El agua puede ser purificada con rayos ultravioletas y convertirse en una fuente inagotable para los países menos desarrollados, ya que una máquina capaz de purificar el agua permitiría a una persona disponer de toda el agua necesaria por menos de dos euros al año.
Esta es la propuesta presentada ante la asamblea de la Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia, que concluyó el 16 de febrero en Seattle, por el investigador del ministerio estadounidense de energía Ashok Gadgil. El invento podría suministrar un mínimo de diez litros de agua potable al día por habitante. Con ayuda de los rayos ultravioletas, la máquina modifica la composición del agua eliminando todo lo que pudiera resultar nocivo para la salud.
El agua a purificar se envía mediante una bomba bajo una lámpara de rayos ultravioletas que son los que desnaturalizan el ADN de los elementos patógenos que resultan dañinos para la vida humana.
La máquina ya ha sido probada entre 1999 y 2003 en más de medio centenar de pueblos mexicanos que carecían de agua potable, donde se ha convertido ya en una revolucionaria innovación. La máquina apenas necesita mantenimiento, sus piezas son sólidas y cabe en una caja de mediano tamaño. Según su inventor, la lámpara es la pieza de menor duración y puede funcionar hasta 10.000 horas sin fundirse.
Ahorro energético
Cada unidad puede servir agua diariamente a 1.000 personas, ya que consume 6.000 veces menos energía que la necesaria para hervir el agua. La energía que consume es la que necesita la bomba para bombear el agua hasta la lámpara.
Aunque la implantación de esta máquina está condicionada por muchos factores, su tecnología permite aceptar por primera vez la posibilidad de que todos los habitantes de la Tierra tengan acceso al agua potable, de la que hoy carecen más de mil millones de personas.
La ONU se ha propuesto duplicar antes de 2015 la población humana con acceso al agua potable y esta máquina puede ser una forma eficaz de conseguirlo, siempre que pase los oportunos controles administrativos establecidos por los diferentes gobiernos y organismos internacionales. El desafío de la ONU es considerable, pues supone que cada día hay 300.000 nuevos habitantes que necesitan agua potable.
Gadgil es un reconocido físico, consultor tecnológico, inventor e instructor con numerosas patentes en su haber, así como con una amplia serie de reconocimientos internacionales, según figura en la presentación que hace de su obra Inventing Modern America.
La implantación de la máquina puede financiarse con el dinero resultante de las compensaciones por contaminación del CO2 previstas por el protocolo de Kyoto. La compañía Waterhealth Internacional es la encargada de la implantación del invento a través del mundo.
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