Muy pronto los problemas para recargar las baterías de los móviles por falta de conexión a la red eléctrica (por ejemplo, si estamos dando un paseo) podrían desaparecer gracias a un invento que permite cargarlo, simplemente, con el calor del cuerpo.
Un equipo de científicos del Berkeley Lab, de la Universidad de California en Berkeley y del Ministerio de Energía estadounidense (DOE, ha desarrollado nanocables (cables del diámetro de un nanómetro, es decir una milmillonésima parte de un metro) de silicio que permitirán aprovechar la pérdida de energía del cuerpo en forma de calor con una alta eficiencia.
Alta eficiencia
Este logro tecnológico podría tener múltiples aplicaciones, entre ellas, la fabricación de chaquetas con estos minicables incorporados, que utilicen el calor del cuerpo para recargar teléfonos móviles u otros dispositivos electrónicos, como los iPod, publica el Berkeley Lab en un comunicado.
Esta tecnología supone la primera demostración del alto rendimiento del potencial termoeléctrico del silicio, un abundante semiconductor (es el segundo material más abundante en la corteza terrestre) cuyo uso está ya muy extendido en la industria electrónica y microelectrónica para la creación de obleas o de chips que se pueden implantar en transistores, pilas solares, y una gran variedad de circuitos electrónicos.
La mejora de la eficiencia de los nanocables como conductores de la energía termoeléctrica a temperatura ambiente se ha conseguido gracias a un método con el que una serie de nanocables de silicio fueron sintetizados en una solución acuosa sobre la superficie de obleas (finas planchas de material semiconductor), que medían varias decenas de centímetros cuadrados. La técnica utiliza el desplazamiento galvánico del silicio a partir de la reducción de los iones de plata sobre dichas obleas.
Aplicaciones a diversas escalas
Gracias a dicha técnica, podría superarse el problema que presentaba el concepto de la conversión del calor corporal en electricidad, un concepto que no es nuevo pero que no se había podido aplicar por el escaso rendimiento obtenido hasta la fecha.
La investigación aún no ha llegado a su fin, pero sus aplicaciones potenciales ya se vislumbran: aprovechamiento del calor del cuerpo en cualquier situación en la que desprendamos energía para suministrarla a pequeños dispositivos a través de las chaquetas antes mencionadas.
A mayor escala, los módulos de conversión servirían para transformar el calor de vehículos en movimiento en energía adicional que alimentase las radios de los coches, el aire acondicionado o los elevalunas eléctricos. La revista Nature explica detalladamente los resultados de esta investigación.
Modificación de las baterías
Ésta no es la primera propuesta científica que ofrece una alternativa para la recarga de las baterías de los teléfonos móviles. En los últimos tiempos, otras investigaciones han ofrecido interesantes variantes a la electricidad de origen tradicional, como es el caso del uso del agua que propusieron científicos canadienses de la Universidad de Alberta.
Utilizando la electrokinesia, que es la producción de cargas eléctricas a través del movimiento de las sustancias, estos investigadores consiguieron dar con una fuente de energía no contaminante que podría aprovecharse tanto para pequeños dispositivos electrónicos como a mayor escala.
Otra interesante investigación dio lugar al desarrollo de una batería biodegradable para móviles que se alimenta con cualquier fuente de azúcar, desde refrescos a sacarosa, y que dura más tiempo que las baterías convencionales de litio. Tal y como publicamos en Tendencias21, este invento podría estar disponible en el mercado en menos de cinco años, y nos permitiría recargar el teléfono móvil con cualquier fuente de azúcar que tengamos disponible.
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