¿Hasta qué punto dependen los eventos íntimos de la vida de una persona de la probabilidad?, cabe preguntarse frente a Nanaya, una página web que calcula, mediante el uso de algoritmos, las probabilidades de los usuarios de tener suerte en el amor.
Creada por un ingeniero antes dedicado a generar parámetros sobre las condiciones más óptimas para una misión de la NASA (Constelación), cuyo objetivo era fabricar una nueva generación de naves espaciales, Nanaya se basa en modelos de análisis de costos y beneficios, en este caso, aplicados a la vida amorosa.
Estos análisis, en teoría, porque la página web no estará en marcha hasta principios de febrero según Newscientit, ayudarán a la gente a encontrar el éxito en el amor.
Cómo funciona
Nanaya evalúa la probabilidad de los usuarios de encontrar una pareja adecuada, a partir de un cuestionario detallado. Este se compone de un test de personalidad que identifica las diferentes facetas de cada persona, y las características que al usuario le gustaría encontrar en una pareja.
A partir de una segunda batería de preguntas, el sistema identifica también la probabilidad de que el interesado o interesada conozca nuevas personas en su vida cotidiana. A continuación, una simulación combina todos estos datos para arrojar su dictamen.
Además de la probabilidad de encontrar o no pareja, Nanaya proporciona otros datos, cómo lo mucho que puede aumentar el entorno social de cada usuario si tiene una pareja determinada o un gráfico de sus perspectivas amorosas para los próximos años.
Tendencia a divorciarse
Aunque el propio creador de Nanaya reconoce que “en cierto modo, una vida humana resulta más difícil de abordar que un proyecto espacial”, este no es el primer intento de reducir el destino amoroso de los humanos a los designios de un análisis probabilístico.
En 2009, científicos de la DePauw University de Chicago (EEUU) idearon un sistema que establecía la probabilidad de que una persona se divorciase, a partir de un test y de fotos de la infancia.
En estas, los investigadores decodificaban la expresividad facial, “adivinando” a partir de ella y con un alto nivel de aciertos, según ellos, qué adultos se divorciarían y cuáles no.
Esto era posible porque, explicaban los científicos, la actitud sonriente en las fotografías indica cierta disposición emocional subyacente, que tiene consecuencias tanto directas como indirectas en la vida de las personas.
Por otra parte, en 2004, investigadores norteamericanos elaboraron, a partir de las reacciones de 700 parejas a determinados temas de conversación a lo largo de diez años, un modelo matemático que permitía predecir un divorcio con un 94% de aciertos.
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