Los buenos olores ejercen una influencia de tal naturaleza que ayudan a combatir los dolores mientras que los perfumes alivian sólo el dolor de las mujeres y no el de los hombres, según una investigación de científicos canadienses que abre la vía a una nueva visión del dolor y de su tratamiento.
Serge Marchand y Pierre Arsenault, del departamento de ciencias de la Universidad de Quebec (Canadá) demostraron por vez primera la influencia de los olores en la percepción del dolor.
El informe sobre su investigación, que se realizó con 40 personas voluntarias, la mitad de ellas mujeres, se publica en la revista Physiology and Behavior, editada por la editorial Elsevier.
La gama de esencias ensayadas va del extracto de almendra y del extracto de vainilla al vinagre blanco, así como un antiséptico utilizado en odontología (zonalina), pasando por el aceite de masajes, las lociones para después del afeitado y otros productos de higiene.
Resultado sorprendente
Cada una de las personas determinó primeramente los aromas que encontraba agradables, su intensidad y el humor que asociaba a cada uno de ellos. Después, los voluntarios debieron hundir una mano en un recipiente con agua muy caliente (durante tres minutos a unos 46 o 48 grados centígrados) mientras aspiraba las esencias en cuestión, las más agradables, las menos agradables y las neutras, de tipo agua destilada).
Los voluntarios eran invitados a expresar su pena, minuciosamente evaluada y registrada por los científicos. El resultado fue que cuanto más agradables son los olores, mejor es el humor de las personas, de ambos sexos, mientas que los olores desagradables tienden a ponerlos malhumorados. En cambio, las fragancias deliciosas atenúan únicamente el dolor de las mujeres.
Los olores desagradables no parecen acentuar el dolor de manera significativa, lo que no impide interrogarse respecto a las repercusiones de los efluvios de desinfectantes para la moral de los pacientes hospitalizados.
El olor alteraría la percepción del dolor ligado al tacto. Los efectos de los olores sobre el dolor y el buen humor podrían depender de mecanismos diferentes, según los científicos, que consideran que el recurso a las técnicas de imaginería médica cerebral podría aclarar esta cuestión.
Más información:
Abstract del artículo en Physiology and Behavior
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