Tendencias21
Aumenta la preocupación por el posible impacto de un gran asteroide

Aumenta la preocupación por el posible impacto de un gran asteroide

Se multiplican las ideas para evitar la colisión con un gran asteroide, al mismo tiempo que aumenta el desconcierto sobre qué hacer en caso de amenaza inminente. No sabemos cuándo o dónde, pero finalmente ocurrirá.

Los científicos están multiplicando las ideas y misiones espaciales para evitar la colisión de la Tierra con un gran asteroide: no sabemos cuándo ni dónde, pero finalmente ocurrirá, según uno de los científicos que proponen posibles soluciones tecnológicas.

La propuesta más reciente consiste en detonar una bomba nuclear de 1 megatonelada cerca de la superficie de un asteroide de 100 metros de largo, dos meses antes del impacto potencial, según se explica en un comunicado.

Esta opción reduciría casi completamente la masa total del asteroide que llegaría a la Tierra, según una simulación informática desarrollada por científicos de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, cuyos resultados se publican en la revista Acta Astronautica.

Estrategia efectiva

«La interrupción puede ser una estrategia de defensa planetaria muy efectiva, incluso para intervenciones muy tardías, por lo que debe considerarse una estrategia de respaldo efectiva si fallan otro métodos que requieren tiempos de advertencia prolongados», escriben los autores de esta propuesta en su artículo.

Hasta ahora, si se descubre que un asteroide está en una trayectoria que impacta la Tierra, los científicos piensan principalmente en desviarlo de su órbita con diferentes sistemas, convencidos de que alterando su velocidad cambiará ligeramente su órbita.

Nunca se ha descartado tampoco la opción de nuclear, planteada inicialmente en 2007, pero esa posibilidad siempre ha sido un tema controvertido que mantiene vivo el debate en la comunidad científica.

Tema relacionado: La defensa planetaria contra los asteroides peligrosos pasa a la ofensiva

Varillas explosivas

Una propuesta anterior a la realizada por la Universidad Johns Hopkins, fue formulada por el investigador de la Universidad de California en Santa Bárbara Philip Lubin: consiste en interceptar un asteroide potencialmente peligroso golpeándolo con una serie de varillas penetrantes, algunas de ellas llenas de explosivos.

Con este sistema, se pulverizaría el bólido en pequeños fragmentos de 15 metros cada uno que formarían una nube de escombros: algunos de sus componentes llegarán a la Tierra, pero otros no.

Y cuando lo hagan, registraríamos una suma de pequeños impactos, que evitarían el impacto global y reduciríamos sustancialmente los daños potenciales.

Asteroides de más de 100 metros

La propuesta de la Johns Hopkins es mucho más categórica que la de Lubin: liderada por Patrick King, ha calculado lo que supondría el impacto de una potente explosión nuclear cerca de un asteroide peligroso. Concluye que reduciría el 99,9 por ciento de su masa, si tuviera un diámetro de 100 metros.

Si el asteroide fuera de mayores dimensiones, la idea también funcionaría: evitaría que el 99 por ciento de su masa total impactara contra la Tierra, siempre que la explosión nuclear se produjera al menos 6 meses antes de la fecha prevista para la colisión.

No es seguro que se trate de una medida suficiente, destaca al respecto Universe Today, porque un asteroide de 100 metros, aunque no acabaría con la civilización, golpearía la Tierra con la energía de un arma termonuclear grande y moderna.

Mapa de 378 impactos de meteoros de los últimos 30 años. JPL/NASA.

Preocupación relativa

La misma revista destaca que la preocupación científica sobre la eventualidad de una colisión con un asteroide ha aumentado con el paso del tiempo, especialmente por dos amenazas concretas.

Una de ella es Apofis, de unos 370 metros de diámetro, que en 2004 hizo contener el aliento a muchos científicos cuando calcularon que tenía un 2,9% de posibilidades de impactar nuestro planeta en 2029.

Después de muchos cálculos, incluida la posibilidad de que la gravedad terrestre terminara atrayéndolo, el Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena (California) de la NASA descartó la posibilidad de una colisión, tanto en 2029 como en 2036.

