La mitad de la humanidad vive actualmente en ciudades y, dentro de dos décadas, será el 60% de la población la que resida en entornos urbanos. A mediados del siglo XXI, la población urbana total de los países en vías de desarrollo será más del doble que ahora, pasando de los 2,3 mil millones en 2005 a los 5,3 mil millones en 2050. Y es que el crecimiento de las ciudades es más rápido en los países en vías de desarrollo: en ellos, las urbes ganan una media de cinco millones de residentes al mes.
Estos son algunos de los datos que arroja el último informe sobre ciudades del mundo del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-HABITAT), cuyos datos no dejan lugar a dudas de que la situación en las ciudades puede llegar a ser desbordante.
Según el informe, a medida que las ciudades crezcan en tamaño y población, la armonía entre los aspectos espacial, social y ambiental del entorno urbano, así como entre sus habitantes, será cada vez más importante. Para poder asegurarla, dicha armonía deberá descansar sobre dos pilares clave: la igualdad y la sostenibilidad.
Los riesgos de las desigualdades
Tristemente, en la actualidad no es ésta la situación de muchas ciudades del mundo, señala el informe de la ONU. La brecha entre pobres y ricos se incrementa, por ejemplo, en numerosas ciudades de Estados Unidos, lo que podría conducir al aumento del malestar social y al incremento de la mortalidad en entornos urbanos.
En un sondeo llevado a cabo en 120 ciudades importantes, se reveló que Nueva York es la novena ciudad del mundo con mayor grado de desigualdades sociales, seguida de otras ciudades norteamericanas, como Atlanta, Nueva Orleáns, Washington o Miami, que tendrían los mismos niveles de desigualdad social que ciudades como Nairobi, en Kenya, o Abidjan, en Costa de Marfil.
El informe advierte de que “altos niveles de desigualdad pueden conllevar consecuencias sociales, económicas y políticas negativas, que tendrán un efecto desestabilizador en las sociedades”. Porque las desigualdades “crean fracturas sociales y políticas que pueden derivar en inconformidad social e inseguridad”.
La desigualdad por ciudades y motivos
La raza sería uno de los factores más importantes en la determinación de desigualdades en Estados Unidos y Canadá. Según el informe, “en el oeste del estado de Nueva York, cerca del 40% de las familias negras, hispanas o de razas mixtas ganan menos de 15.000 dólares, en comparación con el 15% de las familias blancas”.
Además, “la esperanza de vida de los afroamericanos en Estados Unidos es aproximadamente la misma que tiene la gente que vive en China y en algunos estados de la India, a pesar de que Estados Unidos sea un país mucho más rico que los otros dos”.
El informe señala también que la desigualdad ha aumentado en la India como resultado directo de la liberalización y la globalización económicas, y que las ciudades donde mayores desigualdades se sufren en todo el mundo se encuentran en Sudáfrica, Namibia y Latinoamérica.
En el extremo opuesto, la ciudad más igualitaria del planeta sería la china Pekín, seguida de ciudades como Yakarta –capital de Indonesia- o Dire Dawa, que es la segunda ciudad en importancia y cantidad de población de Etiopía, después de Adis Abeba.
En Europa, Dinamarca, Finlandia, los Países Bajos y Eslovenia han sido clasificados como los países más igualitarios. Entre los menos igualitarios estarían Grecia, el Reino Unido y España. Según el informe, “las diferencias sociales son particularmente significativas en las ciudades de Europa del este, en las principales ciudades españolas y en las del norte de Inglaterra”.
Corriente imparable
Por otro lado, el informe apunta a que los movimientos de población del campo a la ciudad parecen imparables. De hecho, se cree que este mismo año el número de personas que viven en áreas urbanas superará por vez primera al de personas que viven en el campo.
“En los próximos 40 años los niveles de urbanización se habrán incrementado dramáticamente, con un 70% de la población del planeta viviendo en áreas urbanas en 2050”, publica la ONU. La urbanización más drástica la sufrirá China, donde muchos millones de personas se mudarán a las ciudades en los próximos años.
De hecho, según el informe, tan sólo en los últimos 18 años, en este país han aparecido 49 nuevas ciudades en este país. La rápida transición a una sociedad urbana ha originado una gran riqueza en China, pero también ha dado lugar a múltiples efectos negativos, como el aumento de las desigualdades sociales.
Las mayores tasas de crecimiento urbano las ostentan en general los países en vías de desarrollo, que absorben una media de tres millones de nuevos residentes urbanos a la semana, advierte el estudio.
En este sentido, las ciudades asiáticas serán las que más crezcan en los próximos 40 años, llegando a albergar al 63% de la población mundial en 2050. Se espera que Tokio sea la mega ciudad más grande del mundo en 2025, y que ciudades como Mumbai, Delhi o Dhaka acaben superando a Ciudad de Méjico, Sao Paulo o Nueva York en cantidad de población.
Tendencia opuesta
Frente a toda esta avalancha urbana, el informe identifica sin embargo lo que podría ser la emergencia de una nueva tendencia en la población. Muchas ciudades del mundo comienzan a reducirse, señala el estudio. Se espera que la población de 46 países, entre los que se incluyen Alemania, Italia y Japón y la mayoría de los antiguos estados soviéticos, se reduzca en 2050 con respecto a la actualidad.
De hecho, en los últimos 30 años, cada vez más ciudades del mundo desarrollado se han empequeñecido en lugar de crecer. Es el caso de 49 ciudades del Reino Unido, entre ellas Liverpool, o de un centenar de ciudades de Rusia y de 39 ciudades de Estados Unidos. Las razones para este declive de algunas ciudades son mayormente económicas, pero hay otras: la calidad del aire y la contaminación.
En ciudades de países en vías de desarrollo se ha detectado el mismo fenómeno. Los análisis del crecimiento urbano en África entre 1990 y 2000 revelaron que 11 ciudades habían experimentado un declive de la población.
En este caso, las causas podrían ser las pérdidas humanas por guerras, desastres naturales o conflictos pero, también, podría estar apareciendo un nuevo patrón de migraciones de vuelta a las áreas rurales entre las poblaciones de estas áreas.
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