Un equipo de investigación en el Cancer Dana-Farber Institute de Boston, EEUU, ha desarrollado un nuevo método de análisis sanguíneo para medir niveles de exposición radiactiva en víctimas de accidentes, que se basa en la observación de marcadores biológicos en cadenas de micro ARN.
El sistema está pensado para analizar los efectos a medio y largo plazo de radiación no letal, que aún así haya podido causar daños importantes a la médula ósea o a otros órganos del paciente. Los tests preclínicos permitieron establecer en un plazo de 24 horas cuáles serían los niveles de radiación que a la larga resultarían mortales.
Legado de un largo proceso
El nuevo sistema, a diferencia de otros que le precedieron, permite analizar no solo la dosis de radiación que ha afectado al organismo, sino también las posibles consecuencias a largo plazo de estos accidentes.
Como principal predecesor cabría destacar el estudio del Centro Médico de la Universidad de Duke (EE.UU.) desarrollado en 2007, que permitía conocer con rapidez los niveles de exposición a radiación en catástrofes radiológicas o ataques terroristas.
El principal aporte de este nuevo trabajo está en que no solo mide las dosis de radiación, sino que además analiza las consecuencias que estas puedan tener, lo que permite hacer predicciones sobre las posibilidades de supervivencia para establecer los niveles de urgencia de los tratamientos.
Cambios en el micro ARN
Los análisis realizados en ratones expuestos a diferentes dosis de radiación -una letal, y otra que permitía la supervivencia- demostraron en tan solo 24 horas que había diferencias fundamentales en los biomarcadores de micro ARN, que permitían predecir cuál de los animales afectados sobreviviría y cuál no.
Por el contrario, experimentos similares que usaban otro tipo test no eran capaces de mostrar diferencias externas en los ratones hasta pasadas tres o cuatro semanas de la exposición a la radiación.
El sistema utilizado por estos análisis analiza los cambios que se producen en cada una de las cadenas de micro ARN detectadas en el torrente sanguíneo del organismo sometido a radiación.
A partir de ahí, basta con identificar aquellas que actúan a modo de indicador de los efectos de radiación.
Aunque estos análisis todavía no se han testado con seres humanos, los investigadores confían en que funcionarán a la perfección, pues sí se han probado ya con ratones que habían recibido trasplantes de médula humana, y los resultados no variaron.
Un tratamiento más exacto y preventivo
Desde el Instituto para el Cáncer Dana-Farber los investigadores explican la importancia de aplicar los medicamentos para tratar los efectos de la radiación antes de que estos se muestren y se hagan irreversibles.
“Tras un escape de radiactividad no hay manera exacta de decir quién ha estado expuesto y quién no, ni tampoco si la radiación será letal para quienes se han visto afectados”, afirma el doctor en física Dipanjan Chowdhury, investigador a cargo del Departamento de Oncología Radioterápica en el Instituto para el Cáncer Dana-Farber.
El nuevo estudio desarrollado por Chowdhury y su equipo permite actuar cuando los daños son reversibles y, según dicen, “facilitar las intervenciones médicas a tiempo, mejorando las esperanzas de supervivencia de todos los afectados”.
Es un objetivo que, sin duda, resulta más que necesario tras episodios como la catástrofe de Fukushima en 2011, que han supuesto un impulso a la urgencia de este proyecto financiando en parte con fondos federales.
Referencia bibliográfica:
S. S. Acharya, W. Fendler, J. Watson, A. Hamilton, Y. Pan, E. Gaudiano, P. Moskwa, P. Bhanja, S. Saha, C. Guha, K. Parmar, D. Chowdhury. Serum microRNAs are early indicators of survival after radiation-induced hematopoietic injury. Science Translational Medicine (2015). DOI: 10.1126/scitranslmed.aaa6593.
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