Un prototipo llamado T3 (Things that think, cosas que piensan) utiliza tecnología ubicua que se emplea como material didáctico en las terapias cognitivas de niños con autismo. Lo ha diseñado la doctora Mónica Elizabeth Tentori Espinosa, del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), en México
El T3, explica un artículo de Investigación y Desarrollo, es un cubo de tres por tres centímetros con varios sensores en su interior además de un acelerómetro, un motor, un micrófono, una bocina y un arreglo de luces. El cubo T3 puede programarse para emitir diferentes patrones de luz (por ejemplo parpadear o iluminarse en verde, blanco y rojo), moverse a una distancia predeterminada o girar, y grabar canciones o instrucciones para los niños con autismo. Los acelerómetros se utilizan para detectar cuándo el niño coge, agita o suelta el cubo.
Este material, indicó la investigadora del CICESE, una vez que se introduce en un objeto (por ejemplo en un muñeco de peluche), se programa para que pueda hablar, cantar, iluminarse o moverse cuando el niño lo coja.
La computación ubicua
De acuerdo con la especialista, la computación ubicua propone un ambiente tecnológico-informativo de dispositivos en diferentes escalas, como es el caso de una computadora de escritorio, un teléfono inteligente o sensores embebidos en un lugar o contexto que dan servicios a los usuarios de manera natural y transparente.
El prototipo T3 se usa en la clínica Fundación Pasitos, de Tijuana, en Baja California (México), que atiende a cerca 60 niños con autismo, y el cubo se empleó porque este objeto puede incorporar utensilios de uso cotidiano para los infantes.
“El cubo se introduce dentro de algún objeto, entonces el niño interactúa con el juguete físico, y además ahora éste puede hablar, cantar, moverse y reaccionar a diferentes interacciones que la persona requiera dentro de la terapia”, explica la especialista del CICESE.
El T3 se evaluó en la clínica Pasitos con 17 niños que padecen autismo y tuvo un impacto en el comportamiento de los niños, incrementando su motivación en la terapia.
Como los pequeños que padecen esta enfermedad tienen problemas de concentración, las terapeutas tratan de llamar su atención y en ocasiones lo logran sólo después de varias horas; al emplear el cubo pasan mayor tiempo atentos durante las terapias.
Tentori indica que antes de introducir esta tecnología en las terapias de niños con autismo, los pequeños hacían en promedio 20 movimientos compulsivos, como mover la cabeza o agitar las manos, y mostraban problemas de comportamiento.
Con el empleo del cubo T3 disminuyeron estos problemas, y han mostrado mayor interés en las actividades que les muestran las terapeutas.
La doctora Tentori Espinosa explica que desarrollaron esta tecnología a partir de la problemática de los niños en la clínica de Pasitos.
“Con esta tecnología embebida en diversas actividades de la vida cotidiana, los pequeños interactúan con el objeto aun cuando son niños de baja funcionalidad. El pequeño toma el dispositivo al cual le pusimos un algoritmo de reconocimiento de patrones que registra si lo toma o lo suelta, y nos hace saber con qué presión lo agita”, explica.
El segundo prototipo desarrollado por la especialista del CICESE es el CleanBook, un proyector multimedia capaz de aumentar las imágenes de la guía de actividades para los niños. Y el tercero se llama Mosocouna, aplicación de realidad aumentada que ayuda a los niños a incrementar la práctica de habilidades sociales e interacciones.
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