Atención a 2182

Otra preocupación mayúscula la representa Bennu, un asteroide de unos 500 metros de diámetro que pasará cerca de la Tierra en 2036. Aunque entonces no impactará, según la NASA tiene una pequeña posibilidad (1 de entre 1750) de colisionar entre 2175 y 2199. La fecha clave sería el 24 de septiembre de 2182.

La NASA ha puesto en marcha la misión OSIRIS-Rex, que después de más de dos años en el entorno de Bennu, está trayendo para la Tierra una muestra del material de su superficie, de la que dispondremos el 24 de septiembre de 2023 para analizar su composición y tener más información sobre su naturaleza, ante posibles actuaciones futuras.

No es la única iniciativa preventiva: científicos chinos planean lanzar al espacio 23 cohetes de 900 toneladas cada uno, para desviar Bennu más de 9.500 kilómetros de su trayectoria y evitar así la fatídica colisión.

Y ¿qué hacemos?

Aunque Lubin considera que su sistema de varillas explosivas puede anular las potenciales amenazas de Apofis y Bennu, la inquietud no desaparece: todavía más incertidumbre rodea a lo que habría que hacer para prepararnos ante una amenaza cierta de colisión con un asteroide, particularmente si solo dispusiéramos de horas o días para construir infraestructuras de protección.

Un ejemplo de este desconcierto lo obtuvimos en abril de este año en la séptima edición de la Conferencia de Defensa Planetaria, que se organiza cada dos años para analizar asteroides peligrosos con la participación de científicos y astrónomos.

En esta conferencia, celebrada en Viena, se presentó la simulación de un asteroide de 105 metros que impactaba en un región europea fronteriza con Alemania, Chequia y Austria. La simulación estuvo dirigida por el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS).

En ese escenario, no se pudo hacer nada para mitigar el impacto y las únicas opciones que se debatieron fue en cómo organizar la defensa civil y las evacuaciones, algo complicado bajo una amenaza inminente de 30 Mt de TNT.

Una reciente simulación informática desarrollada por expertos de la NASA y la ESA había reconocido en mayo pasado que las tecnologías actuales no servirían para evitar el hipotético impacto de un asteroide, aunque sí podrían avisar a tiempo para evacuar a la población afectada.

No sabemos dónde y cuándo

La Conferencia de Defensa Planetaria y su escenario son precursores del lanzamiento del proyecto Double Asteroid Redirection Test (DART) de la NASA, que es la primera demostración real de una tecnología de desviación de asteroides, y la primera misión de prueba del programa de Defensa Planetaria de la agencia.

La DARTA está programada para lanzarse este año en uno de los cohetes Falcon 9 de SpaceX, en dirección a un asteroide llamado Didymos.

El objetivo es estrellarse contra el cuerpo secundario del asteroide, una «luna pequeña» llamada Dimorphos, que tiene el ancho de un campo y medio de fútbol, y cambiar la velocidad de su órbita alrededor del cuerpo principal.

A pesar de estar a más de 10 millones de kilómetros de la Tierra en el momento del impacto, el sistema de asteroides será visible para los telescopios terrestres, que los científicos usarán para determinar el cambio exacto en el período orbital, informa la NASA.

Habrá que esperar resultados, pero Lubin manifiesta su preocupación: “Hay un gran asteroide o cometa acechando en nuestro sistema solar con la palabra Tierra escrita en su superficie. Simplemente no sabemos dónde está o cuándo golpeará».

Referencia

Late-time small body disruptions for planetary defense. Patrick K.King et al. Acta Astronautica, Volume 188, November 2021, Pages 367-386. DOI:https://doi.org/10.1016/j.actaastro.2021.07.034

Imagen superior: Simulación de un asteroide acercándose peligrosamente a la Tierra. Oficina de Ciencias de la ESA

Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe, periodista científico, es el Editor de Tendencias21.

