gotemburgo (Suecia), ha desarrollado un nuevo método para tratar la sensación de dolor que sufren algunos amputados y que se conoce como síndrome del miembro fantasma.
La gente que pierde un brazo o una pierna a menudo tiene sensaciones como si el miembro perdido siguiera en su sitio.
“El 70% los amputados experimentan dolor en la extremidad amputada a pesar de que ya no existe y esta sensación puede convertirse en una condición crónica que reduce la calidad de vida de estas personas. Sin embargo, la causa exacta del síndrome del miembro fantasma es aún desconocida”, señala Ortiz Catalán, según informa Sinc. Hasta ahora, las diferentes terapias utilizadas, que incluyen desde la caja espejo a medicación e hipnosis, no han conseguido consenso sobre su efectividad.
Según el estudio, publicado en Frontiers in Neuroscience, el nuevo método utiliza señales musculares del muñón del paciente para manejar una aplicación de realidad aumentada. Las señales eléctricas en los músculos son detectadas por los electrodos en la piel. Luego estas señales se traducen en movimientos del brazo por medio de algoritmos complejos. El paciente puede verse a sí mismo en una pantalla con un brazo virtual superpuesto, que es controlado utilizando su propio comando neural en tiempo real.
El investigador comprobó su método con un paciente que ha sufrido dolor constante en su brazo amputado desde hace 48 años, con índices que van desde moderado a insoportable. Tras un periodo de tratamiento con la nueva técnica, el dolor del paciente se redujo drásticamente. Ahora tiene momentos en los que está completamente libre de dolor, y ya no se despierta por períodos intensos de dolor por la noche como le sucedía anteriormente.
Engaño al cerebro
El científico cree que es la combinación de varias características de este sistema lo que ocasiona el alivio del dolor. «Las áreas motoras del cerebro necesarias para el movimiento del brazo amputado se reactivan, y el paciente obtiene una respuesta visual que engaña al cerebro haciéndole creer que hay un brazo ejecutor de tales órdenes motoras. Él se ve a sí mismo como un todo, con su brazo amputado de nuevo en su lugar”, añade.
Max Ortiz Catalán explica que el método desarrollado por él y su equipo se diferencia de tratamientos previos en que “las señales de control vienen del muñón, por lo que el brazo afectado es el que está al mando. La ejecución motora y la vívida sensación de haber completado una tarea suministrada por la realidad aumentada puede ser el razón de la mejoría del paciente”, destaca.
El equipo de la Universidad de Tecnología Chalmers va a llevar a cabo un estudio clínico con este método en colaboración con el Hospital Universitario Sahlgrenska, la Universidad de Göteborg y la firma sueca Integrum.
Además, tres hospitales suecos y otras clínicas europeas cooperarán en el trabajo, que se centrará en pacientes con condiciones parecidas a las del voluntario del experimento inicial, es decir, personas que sufren dolor fantasma y que no han respondido a otros tratamientos disponibles.
El grupo de investigación también ha desarrollado un sistema que se puede utilizar en casa. Los pacientes podrán utilizar el tratamiento por su cuenta, una vez que haya sido aprobado. El método se podrá usar asimismo en pacientes que necesiten recuperar su movilidad tras un accidente cerebrovascular o hayan sufrido lesiones de médula espinal, señala el experto.
Referencia bibliográfica:
Max Ortiz Catalán et al.: Treatment of phantom limb pain (PLP) based on augmented reality and gaming controlled by myoelectric pattern recognition: a case study of a chronic PLP patient. Frontiers in Neuroscience (2014). DOI: 10.3389/fnins.2014.00024.
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