Más de 4000 personas en el Reino Unido padecen hemianopsia, una enfermedad que produce el debilitamiento o la ceguera de la mitad del campo visual debido, en la mayoría de los casos, a una lesión cerebral. El simple hecho de mantener el equilibrio, caminar, localizar objetos o conducir, puede requerir la ayuda de otros. Para reducir su grado de dependencia, la Universidad de Durham ha creado una técnica informática que podría contribuir a la rehabilitación de estos pacientes, según un comunicado publicado en la revista “Brain”.
El estudio, financiado por el Consejo de Investigación Médica, Económica y Social y la agrupación solidaria “Acción para Personas Ciegas”, utilizó dos tipos de ejercicios, uno centrado en la exploración y otro en la atención, sobre una muestra de 46 pacientes. Los investigadores evaluaron la capacidad visual de los participantes antes y después de realizar las pruebas. Los resultados del experimento demostraron que los pacientes consiguieron ser más rápidos y exactos a la hora de descubrir objetos, como puntos coloreados o números, en una pantalla de ordenador.
Los científicos creen que el test les ayudó a compensar su pérdida de visión explorando su campo ciego, aquel afectado por el daño cerebral. Aunque aún son necesarias más investigaciones para determinar con exactitud por qué estas técnicas inciden en capacidad visual, los investigadores atribuyen el éxito tanto a las mejoras en la atención y la concentración, como a la toma de conciencia de sus problemas perceptivos.
“Este estudio nos muestra que el entrenamiento funciona y ayuda a la gente a mejorar la visión de su campo ciego”, asegura la investigadora principal del proyecto, Alison Lane, profesora del departamento de Psicología de la Universidad de Durham. “Aunque aún no estamos seguros de por qué sucede esto, creemos que la atención es clave para mejorar la capacidad de las personas para usar su visión limitada. Esta técnica simple es una opción muy viable de rehabilitación y en el futuro podría ser muy accesible a bajo costo para todas las personas que lo necesiten».
La enfermedad invisible
En la actualidad, no existe un tratamiento ampliamente disponible para las personas que experimentan pérdida de visión posterior al daño cerebral, debido a la falta de evidencia científica de la eficacia de las terapias existentes, según afirman los autores del estudio.
“A menudo la hemianopsia no es reconocida, sin embargo, es mucho más frecuente de lo que parece. A los pacientes y sus familiares les resulta muy complicado entender este problema de la “medio ceguera””, reconoce David Mendelow, neurocirujano del Hospital General de Newcastle y profesor de neurocirugía en la universidad de la ciudad.
Su equipo en el centro médico fue formado para reconocer a quienes sufren esta enfermedad en una fase temprana de la misma. Una vez identificados, fueron enviados a la Unidad de Neurociencias de la Universidad de Durham, donde pudieron comprobar por ellos mismos el enorme potencial de las nuevas técnicas informáticas aplicadas a la rehabilitación visual.
Los científicos afirmaron que los pacientes podrían incluso experimentar mejoras en su relación con los videojuegos, especialmente con aquellos que necesitan de la agudeza visual para explorar entornos virtuales.
En primera persona
El artículo publicado en la revista “Brain” refleja el caso particular de Nichola Burlison, una mujer de 31 años, residente en Durham, que padece hemianopsia debido a los graves daños cerebrales sufridos tras un accidente automovilístico hace ocho años. Después de pasar seis meses en el hospital, tuvo que volver a aprender todas las habilidades básicas como caminar, hablar, vestirse o comer. Tras contactar con la agrupación solidaria “Acción para las personas ciegas”, Nichola participó en la investigación del equipo de la Universidad de Durham.
“El entrenamiento ha supuesto una gran diferencia para mí. A pesar de que todavía lucho con cosas básicas como cruzar la calle, leer o cocinar, me siento mucho más confiada, más cómoda con la lectura y no echo de menos palabras al comienzo de las oraciones. Ahora muevo los ojos, tanto a la izquierda como a la derecha, porque soy más consciente de que puedo hacer eso”, declara.
Asombrada de sus avances, Nichola confiesa que le gustaría tener más tiempo para practicar su destreza visual con las nuevas técnicas de rehabilitación: “Con dos niños pequeños en casa es difícil encontrar el momento, pero si el software estuviese disponible en una consola de juegos o algo así, me resultaría muy beneficioso porque podría entrenarme cinco minutos aquí y allá, camino del trabajo o en la hora del almuerzo”.
Como Nichola, muchas otras personas podrían beneficiarse de la investigación británica. Con una formación periódica en estas técnicas, conseguirían mejorar su capacidad visual y aumentar su grado de independencia.
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