Cada vez más ciudades ofrecen servicios públicos de Wi-Fi, lo que hace surgir una serie de cuestiones, como cuántos ciudadanos los usarán y si una oferta de este tipo será sostenible.
Según publica la BBC, los sistemas Wi-Fi extendidos a gran escala en las ciudades son un paso consecutivo lógico tras la implantación de los hotspots de Wi-Fi (es decir, zonas de cobertura Wi-Fi en las que uno o varios puntos de acceso proveen servicios de red a través de un Proveedor de Servicios de Internet Inalámbrico).
En el Reino Unido, por ejemplo, empresas como BT y The Cloud participan ya con gobiernos locales para generar redes sin cables que permitan a los ciudadanos conectarse a Internet desde puntos Wi-Fi disponibles.
Este hecho, que en principio supone un paso adelante hacia el fin de la brecha digital a nivel local, porque permitiría la conexión a cualquiera, no implica que estos servicios deban ser gratuitos, advierten las compañías. De ser así, las empresas no podrían recuperar las grandes inversiones realizadas para la creación de las infraestructuras necesarias, de manera que no serían sostenibles.
Dudas sobre la gratuidad
En Estados Unidos, las redes Wi-Fi municipales se han instalado ya en más de 150 ciudades, con otras cientos en lista de espera. Una ciudad pionera en este sentido ha sido la tejana Corpus Christi, que cuenta ya con más de 1.300 puntos de acceso. Inicialmente se ofertó el servicio gratuitamente, pero en marzo pasado la red fue adquirida por la compañía EarthLink, que comenzó a cobrarlo.
Según declaraciones de Bharat Jain, del Nomad Wireless Forum, en el Reino Unido, organización que se encarga de asesorar a los municipios británicos acerca de las instalaciones Wi-Fi, las autoridades locales pretenden implementar este tipo de servicios, pero deben negociarlos con las compañías porque no pueden ser del todo gratuitos. Jain señala que llegar a un acuerdo de gratuidad para un máximo del 10% de la población, sería lo más adecuado.
Evidentemente, existen beneficios obvios para las ciudades del hecho de tener redes sin cable: la seguridad pública aumenta gracias a las cámaras sin cable de circuitos cerrados de televisión. Por otro lado, resulta más sencillo controlar los parkings, gestionar el tráfico o se pueden proporcionar a los funcionarios municipales que trabajen como vigilantes dispositivos portátiles de ayuda.
En Estados Unidos, los servicios de emergencia usan estas redes para salvar vidas: en Nueva Orleans, por ejemplo, el Wi-Fi suministró un acceso en red esencial a los ciudadanos cuando otros sistemas de comunicación fallaron tras el desastre del Katrina.
La seguridad, otro tema pendiente
Todas estas ventajas están haciendo que el Wi-Fi público se extienda, señala la EMC Coorporation , líder mundial en el asesoramiento para la aplicación de infraestructuras digitales. Según esta organización, el número de puntos de acceso sin cable, incluidos los hotspots públicos y las redes de negocios, continúa creciendo de manera exponencial en los principales centros financieros del mundo.
Según una encuesta realizada por el departamento para la seguridad de EMC, Londres supera ya a la ciudad de Nueva York en cuanto al número de puntos de acceso sin cables, con un crecimiento anual del número de puntos de un 160% en 2006.
Sin embargo, advierte EMC, un quinto de las redes de negocio de las ciudades encuestadas siguen siendo inseguras. “La necesidad de una seguridad mayor en las redes sin cables comienza a ser un reclamo entre las compañías”, señala dicha encuesta.
Por otro lado, los hotspots continúan proliferando en muchos lugares donde la gente busca la conectividad, como cafés, tiendas, aeropuertos u hoteles. Estos puntos de acceso suelen encontrarse cerca de redes de negocios desprotegidas, a las que puede accederse desde ellos de forma accidental o intencionada. Este hecho añade una preocupante dimensión al problema de la seguridad de las redes.
El caso de España: un modelo incómodo
Según ha publicado recientemente el periódico Cincodías, en nuestro país el Wi-Fi público gana cada vez más salud.
Telefónica Móviles, por ejemplo, ha comenzado a ofrecer a sus clientes acceso a servicios inalámbricos de Internet de alta velocidad mediante la red de puntos de acceso públicos de Telefónica de España, mientras que el servicio de Wi-Fi acaba de activarse en los aeropuertos de Madrid-Barajas y el Prat de Barcelona.
Por otro lado, hoy día hay cinco empresas en nuestro país que ofertan accesos Wi-Fi en espacios públicos (aeropuertos, hoteles, restaurantes y ferias): Telefónica, KubiWireless, Swisscom, Vodafone y Comunitel, siendo los años entre 2002 y 2004 los de despegue de las infraestructuras, publica Cincodías. En 2005 se produjo el asentamiento definitivo.
La dificultad, según explica Enrique Dans, profesor del Instituto de Empresas, en su blog es que la oferta de Wi-Fi en España está supeditada a un modelo incómodo basado en la compra de tarjetas físicas a un precio disuasorio, y la compra directamente a través de Internet es, en muchas ocasiones, imposible, cuando sería la manera más razonable para este medio.
Por otro lado, a España aún no han llegado los servicios que ofrecen las compañías europeas para redes municipales, capaces de cubrir una ciudad entera o la mayor parte de ésta.
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