Hacer un comentario

RSS Lo último de Tendencias21

  • La lluvia colabora con el océano para atrapar más carbono 30 octubre, 2024
    Hasta el momento, la lluvia ha sido ignorada en los cálculos de la capacidad del océano para absorber dióxido de carbono (CO2), pero una nueva estimación indica que las precipitaciones mejoran la capacidad del océano para atrapar las emisiones entre un 5 % y un 7 %, cumpliendo un papel vital en el ambiente. Este […]
    Pablo Javier Piacente
  • Los animales se vuelven menos sociables con el avance de la edad, al igual que los humanos 30 octubre, 2024
    Una serie de estudios científicos en torno al comportamiento de cientos de especies de animales revela que las variedades más sociables amplían su expectativa de vida y se reproducen por más tiempo. Además, los investigadores descubrieron que algunas especies, al igual que los seres humanos, tienden a reducir sus relaciones sociales a una edad avanzada: […]
    Pablo Javier Piacente
  • Los gorilas occidentales votan para tomar decisiones colectivas 30 octubre, 2024
    Un nuevo estudio desmonta la creencia de que, entre los grandes simios, es el macho dominante quien decide por todo el grupo. Entre los gorilas occidentales de la República Centroafricana, cada individuo tiene voz y voto, especialmente cuando se trata de cambiar de asentamiento.
    Redacción T21
  • Podemos comprender oraciones escritas en un parpadeo 29 octubre, 2024
    Nuestro cerebro puede entender oraciones escritas en lo que dura el parpadeo de un ojo, según revela un nuevo estudio. Los científicos descubrieron que el procesamiento del lenguaje escrito ocurre a velocidades significativamente más rápidas de las necesarias para hablar o comunicarse en voz alta.
    Pablo Javier Piacente
  • El beso humano habría comenzado como un ritual de acicalamiento de los simios 29 octubre, 2024
    El acto final del aseo de los simios implica labios sobresalientes y una ligera succión, para eliminar los desechos o parásitos, un comportamiento que persistió incluso cuando su función higiénica disminuyó. Un nuevo estudio sugiere que esta conducta refleja la forma, el contexto y la función de los besos humanos modernos.
    Pablo Javier Piacente
  • Thriller policial en la arqueología: el ADN confirma una leyenda nórdica de 800 años 29 octubre, 2024
    Un fascinante descubrimiento arqueológico en Noruega ha arrojado nueva luz sobre un misterioso episodio de la historia medieval del país. Revela que hace 800 años existió una deriva genética única que se puede observar entre los actuales habitantes del sur del país.
    Redacción T21
  • Descubren moléculas complejas de carbono en el espacio interestelar 28 octubre, 2024
    Un equipo de investigadores ha descubierto grandes moléculas que contienen carbono en una distante nube interestelar de gas y polvo: el hallazgo muestra que las moléculas orgánicas complejas, que incluyen carbono e hidrógeno, probablemente existieron en la nube de gas frío y oscuro que dio origen a nuestro Sistema Solar.
    Pablo Javier Piacente
  • El colapso de una corriente oceánica clave podría tener impactos catastróficos en todo el planeta 28 octubre, 2024
    Los científicos ya no consideran de baja probabilidad el colapso de la Circulación de Volteo Meridional del Atlántico (AMOC), que incluye a la Corriente del Golfo: se trata de una de las corrientes oceánicas más importantes para el equilibrio ambiental y climático global, y su debilitamiento provocaría eventos climáticos extremos, trayendo mucha más inestabilidad y […]
    Pablo Javier Piacente
  • Desafío a la consciencia: la cognición puede existir en organismos sin cerebro 28 octubre, 2024
    Una nueva investigación ha comprobado que los hongos muestran indicios de cognición y consciencia mínima, sin tener cerebro ni sistema nervioso para percibir el entorno ni tomar decisiones. Su comportamiento sigue patrones cognitivos para asegurar su supervivencia y crecimiento, todo un desafío a lo que sabemos sobre la consciencia.
    Eduardo Martínez de la Fe
  • Nuestra percepción del tiempo se modifica de acuerdo con lo que vemos 27 octubre, 2024
    Una nueva investigación revela que diferentes estímulos visuales pueden distorsionar significativamente la percepción humana del tiempo: ver escenas más destacadas y memorables puede crear la impresión de que el tiempo avanza más lentamente, en tanto que las imágenes desordenadas y caóticas comprimen la percepción del tiempo, haciendo que parezca acelerarse.
    Pablo Javier Piacente