Los efectos de los cambios climáticos actuales en las aguas subterráneas de la mayoría de las regiones del mundo se manifestarán en el transcurso de los próximos 100 años. Las consecuencias afectarán a las generaciones posteriores.
A esta conclusión ha llegado un equipo de investigación internacional, incluidos los científicos del Centro Leibniz para la Investigación Marina Tropical (ZMT) en Bremen, Alemania). Los investigadores han determinado con qué rapidez reacciona el agua subterránea a los cambios climáticos.
El cambio climático y sus consecuencias inmediatas, ya perceptibles, como el derretimiento de los casquetes polares o el blanqueo de los corales, son frecuentemente el foco de atención del público. Hasta el momento, se ha prestado menos atención a un riesgo oculto en las profundidades del terreno. Las aguas subterráneas también se ven afectadas por el cambio climático.
Un proceso lento
El agua subterránea se alimenta principalmente de la lluvia que se filtra en el suelo y se almacena allí. Lentamente, a menudo solo a una velocidad de unos pocos metros por año, el agua fluye hacia arroyos, ríos, lagos o, directamente, hacia el mar.
Hay varios factores que influyen en las propiedades de estos sistemas de aguas subterráneas: la composición de la superficie terrestre, o la pendiente del terreno. Estos determinan con qué rapidez se intercambia el agua.
En este estudio, científicos europeos, norteamericanos y australianos compilaron conjuntos de datos globales sobre las características de los sistemas de agua subterránea. Utilizando modelos de simulación, calcularon los tiempos de respuesta de los sistemas a un aumento o reducción del suministro de agua, como se espera en el contexto del cambio climático.
El resultado fue que, en muchas áreas, el impacto del cambio climático en las aguas subterráneas solo se notará dentro de 100 años o más.
Dependiendo de su composición, un sistema de agua subterránea puede amortiguar las fluctuaciones en el suministro de agua en diversos grados. En regiones secas, el lapso de tiempo es particularmente largo. Allí, el nivel del agua subterránea es generalmente profundo en la tierra, el intercambio con la superficie terrestre es bajo.
«El problema radica en el largo tiempo de reacción de los sistemas de agua subterránea», explica Nils Moosdorf, geocientífico del ZMT y uno de los autores del estudio, en un comunicado. «Los sistemas de agua subterránea tienen una ‘memoria’ que puede convertirse en una bomba de tiempo ecológica. Lo que les sucede hoy proyecta su sombra hacia el futuro y afecta las condiciones de vida de nuestros bisnietos».
El agua subterránea es la mayor reserva de agua dulce de la Tierra y, de ella, más de dos mil millones de personas obtienen su agua potable. El cambio climático, la sobreexplotación y la creciente población mundial plantean grandes desafíos para la gestión sostenible de los recursos hídricos, especialmente en las regiones costeras. Los resultados del estudio son de gran importancia para los planes de gestión correspondientes.
Referencia
Global patterns and dynamics of climate-groundwater interactions. M.O. Cuthbert et al. Nature Climate Change, 21 January 2019. DOI: https://doi.org/10.1038/s41558-018-0386-4.
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