Los mensajes de móvil son la forma de comunicación más común entre los jóvenes de 18 a 21 años, por encima de las llamadas de teléfono móvil o el email. Sin embargo, tal vez escribir mensajes no resulte inocuo, y pueda repercutir en la salud de los usuarios, advierten los expertos.
Los especialistas en ergonomía comienzan a estudiar este problema. Es el caso de Judith Gold, una ergonomista de la Universidad de Temple, en Estados Unidos, que cree que podría existir el riesgo de que los jóvenes que abusan del envío de mensajes de móviles acaben lesionándose.
Según publica Eurekalert, Gold ha presentado los resultados de los estudios preliminares que a este respecto ha realizado junto con sus colaboradores, en el encuentro anual de la American Public Health Association.
Análisis hechos a estudiantes universitarios han revelado que, cuanto más utilizan éstos el móvil para mandar mensajes, más dolor presentan en el cuello y en los hombros, explica Gold.
Lesiones comunes
Por otro lado, la investigadora afirma que los síntomas registrados hasta ahora en los asiduos a la comunicación vía SMS son similares a los síntomas de las personas que trabajan en oficinas, la mayor parte del tiempo delante de un ordenador.
La postura en que se coloca el cuerpo a la hora de teclear en el pequeño teclado del teléfono es similar a la postura que se mantiene cuando se escribe con el teclado de un ordenador.
Por eso, aunque la comunicación vía SMS sea una tecnología nueva sobre la que aún no se ha investigado bastante, Gold afirma que existirían similitudes en la posición del cuerpo en ambos casos, y que las lesiones detectadas en los usuarios de ordenador serían semejantes a las de las personas que usan mucho los móviles para mandar mensajes.
Las lesiones corrientes en los individuos que trabajan a diario con el ordenador suelen ser el síndrome del túnel carpiano (que ocurre cuando el nervio mediano, que abarca desde el antebrazo hasta la mano, se presiona o se atrapa dentro del túnel carpiano, a nivel de la muñeca), la bursitis (inflamación de la bursa), y la tendinitis (inflamación de un tendón).
En el laboratorio de Judith Gold, ella y sus colaboradores están utilizando herramientas, como las cámaras infrarrojas, para estudiar la posición corporal en simulaciones de entornos laborales.
Dada la prevalencia del uso del teléfono para el envío de mensajes entre los jóvenes adultos, Gold quiere ahora profundizar en los efectos fisiológicos de esta forma de comunicación, para averiguar si pueden provocar daños a largo plazo.
Recomendaciones para evitar lesiones
Otra ergonomista llamada Ewa Gustafsson, de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, ha realizado un estudio a este respecto, a partir de cuyos resultados los científicos han podido dar algunas recomendaciones para evitar las lesiones derivadas del envío excesivo de mensajes por el móvil.
Según publicó en enero dicha universidad en un comunicado, el estudio de Gustaffson consistió en analizar los hábitos cotidianos del uso del teléfono móvil para enviar SMS en 56 jóvenes adultos.
La mitad de los participantes en la investigación afirmó que tenía problemas en el cuello, los brazos y las manos, mientras que la otra mitad no presentaba estos síntomas.
Para saber porqué existía esta diferencia, Gustafsson y sus colaboradores analizaron factores relacionados con la forma de usar el teléfono. Así, descubrieron que los individuos que sufrían lesiones en esas partes del cuerpo, cuando mandaban sus mensajes adquirían una postura encorvada lo que, según Gustafsson, hay que evitar, de igual modo que se debe evitar cuando escribimos con el teclado de un ordenador.
Por otro lado, los jóvenes con dolores en el cuello, el brazo o la mano tendían a usar sólo uno de sus pulgares al escribir, en lugar de utilizar los dos. Esto conlleva una sobrecarga en los dedos y en las extremidades.
A partir de los resultados obtenidos, Gustaffson y su equipo aconsejan que, para evitar lesionarse, a la hora de escribir SMS, al igual que a la hora de escribir en el ordenador, conviene no sentarse en la misma posición durante mucho tiempo, utilizar el respaldo de la silla, descansar el antebrazo apoyándolo sobre el escritorio o el muslo; utilizar ambos pulgares y no escribir muy rápido; y evitar encorvarse.
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