Los astrónomos han descubierto una estrella en forma de lágrima vagando por el universo, a 1.500 años luz de la Tierra.
Llama la atención porque ese aspecto de lágrima se diferencia mucho de la bola esférica de fuego a la que se parecen las estrellas tradicionales, como nuestro Sol.
A esa lágrima cósmica los astrónomos la han denominado HD265435 y consideran que, en realidad, es un sistema binario que consta de una estrella enana blanca masiva y otra estrella subenana caliente que giran entre sí a una velocidad de vértigo: cada 100 minutos.
Las enanas blancas son estrellas «muertas» que han quemado todo su combustible y se han derrumbado sobre sí mismas, haciéndose pequeñas, pero extremadamente densas. Las subenanas calientes son un tipo de estrellas azules y ancianas que están a las puertas de la muerte como enanas blancas.
Los astrónomos han confirmado que ambas estrellas, una muerta y otra moribunda, se encuentran en las primeras etapas de una espiral que probablemente terminará en una supernova: ambas estrellas tienen la masa necesaria para alumbrarla.
Una supernova es la explosión de una estrella que tiene al menos ocho veces la masa de nuestro sol. Se las llama así porque las explosiones aparecen de pronto en el universo, sin que antes se hubiera sabido nada de ella.
Espiral explosiva
La supernova que surgirá de esta lágrima cósmica será del tipo Ia, que ocurre cuando el núcleo de una estrella enana blanca se vuelve a encender, lo que lleva a una explosión termonuclear.
Hay dos escenarios en los que esto puede suceder. En el primero, la enana blanca gana suficiente masa para alcanzar 1,4 veces la masa de nuestro Sol, conocido como Límite de Chandrasekhar.
El Límite de Chandrasekhar es la diferencia entre morir en un resplandor de gloria y desaparecer en un lento desvanecimiento hacia la oscuridad infinita.
Para nuestro universo, esta línea significa mucho más: solo superándola pueden las estrellas sembrar las semillas de la vida en todo el cosmos. Cuando eso ocurre se produce el segundo escenario.
HD265435 encaja en este segundo escenario, en el que la masa total de un sistema estelar está cerca o por encima de este límite de masa, lo que significa que la lágrima cósmica puede terminar sembrando vida en el universo.
Solo se han descubierto unos pocos sistemas estelares que alcanzarán este umbral y darán como resultado una supernova de tipo Ia, promotora de vida. Esa supernova futura consumirá a las dos estrellas que hoy forman la lágrima cósmica.
Lágrima de vida
Los astrónomos también tienen una explicación para la misteriosa forma de lágrima que tiene el sistema binario HD265435: se debe a que una de las dos estrellas, la enana blanca masiva, distorsiona a su anciana compañera estelar con su intensa gravedad. Eso provoca la imagen de la lágrima.
Como las dos estrellas ya están lo suficientemente cerca como para comenzar a acercarse en espiral, la enana blanca inevitablemente se convertirá en supernova dentro de unos 70 millones de años.
Los modelos teóricos producidos específicamente para este estudio, publicado en la revista Nature Astronomy, también predicen que la subenana caliente se contraerá para convertirse en una estrella enana blanca antes de fusionarse con su compañera. Para ella será como una cremación.
Las supernovas de tipo Ia son importantes para la cosmología como «velas estándar», destacan los investigadores. La vela estándar es un sistema que permite medir distancias astronómicas: si se conoce la intensidad de la fuente o la luminosidad absoluta de un objeto astronómico, se puede calcular la distancia de la luminosidad observada y la velocidad de expansión del universo.
De todo este relato, un poeta interpretaría la lágrima cósmica de una forma muy diferente, tal vez como el llanto póstumo de dos estrellas que están alumbrando una supernova en medio de un funeral. Y diría, evocando a Neruda: He renacido muchas veces, desde el fondo de estrellas derrotadas.
Referencia
A hot subdwarf–white dwarf super-Chandrasekhar candidate supernova Ia progenitor. Ingrid Pelisoli et al. Nature Astronomy (2021). DOI:https://doi.org/10.1038/s41550-021-01413-0
Me encantó las referencias usadas, lo hacen sonar muy sutil y surrealista
Esa cosa ya tenía nombre, es un kame-hame-ha, su origen es el Maestro Roshi