Dos equipos de científicos han publicado esta semana los resultados de sendas investigaciones dedicadas a detectar enfermedades mediante bacterias modificadas genéticamente.
Un equipo en Francia dirigido por Jerome Bonnet, de la Universidad de Montpellier, y en el que participó la empresa Sys2Diag, se sirvió de bacterias modificadas para comprobar el nivel de glucosa (un indicio de la diabetes) en la orina de pacientes humanos.
Por otro lado, en los Estados Unidos, investigadores dirigidos por Sangeeta Bhatia, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y Jeff Hasty, de la Universidad de California – San Diego, reprogramaron bacterias para que fuesen visibles en la orina de ratones con cáncer. Ambos estudios se publicaron en el último número de Science Translational Medicine.
El equipo de Montpellier, explica Science, y resume Cordis, añadió un circuito genético a las bacterias para que produjesen una gran cantidad de proteína fluorescente en presencia de concentraciones elevadas de glucosa. Las bacterias, una cepa de E. coli, se añadieron a las muestras de orina humana, donde provocaron un cambio de color
En Science se añade que, por ahora, este método «no es mejor que el estándar para medir la glucosa», pero debido a que el sistema de detección puede modificarse a fin de detectar otras dianas «podría resultar una plataforma de diagnóstico para una amplia gama de enfermedades».
Los equipos en Estados Unidos se dedicaron a la detección del cáncer en muestras de orina de ratones. Modificaron bacterias para que produjesen una enzima natural denominada LacZ en presencia de un tumor. A continuación inyectaron en los ratones compuestos que emiten luz cuando interactúan con LacZ. De este modo, los ratones con cáncer de hígado produjeron LacZ que interactuó con los compuestos cambiando el color de la orina de amarillo a rojo.
Tumores pequeños
Según indica Science, Bhatia y sus colegas señalan que mientras que las técnicas de imaginología convencionales encuentran dificultades para detectar tumores hepáticos menores a un centímetro cuadrado, este método logró señalar tumores con tamaños de hasta un milímetro cuadrado.
Los estudios son sin duda prometedores, pero aún existen ciertos escollos que salvar antes de proceder a la utilización de estos métodos en humanos.
Por ejemplo, los investigadores reconocen que la ética implicada en la utilización de bacterias modificadas genéticamente ha de someterse a debate y estudiarse con mayor detenimiento, informa la BBC.
En declaraciones a Science, Jim Collins, experto en biología sintética del MIT, advierte de que ambos métodos están a años de distancia de su empleo en entornos clínicos.
Referencias bibliográficas:
Alexis Courbet, Drew Endy, Eric Renard, Franck Molina, y Jérôme Bonnet: Detection of pathological biomarkers in human clinical samples via amplifying genetic switches and logic gates Sci Transl Med (2015). DOI: 10.1126/scitranslmed.aaa3601.
Tal Danino, Arthur Prindle, Gabriel A. Kwong, Matthew Skalak, Howard Li, Kaitlin Allen, Jeff Hasty, y Sangeeta N. Bhatia: Programmable probiotics for detection of cancer in urine. Sci Transl Med (2015). DOI: 10.1126/scitranslmed.aaa3519.
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